¿Cambiarán Facebook y Libra las reglas de la economía?

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Luis Garvía Vega

Libra es la criptomoneda que Facebook ha anunciado tendrá operativa a partir del 2020. El trabajo se está realizando desde un consorcio denominado también Libra del que forman parte 28 multinacionales, entre las que destacan Visa, MasterCard, Paypal, Vodafone, Uber o Coinbase. La noticia ha provocado la reacción de diferentes reguladores anunciando que controlarán de cerca la iniciativa. La información que se tiene de momento ha sido suministrada por el consorcio, el proyecto está en desarrollo y quedan todavía muchas incógnitas por despejar.

 

Facebook ha demostrado a lo largo de su historia, especialmente durante estos últimos años, una gran capacidad de adaptación y aprendizaje. Ha tenido múltiples escándalos, asociados con la protección de datos, con las noticias falsas o con perfiles falsos, y de cada uno ha ido saliendo reforzado. En 2011 compró Instagram por 1.000 millones de dólares y en 2014 Whatsapp por 21.800 millones, superando en 2019 los 1.560 millones de usuarios diarios.

La competencia china de Whatsapp, WeChat, ha superado en 2019 los 1.000 millones de usuarios y permite realizar pagos y enviar dinero entre contactos desde hace años, con gran éxito. Ni Facebook ni occidente pueden quedarse atrás en esta carrera. Poder tener dinero y transferirlo mediante aplicaciones de mensajería supone un importante ahorro de tiempo y de costes por comisiones para los usuarios del servicio. Adicionalmente, puede dotar de infraestructura financiera a aquel que no la tenga, y aquí es donde Facebook parece que está decidido a hacer su gran apuesta.

Tecnología y pobreza

En apenas 20 años, las zonas más pobres del planeta han pasado de no tener infraestructura telefónica a tener una red de móviles que pueden comunicarse por Internet a través de aplicaciones como Whatsapp. La evolución tecnológica de las comunicaciones ha saltado en estos sitios de cero a Internet habiéndose saltado las redes de cable, las compañías de teléfono fijo y las operadoras móviles.

Adicionalmente, según el Banco Mundial, 1.700 millones de personas adultas no tenían cuenta corriente en el año 2017. La propuesta de Facebook es dar acceso a todas estas personas a un sistema financiero. Probablemente, tampoco esté despreciando como público objetivo a los jóvenes o a los delincuentes que, aunque por diferentes motivos, también tendrán fuertes incentivos a usar un sistema financiero paralelo.

Todo lo anterior está muy bien, pero está en un plano teórico-ideológico. De la teoría a la práctica hay una gran distancia que la tecnología va a ser capaz de recorrer en poco tiempo. Aun así, tratar de pronosticar cómo se va a realizar este recorrido está dentro de la economía ficción. Pensar que Facebook va a ser el catalizador de este proceso es un buen propósito, y también un brindis al sol. De momento hay una declaración de intenciones y un grupo de empresas que forman parte del consorcio.

En cualquier caso, hay gran incertidumbre, nadie sabe lo que va a pasar, y esto determina las posiciones estratégicas que están tomando los diferentes participantes en el juego. Por un lado, hay que protegerse de las posibles amenazas: pérdida de cuota de mercado, posibles competidores o aparición de nuevos productos o servicios. En paralelo, hay que estar en posición de poder aprovechar con rapidez las oportunidades que vayan surgiendo. En este sentido, para Visa, Mastercard o Paypal formar parte del consorcio Libra tiene un componente más defensivo que proactivo.

Aunque no tengan un especial interés en que triunfe un servicio de pagos alternativo al que ellos ofrecen, formar parte del consorcio les permite disponer de información de primera mano. En el caso de que triunfe Libra o algún servicio similar, además, podrán responder con rapidez o incluso podrán aportar su propia infraestructura.

‘Stable coin’

Desde un punto de vista regulatorio, todo parece indicar que la criptodivisa caerá por analogía dentro del marco regulatorio de las “entidades de dinero electrónico”, que pueden crear dinero en unas condiciones determinadas, pero no pueden ni recoger depósitos en dinero tradicional o participar en la política monetaria concediendo crédito como si hacen los bancos.

Desde un punto de vista regulatorio están localizados en Suiza, pero también pretenden ser internacionales.

Desde un punto de vista regulatorio el futuro cercano del proyecto promete dar mucho juego a los analistas, y dolores de cabeza a los supervisores.

Técnicamente la propuesta habla también de blockchain y de algoritmos. Todo parece indicar que, si se repite tres veces la palabra blockchain, alternándola con dos repeticiones de la palabra algoritmo se está en condiciones de acabar con la pobreza en el mundo, y lograr el fin de los grandes monopolios.

El tiempo decidirá si Facebook está invocando un inmenso poder, capaz de acabar en primer lugar con el propio Facebook, o estamos simplemente ante un paso más en el imparable avance de Internet.


Luis Garvía Vega, Profesor de finanzas en ICADE Business School, Universidad Pontificia Comillas 

Este artículo fue publicado originalmente en


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