EL MUNDO SE DERRUMBA Y JUAN COBOS ESCRIBE POEMAS

por José Infante

El primer poema del que ahora publica Juan Cobos Wilkins (Riotinto, Huelva, 1957) no es solo una declaración de intenciones, en él está contenido todo el libro. Quiero decir que el hermoso poema que da título al libro El mundo se derrumba y tú escribes poemas (Vandalia, Fundación José Manuel Lara, 2016), contiene en sí mismo todo el libro y es como ese juego de las muñecas rusas, En cada poema va profundizándose, en cada poema cuando se avanza en sus páginas, va adentrándose en sí mismo y en su significado. Durante estos últimos años Juan Cobos ha ido macerando en su corazón  y ahora lo expone en este libro, la desolación, las pérdidas, la contemplación de la miseria y de la injusticia, el descarrilamiento del mundo que creíamos que caminaba hacia el progreso sobre los rieles de la esperanza y la justicia, el derrumbamiento de su propio mundo  y de su entorno, la soledad a la que la edad nos condena, todas estas inquietantes realidades que vivimos y que han ido configurando el libro en el que más allá de la singularidad y la personalidad que siempre han caracterizado la obra de Juan Cobos, alcanzan en sus páginas una intensidad devastadora y un ahogado grito de angustia y aturdimiento.

Para no dejarse arrastrar por esa corriente de tristeza, de abandono y de desesperanza, ha ido escribiendo durante todos estos años Juan Cobos estos poemas de lacerante verdad y de hostigamiento emocional. Y más allá de lo que este libro no sugiere en el panorama de la poesía española actual, que desde hace casi un siglo se debate entre la deshumanización orteguiana y la rehumanización, entre la búsqueda del conocimiento o la comunicación, lo que afirma, sin duda El mundo se derrumba y tú escribes poemas es la determinación de que por encima de todas las cosas, de la poesía del silencio, del venecianismo, de la metapoesía, de la poesía de la poca experiencia o de cualquier otro experimentalismo, la verdad del corazón está en el centro del poema y en la verdad de quien lo crea.

Estamos ante un libro que nos dice que para el poeta no hay torre de marfil, pero tampoco la cueva de la frivolidad y de los fuegos de artificios, que a veces rondan y atraen a muchos a sus irreconciliables posiciones. En este libro, como en muchas otras veces en la obra de Juan Cobos Wilkins, pero ahora de una forma más desnuda y radical,  la realidad se muestra en toda su misteriosa trascendencia y también en todas sus tremendas y más terribles consecuencias. Y para ejemplificar lo que digo fijémonos en ese estremecedor poema “Pintura negra”, en el que ese perro semihundido de Francisco de Goya se nos presenta como la mejor parábola de lo que está sucediendo, de lo que nos está sucediendo, de lo que ha sucedido en esa “casa vacía”- otro poema del libro al que me siento tan cercano- al poeta Juan Cobos Wilkins, que escribe poemas para no derrumbarse como el mundo que le rodea, que nos rodea.

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