CLARA CAMPOAMOR, LA GRAN LUCHADORA POR EL SUFRAGO UNIVERSAL EN ESPAÑA

Homenaje a Clara Campoamor en el estabilizador vertical de un Boeing 737-800 de la aerolínea Norwegian Air Shuttle.

“Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras.”

Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, 12 de febrero de 1888 – Lausana, 30 de abril de 1972) fue una escritora, política y defensora de los derechos de la mujer española. Creó la Unión Republicana Femenina y fue una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933. Tuvo que huir de España a causa de la guerra civil. Murió exiliada en Suiza.

En 1898, con diez años de edad, la muerte de su padre llevó a Clara a dejar sus primeros estudios para colaborar en la economía familiar. Trabajó como modista, dependienta de comercio y telefonista, y en las oposiciones de junio de 1909 consiguió plaza como auxiliar femenino de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años). En 1914, ganó con el primer puesto por oposición, una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, lo que le permitió regresar a Madrid, donde fue destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas. Durante los años siguientes alternó este trabajo con los de traductora de francés, auxiliar mecanógrafa en el Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y secretaria de Salvador Cánovas Cervantes, director del periódico conservador, maurista, La Tribuna, trabajo que le llevó a interesarse por la política y a publicar algún artículo.

En 1920 inició sus estudios de bachiller, consiguiendo el título el 21 de marzo de 1923 y matriculándose luego en la Facultad de Derecho, por la que se licenció el 19 de diciembre de 1924. Mientras tanto, había ido participando en algunas asociaciones e impartiendo varias conferencias. Con 36 años, se convirtió en una de las pocas abogadas españolas de la época, y pasó a ejercer su profesión. En 1925 se convirtió en la segunda mujer en incorporarse al Colegio de Abogados de Madrid, un mes después que Victoria Kent.
Algunas fuentes deducen que sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercaron al PSOE, que en ese periodo escribiría el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca llegaría a afiliarse a dicho partido, ni aceptó la colaboración de los socialistas con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Sí perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después. Clara y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, propusieron —sin éxito y probable motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar— que dicha Agrupación se desmarcara de la dictadura.

Clara Campoamor mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política. Trabajó con Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Sin embargo, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux.
Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre los que se encontraba su hermano Ignacio.

El sufragio femenino 

Tras proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 1931 (entonces las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado éste «republicano, liberal, laico y democrático», constantes de su propio ideario político.

Durante el periodo de las Cortes Constituyentes de 1931 formó parte del equipo que elaboró el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por 21 diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes de España.

La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora, y en consecuencia, la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra. Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido Socialista —con algunas excepciones importantes como la de Indalecio Prieto—, buena parte de la derecha, casi todos los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y pequeños grupos republicanos como los progresistas y la Agrupación de Defensa de la República. En contra se posicionaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y, lo que más pudo contrariar a Clara, el propio Partido Radical salvo otros cuatro compañeros.

Ni ella ni Victoria Kent consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934, Clara Campoamor abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Fue entonces cuando escribió y publicó —en mayo de 1935— Mi pecado mortal. El voto femenino y yo (Talleres Gráficos Fanetti & Gasperini de Buenos Aires, reeditado en 1983 por el Instituto de publicidad Navales. Libro escrito conjuntamente con el diputado republicano Federico Fernández de Castillejo, también exiliado), todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias, al que pertenece la cita que encabeza este artículo.

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Clara Campoamor: la mujer olvidada

En el año 1931, en España se proclama la Segunda República. En este contexto, las mujeres son elegibles pero no pueden votar. Clara Campoamor y Victoria Kent son las primeras mujeres diputadas que pisan las cortes y se plantean muy firmemente luchar por los derechos de la mujer. Clara Campoamor sabe que eso pasa por una primera y gran conquista: el voto femenino. A partir de este momento, su lucha no es nada fácil…Con el advenimiento de la República (1931), Clara Campoamor ingresó en la Logia “Reivindicación” en Madrid, perteneciente al Grande Oriente Español, informa El Masón Aprendiz, que recomienda ver de nuevo en internet la película “Clara Campoamor, la mujer olvidada” (Laura Mañá, 2012), bajo este dato olvidado u obviado de su biografía. La Guerra Civil Española se inició en 1936. En 1937, tras recibir varias amenazas de muerte, Clara Campoamor, se exilió en Suiza; la guerra concluyó en 1939. En 1951, Clara Campoamor, solicitó a las autoridades franquistas poder volver a España; fue entonces cuando se enteró de que estaba “procesada por pertenencia a la Masonería”, pero se le concedía “permiso de regreso” a cambio de la denuncia de sus masones conocidos… o cumplir doce años de cárcel. Clara Campoamor nunca regresó a España. Falleció en Lausana en abril de 1972 a la edad de 84 años. El dictador Franco la sobrevivió tres años.

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