#Cuéntalo, un proyecto que habla de agresiones sexuales

A lo largo de varios días en abril del año en curso fue difundida en la red social #Twitter una etiqueta denominada #Cuéntalo con la que cerca de 790.000 mujeres pudieron contar y compartir sus historias de agresiones sexuales en la red.

Todo empezó cuando dictaron sentencia por el caso de La Manada y el país se llenó de testimonios de mujeres que habían pasado por lo mismo. Fue gracias a la colega, Cristina Fallarás quien lanzó la campaña para que muchas mujeres pudieran denunciar otros casos de violaciones, agresiones y acoso que habían sufrido a lo largo de su vida. Un documento histórico que compone la memoria colectiva de la violencia machista narrada en palabras de las propias mujeres.

Ahora, varios meses después, un equipo de expertos de distintas disciplinas los ha catalogado y clasificado los cerca de tres millones de tuits publicados a lo largo de quince días. 13 gigabytes de información, datos, metadatos y el nombre y localización de las usuarias que denunciaron en tiempo y forma lo que les sucedió. Esto ha supuesto que hoy exista una página web llamada proyectocuentalo.org en donde se da constancia de los asesinatos, violaciones y otros hechos que han tenido lugar en España y nunca han sido contados por las protagonistas, por miedo, por terror, por el qué dirán, por tantas causas que hoy ni siquiera se podrían reconocer.

La realidad plasmada justifica que las agresiones y las formas de acoso están normalizadas en determinados entornos. Las mujeres nunca contaron qué les había pasado porque lo consideraban normal; eran culpables, se lo habían buscado. Tantas situaciones que han hecho que muchas crezcan con ese sentimiento y ese dolor guardado a lo largo de décadas.

Gracias a Twitter las mujeres han podido servirse del anonimato bajo un perfil en donde han podido decir la verdad, han podido alzar la voz o quizá han leído que su caso es uno de tantos. Algunas, solo el 3 % publicaron respuestas a los relatos que desacreditaban a las víctimas y tachaban sus narraciones de falsas, pero el proyecto sigue en pie y quieren sus organizadores que encontrarán un espacio seguro en donde poder volcar su historia; una liberación que años o décadas más tarde, seguro que le ayudará a descansar mejor y a sentirse parte de la historia de muchas otras mujeres que callaron ante una agresión.

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