Bravo por la Aepect

Hacía un par de años más o menos que no realizaba ningún curso de Formación, y esta vez me inscribí en un curso: FACTORES IMPLICADOS EN LA DISTRIBUCIÓN DE LA VEGETACIÓN MEDITERRÁNEA, organizado por la AEPECT (¡GRACIAS PEPA!). Y me dirán qué hace un profesor de Secundaria (casi no de Bachillerato), géologo, en un curso de Botánica. Ni yo mismo lo sé…

Aunque mis expectativas eran moderadas a priori subieron como la espuma cuando me encontré a varios compañeros que no veía hace años (en Huelva todos los profesores de una misma asignatura nos conocemos).

Creemos que lo sabemos todo, y lo que tenemos más cerca ni lo conocemos.

Una vez que entramos en materia se me abrieron los ojos, o más bien las pupilas, para observar y comprender lo que nos mostraba la provincia onubense, al hablar de una parte de la flora y de los paisajes geomorfológicos. Sin los dos magníficos ponentes del Curso (Pablo y Antonio) habría sido como un curso más, pero la magia llegó con la unión entre ciencia y humanidad.

Un colectivo de compañeros, la mayoría profesores, pero no todxs, han hecho que pasemos dos jornadas intensas, observando y entendiendo una pequeña parte de los ambientes onubenses transitando desde la morfología hasta la botánica y viceversa.

Empezamos por la zona de Hinojos abordando el bosque mediterráneo, en una primavera que trata de abrirse paso después de un invierno muy cálido (¿Cambio Climático?); continuamos por el paraje natural de Las Marismas del Odiel y terminamos en Los enebrales de Punta Umbría. Llevo toda mi vida en Huelva y hoy he aprendido mucho de ella. Aparte de cuestiones botánicas y morfológicas hemos intercalado anécdotas y contacto humano, ese que nos falta en la ciudad donde se vive a otro ritmo.

El tiempo atmosférico no prometía mucho pero tuvimos la suerte necesaria para que la lluvia (hoy tan importante) no impidiera nuestra actividad.

Ya después del primer día observé que este curso o actividad era distinto; practico a la par que intenso. Humano y científico.

Yo, y es una opinión personal, cada vez aguanto menos aquellos cursos donde nos imparten teoría por un tubo que me sale igual que me entra; la naturaleza es otra cosa.

El segundo día me animé más. Uno miraba al cielo y las nubes cubrían el horizonte pero no importaba; ahí estábamos un grupo de docentes e investigadores (siento el orden) unos aprendiendo y los otros haciendo más asequible la Ciencia, esa Ciencia que malvive con ínfimos presupuestos y que sólo se mantiene por aquellos científicos a los que les gusta su profesión.

El itinerario empezó por la Laguna del Jaral aunque antes habíamos observado ese pinar quemado hace un par de años donde parece ser que intervinieron unas anomalías climáticas, para terminar en la duna del Asperillo. Uno se pregunta cómo es posible encontrar un ambiente de este calibre en Huelva. Pues sí, Huelva es rica desde el punto de vista Biológico y Geológico. El sendero nos llevó a contemplar un paisaje extraordinario donde fuimos saludados por algunas gotas de agua y por unos aficionados al parapente.

Hacia mediodía partimos hacia El palacio del Acebrón, próximo a Doñana-Parque Natural. La lluvia se volvió más intensa pero decidimos terminar por hacer un recorrido por un bosque galería, creo que se dice así, culminando el viaje en El Roció, observando la fauna de la marisma, al amparo de buena compañía y una taza de café.

No voy a dedicarme aquí a nombrar plantas o a hacer interpretaciones geo-morfológicas sino a VALORAR la relación del Hombre con la Ciencia y con la Naturaleza. Esa naturaleza que es víctima de un Cambio Climático acelerado que nos acecha, pero que al mismo tiempo es el pulmón de la Tierra.

No quiero terminar sin agradecer a los organizadores y a los ponentes, así como al conductor del autobus, y por supuesto a los compañer@s una experiencia tan interesante a la par que gratificante.

¡Que se repita!