El copia-pega de Vox a Falange que amenaza el consenso del 8M

Cuando un ultra toma consciencia de que sus ideas son compartidas por una comunidad mayor se inicia un efecto dominó de radicalización imparable.

Artículos escritos por Adrián Lardiez en ElPlural.com
por Adrián Lardiez

El 8M, Día Internacional de la Mujer, era uno de los pocos consensos intocables. Partido Popular y Ciudadanos eran perfectamente conscientes de que el movimiento feminista era imparable, no en vano los primeros impulsaron su particular campaña en 2020, Mujer por encima de todo, y los naranjas tomaron las calles junto a las manifestantes (aunque no fueron bienvenidas y tuvieron que abandonar la concentración escoltadas). Ninguno de los dos partidos apoyó el manifiesto, pero sabían que no podían oponerse al 8M. Sin embargo, la entrada en el tablero político de Vox y sus recientes gestos hacia la Falange Española amenazan con lapidar un consenso social que hasta las derechas habían aceptado.

En un alarde de negacionismo de la violencia machista impropio de un partido que participa de un sistema democrático representativo, Vox ha propuesto que el 8 de marzo sea declarado como el Día Nacional de las Víctimas de Coronavirus. Los de Santiago Abascal dan así un paso más: ya no solo rechazan la existencia de la violencia de género, sino que tratan de eclipsar y, de facto, boicotear las luchas feministas.

Fue el portavoz del Comité de Acción Política de de Vox, Jorge Buxadé, quien anunció que llevarían al Congreso, Senado y todas las instituciones en las que tiene representación dicha solicitud. «Nos hacemos eco del sentir de los españoles para recuperar el 8 de marzo para la dignidad de las víctimas del coronavirus», explicó.

Su propuesta no es original. Es un copy-paste de de sus primos hermanos de la Falange Española de la JONS, que ya lo había solicitado a través de su perfil oficial de Twitter: El 8M el Gobierno debía prohibir las concentraciones de masas para evitar el contagio masivo. No lo hizo y contribuyó a la expansión del virus. Los miles de muertos imputables a esta negligencia y a la falta de previsión merecen ser recordados y que se haga justicia con ellos”, reza un tuit publicado por la Falange acompañado de un cartel con el eslogan: 8 de marzo, día de las víctimas”.

Cuando Vox lo expuso abiertamente, la Falange les recordó que fueron ellos quienes lo propusieron en primer lugar: Vox se suma a nuestra iniciativa de declarar el #8M Día Nacional de las Víctimas del Coronavirus. Gracias”.

¿Por qué es un riesgo real?

Varios los motivos por los cuales la propuesta, que parece una broma que ni ha de tomarse en serio ni ocupar un solo segundo de debate político, suponen una amenaza para los derechos de la mujer.

Santiago Abascal preside una fuerza de óptima corpulencia (52 diputados) y más de 3,6 millones de votos le avalan. El mero hecho de que el tercer partido del arco parlamentario no muestre pudor alguno a la hora de eclipsar el 8M ya es preocupante y atenta contra la salubridad democrática del país. Pero hay otros motivos más graves.

La psicosociología ha estudiado en multitud de ocasiones las relaciones intergrupales y la hostilidad intergrupal. Y uno de los postulados es que cuando una serie de individuos adquieren consciencia de que su idiosincrasia, por muy ultra y trasnochada que sea, es compartida por otros tantos, éstos se envalentonan y ya no se reprimen; lo que a su vez, genera un efecto dominó cuya conclusión es clara: afloran esas ideas, muchos se adhieren y se produce una radicalización mayor.

Ocurre, por poner un ejemplo, con el denominado racismo sutil. Desde el año 1980 numerosos estudios se centraron en el grado de hostilidad interétnica. En los últimos años la hostilidad entre etnias (racismo) no ha variado, sino que las sanciones socioculturales han provocado un cambio de expresión de los prejuicios, de manera que se ha pasado un racismo directo, un rechazo claro hacia las minorías étnicas; a un racismo sutil, que se percibe cuando se exageran y acentúan las diferencias culturales, se sobreprotege y se pondera la cultura endogrupal (del grupo predominante) no se expresan actitudes positivas hacia las minorías etc.

Si los individuos que encarnan el racismo sutil observan que hay otros como ellos, el sentimiento se puede extender y radicalizar, aflorando un racismo mucho más directo.

Lo mismo ocurre con la violencia de género, máxime cuando PP y Ciudadanos compran su discurso en lugar de trazar una linea roja inquebrantable. Vox ya no se esconde hasta el punto de que manifiesta propuestas provenientes de la Falange. Si Casado y Arrimadas no hacen de dique de contención en la derecha, teniendo en cuenta el volumen de votantes que manejan, el resultado puede ser catastrófico.

Adrián Lardiez es periodista y trabaja como corresponsal político en ElPlural.com. Tiene un máster en Ciencia Política y lleva años estudiando el fenómeno populista en la política internacional.  perdurabilidad», cuenta el autor.

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