El coronavirus entra en Siria en pleno conflicto bélico

Era cuestión de tiempo. Sus países vecinos ya contaban con casos de contagio y el pasado domingo se dio el primero en el país árabe en una persona procedente del extranjero. 

Se trata de una mujer de 20 años que entró en el país antes de que se impusiera la restricción de entrada. El ministro de Sanidad, Nizar al-Yaziji, comunicó este domingo que la joven ya estaba bajo cuarentena de dos semanas y que se le seguirán realizando pruebas médicas. Además, también ha asegurado frente a los medios de comunicación que se habían tomado las «medidas necesarias».

Los sirios, ante el comunicado del primer caso de coronavirus dentro de sus fronteras, repitieron la misma imagen que se ha dado alrededor de todo el globo: este lunes se apresuraron a comprar provisiones por el temor de que las autoridades endurezcan las restricciones con el fin de evitar la expansión de la pandemia en el país.

En los últimos días, las autoridades habían informado de que todas las pruebas de coronavirus realizadas en el país habían dado negativo. Sin embargo, esto no les frenó para tomar medidas, como la prohibición de entrada a los extranjeros, el cierre de las escuelas, parques, restaurantes y algunas instituciones públicas.

La llegada de este nuevo enemigo es una amenaza a nivel global, pero se vuelve más peligroso en zonas como Siria, donde los nueve años de guerra de guerra civil han acabado con su sistema de salud y las viviendas. Los sirios, ante el coronavirus, son un grupo de alto riesgo en su mayoría.

Además, los médicos de la zona noroeste, que están a manos de la oposición, temen los altos niveles de propagación del virus, ya que podría devastar a los campamentos de cientos de miles de sirios desplazados.

EL ESTADO ISLÁMICO TAMBIÉN EVITA AL VIRUS

Hace un año que el Daesh perdió su último bastión en la ciudad de Mosul y lo cierto es que ni siquiera este grupo terrorista es ajeno a la crisis del coronavirus, que no entiende de fronteras ni de ideologías.

Por ello, y evitando perder a más simpatizantes y guerrilleros, el autoproclamado Estado Islámico ha publicado un decálogo para evitar al Covid-19.

Esta lista de consejos ha sido publicada en Al Naba, la revista semanal del grupo terrorista, y se basan en las supersticiones en torno al Profeta, por lo que advierten que lo mejor es «confiar en Dios y buscar en Él el refugio de las enfermedades».

Sin embargo, este decálogo no incluye recomendaciones meramente espirituales. «Se aconseja cubrirse la boca al bostezar y estornudar», ya que, como señalan más adelante, Mahoma «ponía su mano o una pieza de tela sobre su boca al toser, y de esta forma reducía o disminuía su voz».

LOS DETENIDOS, OTRO GRUPO VULNERABLE

Las cárceles sirias cuentan con miles de detenidos, algunos encarcelados por participar en protestas pacíficas o por expresar opiniones políticas.

Dentro de estas cárceles, muchos mueren por torturas y ejecuciones y, también, por las condiciones precarias entre las que se encuentran, como ha podido saber Human Rights Watch.

Esta organización no gubernamental ha podido acceder a testimonios de personas que han vivido dentro de este tipo de cárceles y han detallado que en numerosos casos se les negaba el alimento, la atención médica, suministros de saneamiento, ventilación y espacio.

Por ello, las organizaciones humanitarias y las agencias de Naciones Unidas presionan a las autoridades para que les permitan acceder a los centros de detención y ofrecerles a los que allí se encuentran asistencia humanitaria, pues tienen la convicción de que el proprio Gobierno no lo hará.

 

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