De la tercera carta a mi hija Sara

por José Luis Pedreira Massa


Queridísima Sara:
Pocas veces un tema tan aparentemente reiterado, representa una presencia potente de tanta actualidad, con una mezcla de sensaciones y emociones. Hay rabia, pena, dolor, asco, dolor, impotencia, dolor, sorpresa, dolor, rechazo, dolor, dolor…mucho dolor.
Cuando oigo o veo estás noticias de acciones realizadas por miserables y cobardes machirulos, entonces me reafirmo más y con mucha potencia: cuando salgas de noche y quieras volver a casa, llama por teléfono, envía un mensaje y, sea la hora que sea, te voy a buscar.
Verás Sara, Laura ni siquiera se fue de fiesta, solamente fue a correr.  Laura no salió de noche. Ni eran altas horas de la noche, era por la tarde. Laura no iba borracha, salvo la borrachera de salud del cansancio por la carrera. Laura no iba con un traje provocativo, sino que llevaba ropa de deporte. Laura no iba de ligue ni de seducción, iba sola consigo misma como ratos otros días. Laura no se fue a lugares extraños, lejanos o de riesgo, corría alrededor de su domicilio. Laura no conocía al tipejo, el asesino afectaba tu presencia sin que lo supieras.
Laura había llegado de las rudas tierras zamoranas y pretendía trabajar con los niños y niñas, era maestra, que bello nombre para una profesión. Así seguro que les enseñaría la igualdad de las personas. El respeto mutuo que supone crecer y aprender. Seguro que trabajaría los contenidos de compromiso de solidaridad que Laura había hecho en un cartel para el pasado 8 de marzo, seguro que recuerdas vuestra movilización de mujeres y que algunos hombres nos sumamos con convicción.
Todos, todas y todes sabíamos que aún había mucho por hacer, pero esa movilización era un punto de inflexión, lo creímos así. Luego llegaron algunas noticias alarmantes de machismos feroces con Trump en USA, otros desde Italia o Brasil. Se hablaba de forma descarada de «ideología de género», se hablaba de los hombres maltratados… Parecía que todo era de fuera, cuando en Andalucía creció el monstruo del machismo más rancio y duro y se colocaron en situación de eliminar todo lo conseguido por las mujeres en su lucha por romper el techo de cristal.
Ha sido como una premonición y en Andalucía Laura ha sido asesinada, vilmente, por un machirulo. Ahora los que pretenden eliminar leyes de igualdad dicen que es por la existencia de legislaciones democráticas y constitucionales, hablan de la necesidad de imponer condenas permanentes revisable, siempre usando el dolor de las familias, de las víctimas, en beneficio político propio. En vez de potenciar la prevención, la educación, el respeto igualitario entonces claman por la segregación y la anulación de toda legislación igualitaria y con perfil de género.
Mientras te escribo, Sara, se me escapan lágrimas y se me nubla la vista. No, no me avergüenzo porque los hombres también lloramos porque nos emocionamos de rabia, de pena y de dolor, de impotencia y de dolor. Soy padre de dos mujeres, tengo muchas amigas con quien comparto aficiones, tiempo e ilusiones, no puedo ni imaginarme que estén en peligro por la presencia de insensatos asesinos y de fascistas que eliminan su protección en sus programas. No me lo imaginaba, sin embargo está aquí presente y amenazante por machirulos voxiferantes.
Sara, tengo el corazón desgarrado de rabia  pena y dolor, de impotencia y dolor. Seguiré pensando en ir a buscarte, no para vigilar o invadir, sino como protección real para tí y tus amigas. Para el resto de las mujeres… esta es mi mano, este mi brazo y si se sienten amenazadas por algún machirulo, que se cojan a mí, algo podremos hacer.
Te quiero mucho. Tu padre.


José Luis Pedreira Massa, colaborador habitual de La Mar de Onuba, es psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia y  profesor de Psicopatología, Grado Criminología en la UNED.
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