por María Ángeles Solís
Frente a frente. Frente a frente al vacío
que nos encontró con las manos vacías,
de tanto vivir, de tanto dar amor…
Frente a frente. Frente a frente al destino
que me gritaba que aún era una niña,
que se afanaba en ocultar el terror.
Frente a frente. Frente a frente al delirio
de años que pasaban de flores marchitas
que una tarde triste quemó el sol.
Frente a frente, agarrada a tus dedos finos
que esparcían caricias sin límite trazando
sin pasión la silueta del dolor.
Frente a frente, alargando el vacío en un domingo
sin campanas que cuajasen mis calles de alegría
como ese preludio infinito de decirte adiós.
Frente a frente… corazón grande y loco como el mío,
pero no pudiste entender en tus mentiras
que, detrás de aquella tormenta, siempre quedaría yo.
Frente a frente, hecha jirones y gritos.
Frente a frente, tatuada la piel de heridas.
Frente a frente, el vacío, tú y yo… ¡y el horror!
María Ángeles Solís. Escritora por pasión, ganó en 2003 el Premio de Poesía Federico Mayor Zaragoza, convocado por el Grupo Literario “El Olivo". Aunque la pasión había nacido antes. Cuando aprendió a hablar, su primera frase seguida fue una copla flamenca. En permanente formación literaria, estudia a fondo las fuentes de los sabios flamencólogos. Colaboradora en diversas revistas culturales, como Claustro Poético o La Mar de Onuba. Ha colaborado en varios libros del escritor madrileño Nicolás Ferrando.
Sea el primero en desahogarse, comentando