¿Cómo (sobre)viviremos en 2030?

Evgeny Ostroushko / Shutterstock

por Santiago Cambero Rivero y Jorge Rafael González Teodoro, Universidad de Extremadura.


Julio Verne está considerado como uno de los padres de la literatura de ciencia ficción por sus descripciones futurísticas de inventos en nuevos tiempos. Aquellas profecías fueron más optimistas tecnológicamente hablando que cuando llegamos a dichas épocas. Le pasó a él y a la mayoría de quienes convivimos en tiempos postmodernos cuando hacemos cualquier tipo de predicción. A pesar de ello, quisiéramos compartir el siguiente ejercicio del futurible para el año 2030, que coincide con el año fijado por la ONU para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Teletrabajo solitario

No existen las mega-construcciones que se imaginaban a finales del siglo XX. No hay trenes de levitación magnética, ni torres magnánimas en el horizonte, solo hay uno de esos trenes en pruebas en el sur de la Península Ibérica y las torres siguen estando en Hong Konk. Eso sí, el cielo está repleto de drones que zumbean a nuestro alrededor. Supuestamente, estos robots voladores producen un impacto medioambiental para las aves migratorias; aunque son bastantes útiles para evitar fuegos forestales.

En el ámbito digital y computacional, hemos entrado en otra era, la mayoría de los ordenadores funcionan de manera táctil o mediante comandos de voz y ya no existen teclados físicos. Esta revolución conjugada con otros factores de ahorro económico ha producido que la mayoría de la población activa tenga un teletrabajo, y la otra restante viva en las propias instalaciones de la compañía conjugando lo que se denomina un eco-ambiente. Socialmente, ha producido que la población activa esté más conectada a la red que nunca antes, pero habituándose a la soledad real.

El 80% de los vehículos son eléctricos, y el GPS está integrado con una conducción automática, algo muy útil para transportistas o conductores habituales. Los accidentes de carretera están bajo mínimos históricos y hoy se contemplan como parte de la vieja historia postfordista.

Otro aspecto que ha cambiado en nuestras vidas cotidianas, desde 2019, es la inexistencia de plásticos tras haberse reducido drásticamente su volumen de producción. Las islas de basuras contaminantes en nuestros oceános de plástico son experiencias del pasado más desastroso. El agua ya no se embotella, se compra en tetrabriks de cartón, además de otros materiales ecofriendly más duraderos, saludables y naturales.

Estatus de refugiados

Los acogidos son ahora refugiados climáticos, dado que los oasis en la región de Draa al sur de Marruecos ya no existen, y no hay barrera natural para impedir el crecimiento del Sahara. Estas personas no vienen a Europa buscando trabajo y prosperidad para sus familias, sino un lugar donde sobrevivir ante las inclemencias meteorológicas en sus países de origen.

El sur de España empieza también a ser un desierto, así que nos tocará también ser refugiados cuando seamos algo mayores. La movilidad humana ha sido una constante desde hace siglos pero el calentamiento global, la sostenibilidad agrícola y la degradación del suelo, unidos a los índices de pobreza global y los problemas de gobernabilidad, provocan una migración forzosa.

Pobreza energética

El desempleo está en cifras similares a las de 2011. La humanidad desconoce la energía que utilizaremos como energía primaria, la energía de fusión queda lejos todavía y las centrales nucleares se cierran, mientras la mareomotriz puede ser el futuro a corto plazo debido a la mejora de la eficiencia en su electrónica. A pesar de esta transición energética inconclusa, aún tenemos debates político-técnicos sobre cuál será la más sostenible y con menor impacto medioambiental. Al menos las centrales de carbón ya no existen y su huella es historia postindustrial.

Cambio ético

El sobre-envejecimiento demográfico obliga a las personas en edades avanzadas a pernoctar en antiguos cuarteles militares. Cada vez son más, y ya era un desafío a principios del siglo XXI. Actualmente la mitad de las ONG en España están dedicadas a la lucha contra la pandemia de su soledad mediante ApS.

Hay 25 conflictos armados y 8 guerras abiertas por recursos naturales. También los radicalismos han florecido en la sociedad, y la percepción del bien y del mal ya no está tan definida como en la época de Kant. Los youtuberos son los filósofos de antaño.

Los avances tecnológicos desafían a la ética y los cambios se suceden con celeridad. La replicación genética humana ya no está prohibida para salvar vidas, y el matrimonio civil entre más de dos personas está permitido en los países más liberales de Europa. Desde el siglo XV, la tecnología ha dado un empujón a la moralidad, y en estos años, la modifica por momentos.

Cambios sociales por el clima

Ya no se habla del cambio climático, se debate sobre cómo evitar el parón de la corriente del Golfo. El clima es cada vez más impredecible y no existen estaciones claras. Las políticas climáticas ocupan más del 50% del debate social actualmente. Cada mes se reúnen en la ONU para paliar (no salvar) la situación. La sociedad está polarizada y prácticamente cada tema es un tabú en una conversación distinta. Hay protestas mayoritarias cada día, pero no somos capaces de dar nuestra opinión en una conversación personal entre amigos.

La tecnología es el impulsor del cambio de la sociedad, pero también el factor humano ha llevado al planeta a una situación límite. No hay cambio social sin una revolución. Como diría Bowie: “We can be heroes just for one day”. Ójala ese héroe o heroína seamos nosotros/as para liderar esa revolución pacífica que nos lleve a 2030 con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Vídeo oficial de Heroes por David Bowie.

Las personas, por su capacidad de sacrificio y resiliencia, con un cambio de mentalidad que provoque espacios que potencien la huella generacional que permita la transferencia de conocimientos y habilidades entre personas de distintas épocas, serán los héroes. Aquel pasado que era presente, ahora es futuro, y debemos estar preparados para afrontarlo como héroes con conciencia medioambiental. Aprovechemos el talento compartido para asegurarnos un mejor vivir en 2030.


Santiago Cambero Rivero, Profesor de Sociología, Universidad de Extremadura.Doctor en Sociología (Universidad de Extremadura, 2015). - Licenciado en Derecho (UNED, 1993) y en CC. Políticas y Sociología (UNED, 1999). Máster en Dirección y Gestión de ENL (UOC, 2017). Máster en Gerontología Social (Universidad de Barcelona, 2012). Miembro del grupo de investigación “Análisis de la Realidad Social” (Universidad de Extremadura), delegación en Extremadura del Colegio de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología, Federación España de Sociología (FES) y European Network in Aging Studies (ENAS).

Jorge Rafael González Teodoro, Doctorando en el departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de Extremadura, Universidad de Extremadura.
Este artículo fue publicado originalmente en 

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