Diez temporeras marroquíes confinadas en una finca de Lepe tras detectarse un caso de covid-19

La trabajadora diagnosticada, que padece diabetes y requiere inyecciones diarias de insulina, denuncia que no le han facilitado la medicación, alimentos, sábanas o mantas.

La empresa niega que haya trabajadoras pasando “ningún tipo de penalidades” en la finca, qu emplea a más de quinientas personas.

Masía Ciscar asegura haber activado «todos los protocolos anticovid» y notificado la situación a «todos los organismo oficiales».

por Perico Echevarría
  • A., jornalera agrícola de origen marroquí, fue diagnosticada este lunes de Covid-19 en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, tras sentirse indispuesta durante su jornada laboral en la finca de la empresa Masía Ciscar en Lepe, en la que trabaja desde el pasado mes de enero. Después de tres años de estancia irregular en España, la empresa les ha hecho, a ella y otras nueve mujeres de su mismo origen y situación, un “contrato de arraigo”, una modalidad que permite la inserción laboral de los trabajadores “sin papeles”, imprescindible para obtener el permiso de residencia y trabajo permanente. Reside en la misma finca en la que trabaja. Desde que fue diagnosticada permanece aislada en la vivienda número 44. Las otras nueves compañeras, que compartían alojamiento con ella, también han sido aisladas en la misma finca, cumpliendo los protocolos de cuarentena para casos de contactos cercanos con personas infectadas por el coronavirus.

Este martes, a través de un conocido de su país residente en Lepe que le ayuda como intérprete, A. contactó con el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) para solicitar ayuda. Refería llevar dos días sin comer y carecer de la insulina que necesita. Se quejaba de no tener sábanas, mantas y otros utensilios domésticos en el lugar donde permanece confinada. También aseguraba que la enfermedad le fue notificada por la propia  empresa y que no le han dado ningún documento ni información sobre el tratamiento a seguir, o indicaciones por su condición de diabética medicada.  A. no quiere crear problemas a la empresa, a las que está muy agradecida por el contrato de un año que le permitirá regularizar su estancia en España, pero teme por su insulina diaria, que ayer no había tomado, y ha pasado hambre y frío por la noche en la vivienda 44 sin que nadie hubiera ido a interesarse por su situación. José Antonio Brazo Regalado, delegado del SAT en Huelva, asegura haber escuchado que la mujer lloraba contando su estado en una llamada a tres con el intérprete. Y que el hijo de A. ha expresado preocupación desde Marruecos por la situación de su madre y también ha pedido ayuda para ella. Brazo intentó contactar ayer con la empresa, pero no logró más que la confirmación del diagnóstico de covid-19.

  • A las seis de la tarde, La Mar de Onuba logró contactar con Isabel Vázquez, Directora de Recursos Humanos de Masía Ciscar. Vázquez confirmó a esta revista el aislamiento, individual, de la trabajadora diagnosticada de la enfermedad, y, en grupo, de las otras nueve temporeras que han sido puestas en cuarentena por haber compartido el mismo alojamiento. Vázquez sostiene que durante toda la pandemia se han observado todas las medidas de prevención, y que tras conocer el contagio de A. se activaron “todos los protocolos” anticovid y las recomendaciones de “todos los organismos oficiales”, a los que este mismo martes Masía Ciscar ha puesto al tanto de la situación creada. También asegura que el positivo de A. fue detectado ayer martes, aunque  la trabajadora refiere haber pasado dos días desde que comenzó a sentirse mal, y que fue el lunes cuando la llevaron al Hospital Juan Ramón Jiménez y fue diagnosticada.

Isabel Vázquez niega tajantemente –y notablemente ofendida- la versión de la trabajadora. “Aquí ninguna trabajadora está sufriendo ningún tipo de penalidades. Las trabajadoras han sido aisladas en el día de hoy, cuando ha salido el positivo, y se les está llevando comida y tarjetas de teléfono para que estén en contacto con sus familiares y con sus amistades. Además tenemos una mediadora que habla con ellas varias veces al día, aparte de los médicos que hablan con ellas a través de la mediadora para saber su estado físico y mental. Lo hemos hecho todo siguiendo lo que dicen los protocolos. Estamos hablando de un único caso en una finca que tiene más de 500 trabajadores. No sé quién le habrá informado, pero…».

  • Pasadas las siete de la tarde de ayer, el intérprete volvió a contactar con el SAT. A. le había vuelto a llamar, preocupada, porque una manijera que hace de encargada de las trabajadoras marroquíes en la finca se había personado en el alojamiento en el que permanece confinada y le había recriminado, muy alterada, que se haya puesto en contacto con el exterior para contar lo que allí pasa. La manijera también le ha dicho que “esta misma noche” [por ayer] alguien le llevaría alimentos y la medicación que requiere. El intérprete volverá a llamarla hoy, miércoles. Está preocupado. La última vez que hablaron la notó preocupada. Asustada. «Estaba llorando».
Título de caja

Extracto de la conversación mantenida en la tarde de ayer, martes 16 de marzo, entre Isabel Vázquez, responsable de Recursos Humanos de Masía Ciscar, y la redacción de La Mar de Onuba:

Isabel Vázquez de la Torre
Isabel Vázquez, Directora de Recursos Humanos en Masiá Ciscar

Isabel Vázquez.- A mí lo que me interesaría es que se pusieran ustedes [por los periodistas] en contacto no solamente para las cosas malas. No le estoy comentado solo con Masía Ciscar, sino con todas las empresas del sector agrario que están enfrentando la situación en la que estamos. Somos un sector primario y parece que todo lo hacemos mal. Solo nos llaman ustedes cuando la empresa está haciendo las cosas de manera indebida. Nosotros tenemos muchos principios sociales y un plan de bienestar social que es puntero en el sector y ustedes no me va a hacer una entrevista por todo lo que yo hago por los trabajadores y el bienestar del trabajador cómo se encuentra, ¿verdad?

LAMDO.- Estaremos encantados de hacer un reportaje en su finca, conocer las instalaciones, ver de primera mano cómo se desarrolla el trabajo, visitar los alojamientos... Hablar en libertad tanto con ustedes como con las trabajadoras. ¿Cuándo lo podemos hacer?

IV.- Ya veremos. Eso lo tengo que hablar con la dirección de la empresa. 

Recogemos el guante, Isabel. Quedamos a la espera. Agradecidos por la invitación.

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