El crecimiento del consumo en la China comunista es el fenómeno más importante de la historia del capitalismo

El PIB chino creció 6.9% en 2017, y la contribución del consumo final al este alza de la economía ascendió a 58.8%, en tanto que la inversión fija (formación de capital) disminuyó a 32.1% del total, una diferencia de casi 30 puntos. Lo notable es que el PIB nominal medido en dólares constantes alcanzó a 12.7 billones, lo que ocurrió con una apreciación del reminbí de más de 20% en los 2 años previos. Lo que significa que el producto de la República Popular aumentó 13% en sólo 12 meses (más de 1.5 billones), lo que implica la creación en ese periodo de una economía del tamaño de Australia o Corea del Sur; y que el impulso fundamental de este auge de excepción provino del consumo, no de la inversión.

Es un consumo de nuevo tipo, una novedad en la historia del capitalismo. La razón es que mientras el consumo crece 1 punto porcentual por año a partir de 2010, el ingreso per cápita aumentó 8.1% anual en ese periodo (por encima del PIB nominal) y se duplica cada 8 años. Dentro de esta tendencia de fondo el ingreso disponible (la diferencia entre ingreso y consumo tras satisfacer las necesidades básicas de alimentación, vivienda, transporte, etc) aumentó 15% por año de forma acumulativa.

Esto ocurre cuando la población urbana se ha acelerado y abarca ya a 58.6% de la población frente al mundo rural. A partir de 1998 el incremento anual de la tasa de urbanización ascendió a 1.25 puntos porcentuales (comparada con el nivel promedio de 0.7% p.p. por año entre 1978 y 1997).

En la etapa 1978/2017, el consumo urbano aumentó más de 10 puntos porcentuales (pasó de 20% a 30% del PIB), mientras que disminuyó en el sector rural más de 20 p.p. (cayó de 30% a 10% del producto). Esta tendencia se aceleró a partir de 1994, y el consumo urbano per cápita fue 2.25 veces superior al rural, arrastrado por una intensificación de la urbanización que creció 17.1 puntos porcentuales entre 2001 y 2014.

Los salarios reales de los trabajadores urbanos han aumentado 20% por año desde 2011, y creció 3 puntos la proporción de los ingresos salariales en el PIB (pasaron de 45% a 48% del producto). El dato estratégico central, absolutamente decisivo, ha sido que el ingreso disponible per cápita de la nueva clase media urbana se duplicó entre 2010 y 2017 (aumentó acumulativamente 15% por año).

A esto hay que agregarle que el uso del crédito se ha generalizado, y esto multiplica y amplía la capacidad de consumo y la compra de activos (automóviles, viviendas) de la nueva clase media. El Banco de Basilea (BIS) señala que el nivel de endeudamiento era 27.2% de los ingresos en 2010 y trepó a 46.8% el año pasado, un incremento de 20 puntos. El resultado es que se ha revertido la tendencia a la creciente disparidad en los ingresos, y por lo tanto en el consumo, entre los 2 extremos de la sociedad china, con un coeficiente Gini que trepó de 0.465 a 0.469, y lo mismo ocurrió con la diferencia entre ingresos rurales y urbanos, en los que también se ha revertido la disparidad en los ingresos.

A medida que aumenta el nivel de consumo, crece el sector servicios como porcentaje del PIB. Por eso alcanzó a 51.6% del producto en 2017, 10 puntos más que la actividad manufacturera (41% del PIB).

La regla en el incremento del consumo en China es nítida: el ingreso per cápita (inmediatamente disponible) de la nueva clase media china, que ya tiene 400 millones de integrantes, que serían 580 millones en 2021/2022 y 780 millones en 2025, aumenta 15% anual en forma acumulativa, mientras que los gastos destinados a cubrir las necesidades básicas disminuyen un porcentaje prácticamente similar (-10% por año).

De ahí que la flexibilidad en la capacidad de compra (ingresos disponibles) es cada vez mayor, y que el denominado índice Engel se hunda y se haya reducido a 29.3% de los ingresos, cuando ascendió hasta 60% en 2000, un nivel propio de los países avanzados (20% / 30%).

Todo esto sucede cuando los instrumentos de créditos han crecido más de 3 veces en los últimos 10 años, sin distinción entre residentes rurales y urbanos, debido a la proliferación de la banca digital (Fintech).

De ahí que aumenten excepcionalmente los gastos en educación, tanto en China como en el exterior, el cuidado de la salud, y los viajes turísticos (el año pasado viajaron fuera de China 135 millones de personas, y la mitad fue a Europa y a EE.UU., con un gasto per cápita y viaje de US$8.700, una cifra superior a la de sus congéneres alemanes y norteamericanos. También se ha modificado la alimentación y se ha tornado más sofisticada y exigente, acorde a la época y a las preocupaciones de salud.

Las perspectivas son nítidas. El Foro de Davos ha realizado la siguiente estimación: el consumo de la clase media china se duplicaría entre 2016 y 2027, con una tasa de crecimiento de 12% por año, y pasaría de 4.3 billones de dólares en 2016 a 8.2 billones en 2027.

La consecuencia es que los ingresos disponibles de la nueva clase media china ya son superiores a los de Japón y Corea del Sur, y ascenderían a 70% de los norteamericanos en 2027, en una línea claramente ascendente.

El crecimiento del consumo en China es un fenómeno mundial, el más relevante en términos macroeconómicos de la historia del capitalismo. Así, de la mano del comunismo. Raro, raro como casi todo en este nuevo mundo.

Francisco Villanueva Navas, colaborador habitual de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero. En Twitter: @FranciscoVill87.

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