El ‘pin parental’ mina la confianza entre familia y escuela

Motortion Films / Shutterstock
por Fernando Trujillo Sáez

La relación entre familia y escuela es una conexión entre individuos que comparten la responsabilidad del crecimiento y el desarrollo de niñas y niños.

En este sentido, Clarke, Sheridan y Woods defienden que una relación entre familia y escuela es sana y beneficiosa para los menores, las familias, los docentes y el colegio si se establece un vínculo positivo y constructivo entre ambos entornos.

Por el contrario, un marco de relación negativo y destructivo puede negar a los niños y niñas el acceso a experiencias beneficiosas. Y una de las claves de esta “relación sana” es la confianza.

Una agresión a la relación de confianza

Propuestas como el llamado “pin parental”, que en España defiende el partido ultraderechista Vox, representan una clara agresión por parte del macrosistema sobre el mesosistema, es decir, contra la interacción positiva entre los microsistemas “familia” y “escuela”: desde la política y la ideología se intenta romper, con el “pin parental” y otras estrategias, la necesaria relación de confianza entre la familia y la escuela, sin considerar que sin esta relación la salud de la organización escolar se resiente y los resultados pueden empeorar.

La propuesta de Vox implica instaurar un mecanismo de autorización en las escuelas de tal modo que sea necesario consentimiento expreso de los padres “para cualquier actividad con contenidos de valores éticos, sociales, cívicos morales o sexuales”.

Sin embargo, la confianza entre familia y escuela supone la creencia de que ambas partes cumplirán con las expectativas asociadas a sus roles respectivos y que la relación será abierta, honesta y benevolente.

En este sentido, si la confianza está en la base de las relaciones familia y escuela, se ha podido constatar que se genera una alianza (partnership, según la propuesta de Epstein) efectiva y colaborativa entre docentes y familia que se convierte en un estímulo para la participación de las familias en la educación de sus hijos e hijas, así como para la sostenibilidad de la misma, con importantes vínculos con los resultados de aprendizaje y con la “salud organizativa” del centro educativo.

Buenas relaciones mejoran resultados académicos

En esta línea, uno de los estudios más relevantes sobre la relación de confianza entre familias y escuelas es la investigación de Adams y Christenson. Con esta investigación, que contó con la participación de 1 234 padres y madres y 209 docentes, se logró demostrar una correlación significativa entre la confianza de las familias en la escuela y diversos indicadores de éxito en Educación Secundaria.

Los datos, además, parecen indicar que los padres con mayor nivel de confianza hacia el profesorado lanzan mensajes más positivos en relación con el valor del aprendizaje y la experiencia escolar, generando un mayor nivel de implicación y motivación en sus hijos e hijas.

Es más, estos autores constataron que la vía principal para mejorar la relación entre el hogar y la escuela es simple: la comunicación. Además, defienden que no es tan importante la frecuencia como la calidad de la información proporcionada: el mensaje es que no es necesario hacer más, sino informar mejor.

De esta manera, las sociólogas Rogach, Frolova y Ryabova, de la Russian State Social University, consideran que la “confianza interpersonal” que se genera entre las familias y los docentes es un elemento central de la “confianza institucional” entre familia y escuela.

Depreciación de la figura del docente

Por esta razón, observan que los procesos de depreciación de la figura del docente (acusaciones de falta de autoridad o de recursos, disminución del prestigio asociado al magisterio, etc.) minan la confianza interpersonal y, por consiguiente, la confianza institucional.

Así pues, no es una cuestión anecdótica lo que está en juego. Patrikakou lo resume con claridad: la realización del potencial de los menores depende en buena medida de los contextos donde estos se desarrollan y aprenden y cuantas más interconexiones productivas existan entre estos contextos, mayor impacto tendrán en el aprendizaje académico, social y emocional de los menores.

No cabe la menor duda: el “pin parental” es un ataque frontal a la confianza que sustenta esas “interconexiones productivas” entre familia y escuela.



Fernando Trujillo Sáez. Doctor en Filología Inglesa y profesor titular de universidad en el departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Imparte clases en la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta (Universidad de Granada). Coordina el Grupo de Investigación "Conocimiento Abierto para la Acción Social" y essocio fundador de "Conecta13", spin-off de la Universidad de Granada.
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