«Vote a favor de una Europa progresista», piden los sindicatos

En toda Europa, los trabajadores manifiestan su preocupación por las medidas de austeridad, los ataques contra los derechos laborales, el colapso climático, el nacionalismo y el aumento de la desigualdad, como recoge esta instantánea del pasado 26 de abril en Bruselas. (Mathilde Dorcadie)

por Luca Visentini.


Las próximas elecciones europeas se celebran en un momento crucial para Europa y para el movimiento sindical europeo.

De hecho, estas podrían ser las elecciones más importantes de nuestra generación, pues trazarán el rumbo que Europa seguirá en las próximas décadas. El resultado de las mismas determinará si la UE avanzará hacia una mayor cohesión e igualdad social, mejorando el bienestar de sus ciudadanos, o si empezará a desmoronarse bajo el peso de la xenofobia y los intereses nacionales.

¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la Unión Europea? Principalmente destacan: el impacto de la globalización desregularizada, la crisis económica y la austeridad; los cambios en el mercado económico y laboral debido al cambio climático, la digitalización y la automatización; los ataques contra los derechos sindicales y de los trabajadores; la creciente demanda de servicios esenciales, ya que la gente vive más años; el aumento de las desigualdades dentro y entre los países; y la migración, que suele generar discriminación y explotación.

Todos estos elementos culminan en el auge de los movimientos de la extrema derecha, nacionalistas y neofascistas que prometen soluciones sencillas pero falsas.

Estas fuerzas no solo suponen una amenaza para los derechos y valores sociales y humanos que constituyen la base de la UE, sino también para el futuro de la democracia en sí.

Durante casi siete décadas, la UE ha mantenido y desarrollado la paz, un modelo social basado en los derechos humanos, medioambientales, sociales y de los trabajadores y unas condiciones laborales y de vida justas. Sin embargo, nada de esto puede darse por sentado. Las enormes desigualdades existentes entre los pueblos, regiones y países de Europa, que se han visto agravadas desde la crisis financiera, han dejado profundas huellas y fomentado un ambiente de miedo y rabia en numerosos sectores de la sociedad.

Por tanto, instamos a todos nuestros miembros y a todos los ciudadanos a que acudan a las urnas a finales de este mes para votar a favor de candidatos que protejan y promuevan una Europa justa y democrática.

Políticas sindicales

Justo antes de las elecciones, entre el 21 y el 24 de mayo, la Confederación Europea de Sindicatos celebrará, como cada cuatro años, su Congreso en Viena. Los delegados sindicales que representan a 45 millones de trabajadores de 38 países europeos aprobarán un Programa de Acción que definirá unas sólidas políticas para el futuro de la economía, la sociedad y el mercado laboral europeos y que detallará las medidas necesarias para reforzar el papel que desempeñan los sindicatos.

Promoveremos una nueva política económica progresista y sostenible que incluya un sistema tributario justo; aumentos salariales y una convergencia al alza de los salarios entre los países y sectores; el empleo en puestos de trabajo de calidad; una fuerte protección social y unos sólidos servicios públicos; medidas para reforzar el diálogo social, la negociación colectiva y la participación de los trabajadores; una transición justa que apoye a los trabajadores para que se adapten a una economía más ecológica; una globalización y una industria justas y sostenibles; y una política humanitaria de migración y asilo.

La Comisión Europea se está esforzando para fomentar la recuperación económica y reducir el desempleo. Sin embargo, una gran parte de dicha reducción del desempleo se debe a un aumento de los falsos autónomos, los trabajos inseguros vía plataformas digitales y los contratos de cero horas, los empleos no voluntarios temporales o a jornada parcial y de otros puestos de trabajo precarios y mal pagados.

Por otra parte, la CES exige empleos de calidad que ofrezcan seguridad y protección social, igualdad salarial y el derecho a una representación sindical y a la negociación colectiva en todos los países y sectores y para todos los trabajadores.

Uno de los logros más notables durante el último mandato de la Comisión fue el Pilar Europeo de Derechos Sociales (PEDS), en cuya aprobación nos implicamos activamente. Aunque la versión final no fue tan ambiciosa como nos hubiera gustado, incluye 20 principios que abarcan desde la igualdad de oportunidades y el acceso al mercado laboral hasta unas condiciones laborales justas; y la protección e inclusión social.

Dicho pilar constituye un nuevo compromiso por parte de la Comisión con el objetivo de lograr una Europa más social y una sólida base para numerosas iniciativas legislativas de la UE en el ámbito social, incluidas la revisión de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores, las nuevas Directivas sobre las condiciones laborales transparentes y predecibles y sobre la conciliación laboral y familiar, así como una recomendación sobre el acceso universal a la seguridad social. Dichas iniciativas presentan importantes medidas de protección laboral, incluso para los trabajadores atípicos y los de las plataformas digitales.

Sin embargo, numerosos ámbitos de la política social siguen siendo la responsabilidad de los Estados miembros y el éxito del PEDS depende en gran medida de la voluntad de los gobiernos nacionales de aplicarlo. Por tanto, estamos trabajando con los afiliados nacionales para cabildear y supervisar las acciones de sus gobiernos, también mediante la promoción de un marcador social como parte del proceso semestral europeo de formulación de políticas económicas.

Una respuesta humanitaria

La situación de emergencia de los refugiados dista mucho de haberse resuelto y sigue siendo una mancha en el historial humanitario de Europa. La guerra en Siria fue el detonante que propició la crisis migratoria. Dicha crisis ha supuesto un desafío para la solidaridad europea. En muchos países, los movimientos nacionalistas y fascistas han aprovechado las dificultades económicas para culpar a las minorías y los migrantes de los problemas de Europa.

En toda Europa, los sindicatos están presionando para que las instituciones y gobiernos cumplan con el derecho internacional y asuman su cuota de responsabilidad con respecto a los refugiados. Como sindicatos podemos trabajar con los empleadores y las comunidades locales para integrar a los refugiados y solicitantes de protección internacional en los lugares de trabajo.

Asimismo, la CES insta a la UE y a los Estados miembros a que adopten una política europea más concreta y justa en relación con la migración económica, establezcan cauces legales para la entrada de los migrantes y fomenten una política de integración basada en el respeto a los derechos y en la igualdad de trato para los nacionales y los trabajadores migrantes. Debido al envejecimiento y disminución de su población activa, la UE debe encontrar el modo de recibir e integrar a los jóvenes trabajadores y permitirles desarrollar su potencial. La aprobación de los dos Pactos Mundiales de la ONU sobre Migración y Refugiados constituye un verdadero avance, pero como se trata de instrumentos no vinculantes se quedan bastante cortos.

La ola populista también influyó en los lamentables resultados del referéndum británico de junio de 2016 en el que se votó a favor de abandonar la UE. Junto a sus afiliados británicos e irlandeses, la CES se opuso al Brexit. Independientemente del resultado final, trabajaremos para proteger los derechos de los trabajadores en los 28 países implicados y para acabar con el dumping social.

El cambio climático sigue siendo uno de los mayores retos a los que se enfrentan Europa y el mundo entero. La CES se ha mostrado especialmente activa al exigir una transición justa para los trabajadores, sobre todo en las regiones en las que los puestos de trabajo dependen de industrias con unas elevadas emisiones de carbono. Necesitamos eurodiputados que sean aún más ambiciosos para reducir las emisiones de la UE y proteger a los trabajadores. Participando en la Plataforma europea entre las múltiples partes interesadas, estamos presionando a la UE para que aplique plenamente la Agenda 2030 de las Naciones Unidas relacionada con los objetivos de desarrollo sostenible.

Organización contra la desigualdad

Las investigaciones demuestran que el debilitamiento de las fuerzas sindicales aumenta la desigualdad. La negociación colectiva tiene como resultado un aumento de los salarios, pero la proporción de trabajadores amparados por los convenios colectivos ha disminuido en 19 países de la UE desde 2008-2009. Por tanto, no es de extrañar que el aumento de la productividad no se traduzca en aumentos salariales.

En 2015, la Comisión Juncker prometió un ‘nuevo punto de partida para el diálogo social’, pero construir o reconstruir la capacidad para el diálogo social en muchos Estados miembros requiere una ingente cantidad de trabajo. Los próximos líderes de la UE deben convertir este objetivo en su máxima prioridad. La CES presentará una importante iniciativa y analizará las posibilidades de una nueva Directiva Marco para fomentar la negociación colectiva. Este debería ser uno de los buques insignia del próximo mandato de la UE.

Una mayor democracia y participación en el lugar de trabajo no son solo cuestiones sobre derechos humanos o salarios más altos. También logran que la gente sea más activa en la sociedad en su totalidad; y aportan ventajas económicas, como una mayor productividad e innovación.

Por tanto, otra de las prioridades de la CES durante los próximos cuatro años será la reforma de la legislación europea sobre información y consultas, así como la representación a nivel del consejo y los comités de empresa europeos, con el objetivo de aumentar la participación de los trabajadores en el lugar de trabajo y en los cambios y la reestructuración de la economía.

Aunque nuestro principal objetivo son las políticas europeas, la CES también coopera con la Confederación Sindical Internacional (CSI) para promover un desarrollo mundial justo y sostenible, así como la paz y la democracia, la solidaridad y el respeto por los derechos humanos en todo el mundo, principalmente mediante las políticas comerciales y exteriores de la UE.

Seguiremos presionando para que los acuerdos comerciales de la UE incluyan cláusulas vinculantes y exigibles sobre los derechos laborales y para que las instituciones de la UE garanticen dichos derechos al trabajar con terceros países. Asimismo, apoyaremos la libertad de asociación y la negociación colectiva para los sindicatos en los países vecinos y miembros de la UE y en el resto del mundo.

La CES quiere motivar a los europeos con una nueva visión de una sociedad justa y sostenible basada en la unidad, la cooperación, la integración y la solidaridad, detallada en nuestro Programa de Acción para 2019-2023 que se aprobará en Viena. El antiguo contrato social está roto. Trabajaremos y negociaremos con las autoridades y los empleadores europeos y nacionales con el objetivo de lograr un nuevo contrato social para Europa que incluya un Protocolo de Progreso Social que priorice los derechos sociales, sindicales y de los trabajadores, los cuales se incluirán en los Tratados y se aplicarán mediante la legislación y las políticas de la UE.


Luca Visentini es Secretario General de la Confederación Europea de Sindicatos (CES).


Twitter : @VisentiniLuca
Este artículo ha sido traducido del inglés por 
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Revista onubense de actualidad, cultura y debate, editada por AC LAMDO, entidad sin ánimo de lucro inscrita en el Registro de Asociaciones de Andalucía con el número 4318 de la Sección 1. - Director: Perico Echevarría - © Copyright LAMDO 2017 / ISSN 2603-817X

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