Cavernas de Tailandia

por Javier Polo Brazo. 

Un inoportuno golpe de calor me dejó vencido en mi hotel de Bangkok y con un amargo sabor de boca ya que, además de la enfermedad en sí, la dolencia me impidió conocer el proyecto que una ONG dedicada a la construcción y a la arquitectura: Estudio Cavernas, liderada por dos jóvenes arquitectos españoles, realiza en Mae Sot; en la frontera entre Tailandia y Myanmar. Como no es un lugar que uno frecuente a menudo se torna difícil volver a tener la oportunidad; no obstante no desisto en acercarme por allí si en otro momento los trayectos y los senderos vuelven a coincidir en mi agenda.

¿Por qué ese interés? Bueno, además de que la cabra nunca deja de tirar al monte –entendiendo por cabra a un servidor y por monte los proyectos de cooperación internacional- este caso concreto es de los que merecen la pena ser conocidos.

Yago y Juan, que así se llaman estos arquitectos, colaboran en la construcción de instalaciones para la comunidad Karen, que es una etnia de la vecina Birmania enfrentada históricamente  al gobierno de Myanmar y que se ha asentado en esta zona de Tailandia. Se calcula en unos 400.000 el número de karens exiliados que viven en este país del sudeste asiático.

Como digo, estos arquitectos y su organización están ayudando a construir diversas instalaciones, entre las que destaca un alojamiento para jóvenes emigrantes de esta minoría birmana. Lo que más llama la atención de este proyecto es que se realiza con la participación y la involucración de la comunidad, a la que previamente se le ha preguntado por sus necesidades y sobre las características de las construcciones en esa región. Los materiales que se utilizan son exclusivamente locales y sostenibles; en muchos casos son además reciclados. Con todo ello se hace partícipes a todos del proyecto a la vez que se les forma en las técnicas de construcción con lo que ganan en autonomía, no necesitando en el futuro de nueva ayuda internacional para mantener o ampliar el proyecto.

Si recorremos la geografía mundial nos encontraremos con un buen rosario de proyectos similares realizados, con recursos propios, por entidades muy pequeñas y liderados por desconocidos compatriotas nuestros. Tampoco reciben mayor interés de las autoridades españolas, más allá de las obligadas atenciones consulares, ya que la agenda de los organismos de cooperación internacional se gestionan normalmente desde afinidades y urgencias políticas, sin tener un conocimiento real y sobre el terreno de lo que realmente se necesita.

Es gratificante saber que existen personas dispuestas a mejorar las condiciones de vida del planeta, desde cualquier rincón del mundo y junto a los más necesitados. En la medida de mis posibilidades contribuiré a difundir estas iniciativas y espero poder acudir, más temprano que tarde, a mi aplazada cita en Indochina.

Javier Polo Brazo, director de Las Altas Aceras y otras producciones audiovisuales es columnista habitual de La Mar de Onuba y colabora también con otros medios como Iris Press Magazine o Diario Progresista.
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1 Comentario

  1. Javier,

    ¡Muchas gracias por acercarnos a esta realidad tan distante y lejana a nuestras latitudes! El proyecto suena interesantísimo y realmente apetece visitarlo o apoyarlo.

    Saludos,

    Fernando

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