El aún más fortalecido Alberto Núñez Feijóo le ha dado un motivo de alegría al PP, pero se convierte en un dolor de cabeza para Pablo Casado a partir de ahora
En la calle Génova saben que el discurso de “el triunfo de Feijóo en Galicia y el batacazo de Casado en el País Vasco” les va a perseguir.
Sin rastro del ‘efecto Moncloa’: los socialistas firman un resultado mediocre el 12-J
El resultado electoral obtenido por el PP en Galicia y País Vasco se ha convertido en una enmienda a la totalidad al «Plan Casado», que pasaba por aliarse con Ciudadanos en estos comicios. El aún más fortalecido Alberto Núñez Feijóo, con su arrolladora victoria y su discurso particular y diferenciado del de la cúpula de la calle Génova, le ha dado un motivo de alegría al PP, pero se convierte en un dolor de cabeza para Pablo Casado a partir de ahora, consciente de que la sombra de Feijoo planeará siempre sobre su liderazgo en el partido.
Casado propuso una alianza con Ciudadanos en los comicios gallegos, vascos y catalanes. Pero Feijóo fue tajante: si aquello era una sugerencia, se merecía un “no, gracias”, pero si era una orden la respuesta era “no quiero”. No quiso saber nada de la política de alianzas promovida por Casado y decidió hacer las cosas a su manera: su campaña con carteles en los que cualquier votante leía con facilidad las palabras Feijóo y Galicia, aunque ver las siglas de su partido era harto difícil.
Alberto Núñez Feijóo hizo saber a Casado, y a cualquiera que quisiera escucharle, que no veía con buenos ojos el estilo hiperagresivo de la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, demostró que es partidario de la crítica constructiva y no de la beligerancia a toda costa que se promovió desde la calle Génova en los momentos más duros de la covid-19 y anoche obtuvo los réditos a su gestión y su forma de gobernar: su cuarta y más holgada mayoría absoluta, con 42 de los 75 escaños del Parlamento Gallego.
En la otra cara de la moneda, la más amarga para el PP, Pablo Casado impuso su fórmula de alianzas. En Euskadi, las huestes de Génova empujaron al apeadero y enseñaron la puerta de salida al que fuera líder del PP vasco, Alfonso Alonso, cerraron un acuerdo con Ciudadanos para concurrir juntos en las listas y hoy se reparten la gestión de la miseria: 5 escaños en total, 4 para el PP y uno para Ciudadanos (que hasta bien avanzado el recuento acarició la posibilidad de tener 2 escaños, pero se tendrá que conformar con el de Álava y con su líder, Luis Ignacio Gordillo, fuera del Parlamento Vasco, porque en Vizcaya, la coalición sólo ha obtenido un escaño, el de Carlos Iturgaiz, y Gordillo ocupaba el número 2 de la lista).
El PP ha perdido casi la mitad de los escaños que tenía (de 9 ha pasado a 5, siendo uno de ellos de C´s) y en la calle Génova saben que el discurso de “el triunfo de Feijóo en Galicia y el batacazo de Casado en el País Vasco” les va a perseguir . Lo presentían hace apenas dos semanas, cuando sus encuestas internas ya les auguraban los mismos 5 escaños que ayer arrojaron las urnas para la coalición PP-Ciudadanos.
Ahora la cúpula del PP tiene que preguntarse si, visto el resultado obtenido en el País Vasco, están dispuestos a repetir la experiencia en Cataluña, cuya cita electoral está también al caer y, probablemente, se concrete este otoño. Y lo que se preguntan desde el entorno de Casado es si Alberto Núñez Feijóo querrá volver a tomar el tren que un día dejó escapar: pelear por liderar el PP.
Sin rastro del ‘efecto Moncloa’: los socialistas firman un resultado mediocre el 12-JEl PSOE gana un escaño en Euskadi y otro en Galicia, sin lograr capitalizar la caída de Podemos y En Marea.
En clave nacional, Pedro Sánchez saca un aprobado justo en el primer examen electoral poscovid.
Una subida sin entusiasmo en Euskadi y una decepción en Galicia. Así ha sido la noche electoral del PSOE en ambas autonomías. Mientras la vasca Idoia Mendia lograba rascar un escaño más en País Vasco, el gallego Gonzalo Caballero también sumaba uno más respecto a sus resultados de 2016, pero con una lectura muy distinta: pasa a ser tercera fuerza tras el BNG, mientras observa cómo su principal rival, Alberto Núñez Feijóo, firma un resultado histórico. En clave nacional, el líder estatal del PSOE, Pedro Sánchez, pasa su primer examen poscovid con un aprobado justo.
Este 12-J se han desarrollado unas elecciones atípicas, marcadas por los rebrotes de la covid-19, en dos autonomías con particularidades políticas propias, como son Euskadi y Galicia. En ambas, los gobiernos han revalidado sus mayorías, Podemos Euskadi y En Marea han sufrido un descalabro y la izquierda nacionalista (BNG y Bildu) asciende.
Moderada subida en Euskadi
Los resultados del PSOE no varían demasiado de 2016, pero sí su lectura política. Idoia Mendia, con un escaño más, podrá renegociar su participación en el Ejecutivo vasco que ya comparte con PNV. "Estamos muy satisfechos, pero hay un claro ganador, el PNV", confirmaba la líder en su discurso tras conocer los resultados electorales. El PSE-EE ha subido de los 9 escaños de 2016 a los 10, mientras los jeltzales han pasado de los 28 a los 31.
Los socialistas hubieran deseado "un mandato más fuerte", pero el liderazgo del PNV es indiscutible. Creen que la bajada de la participación, que ha alcanzado un mínimo histórico del 52,8% de votos, ha jugado en su contra, como ha ocurrido históricamente con el PSOE. Aún así, no han logrado absorber los cinco escaños que ha perdido Podemos.
Mendia revalida su participación en el gobierno autonómico, lidera la izquierda no nacionalista y se consolida como tercera fuerza frente a un PP que ha perdido cuatro escaños (de los 9 a los 5). Por tanto, los socialistas creen que los votantes han valorado el "punto de moderación" que el PSOE aporta a la coalición del Ejecutivo vasco y la voluntad de diálogo de la que siempre hacen gala y que requiere la política vasca.
Caballero, un jarro de agua fría
El contexto es, por tanto, importante. Los 14 escaños del PSOE gallego en 2016 y los 15 de 2020 tienen dos lecturas muy diferentes. En la primera convocatoria, los resultados firmaron un mínimo histórico en Galicia, pero entonces, el PSOE estaba sumido en una crisis electoral y a las puertas de una interna. El candidato también era otro. El fracaso llevaba la firma de Xoaquín Fernández Leiceaga. En la convocatoria de este domingo, hay un socialista liderando el Gobierno estatal y un PSOE que gana elecciones y, por tanto, aspiraban a mejorar con Caballero.
De hecho, desde Ferraz, José Luis Ábalos consideraba "insuficiente" el resultado de Caballero, que no ha logrado capitalizar la pérdida de escaños de En Marea. Los socialistas han cruzado otra línea psicológica importante: han caído hasta el tercer puesto, por detrás de los nacionalistas del BNG, que se han disparado de los 6 a los 19 escaños. Esto significa que el PSOE deja de ser la alternativa al PP.
En resumen, los socialistas esperaban más de esta cita electoral. No solo porque venían de unos resultados muy malos en 2016, sino también por las cifras que obtuvieron en los comicios de 2019. En abril, habían logrado incluso ser los más votados en Galicia en las elecciones generales, una excepción que no lograron mantener en noviembre de ese mismo año. Sin embargo, la crisis de la covid-19 parece haber reforzado a Feijóo que, si siempre ha sido un rival difícil, ni siquiera ha dejado margen de mejora a los socialistas.
La lectura estatal
En esta ocasión, ni la presencia de Pedro Sánchez en Moncloa ha ayudado a los candidatos autonómicos, ni la gestión de la crisis del coronavirus les ha restado votos, una circunstancia en la que Ábalos ha insistido en rueda de prensa en Ferraz. En ambos comicios se han volcado miembros del Gobierno, como Carmen Calvo, Salvador Illa o José Luis Ábalos, y el propio presidente del Gobierno. Sin embargo, han recogido pocos frutos.
Aún así, hay lecturas que se trasladan al debate nacional. Los ciudadanos han avalado la fórmula de moderación de Feijóo frente a la posición dura del líder nacional del PP, Pablo Casado, que no ha logrado que las críticas a la gestión del Gobierno desgasten a los socialistas en las comunidades autónomas.
Los resultados electorales han confirmado la tendencia de los comicios generales: parlamentos donde los partidos nacionalistas tienen un peso importante.
El PSOE gana un escaño en Euskadi y otro en Galicia, sin lograr capitalizar la caída de Podemos y En Marea.
En clave nacional, Pedro Sánchez saca un aprobado justo en el primer examen electoral poscovid.
Una subida sin entusiasmo en Euskadi y una decepción en Galicia. Así ha sido la noche electoral del PSOE en ambas autonomías. Mientras la vasca Idoia Mendia lograba rascar un escaño más en País Vasco, el gallego Gonzalo Caballero también sumaba uno más respecto a sus resultados de 2016, pero con una lectura muy distinta: pasa a ser tercera fuerza tras el BNG, mientras observa cómo su principal rival, Alberto Núñez Feijóo, firma un resultado histórico. En clave nacional, el líder estatal del PSOE, Pedro Sánchez, pasa su primer examen poscovid con un aprobado justo.
Este 12-J se han desarrollado unas elecciones atípicas, marcadas por los rebrotes de la covid-19, en dos autonomías con particularidades políticas propias, como son Euskadi y Galicia. En ambas, los gobiernos han revalidado sus mayorías, Podemos Euskadi y En Marea han sufrido un descalabro y la izquierda nacionalista (BNG y Bildu) asciende.
Moderada subida en Euskadi
Los resultados del PSOE no varían demasiado de 2016, pero sí su lectura política. Idoia Mendia, con un escaño más, podrá renegociar su participación en el Ejecutivo vasco que ya comparte con PNV. "Estamos muy satisfechos, pero hay un claro ganador, el PNV", confirmaba la líder en su discurso tras conocer los resultados electorales. El PSE-EE ha subido de los 9 escaños de 2016 a los 10, mientras los jeltzales han pasado de los 28 a los 31.
Los socialistas hubieran deseado "un mandato más fuerte", pero el liderazgo del PNV es indiscutible. Creen que la bajada de la participación, que ha alcanzado un mínimo histórico del 52,8% de votos, ha jugado en su contra, como ha ocurrido históricamente con el PSOE. Aún así, no han logrado absorber los cinco escaños que ha perdido Podemos.
Mendia revalida su participación en el gobierno autonómico, lidera la izquierda no nacionalista y se consolida como tercera fuerza frente a un PP que ha perdido cuatro escaños (de los 9 a los 5). Por tanto, los socialistas creen que los votantes han valorado el "punto de moderación" que el PSOE aporta a la coalición del Ejecutivo vasco y la voluntad de diálogo de la que siempre hacen gala y que requiere la política vasca.
Caballero, un jarro de agua fría
El contexto es, por tanto, importante. Los 14 escaños del PSOE gallego en 2016 y los 15 de 2020 tienen dos lecturas muy diferentes. En la primera convocatoria, los resultados firmaron un mínimo histórico en Galicia, pero entonces, el PSOE estaba sumido en una crisis electoral y a las puertas de una interna. El candidato también era otro. El fracaso llevaba la firma de Xoaquín Fernández Leiceaga. En la convocatoria de este domingo, hay un socialista liderando el Gobierno estatal y un PSOE que gana elecciones y, por tanto, aspiraban a mejorar con Caballero.
De hecho, desde Ferraz, José Luis Ábalos consideraba "insuficiente" el resultado de Caballero, que no ha logrado capitalizar la pérdida de escaños de En Marea. Los socialistas han cruzado otra línea psicológica importante: han caído hasta el tercer puesto, por detrás de los nacionalistas del BNG, que se han disparado de los 6 a los 19 escaños. Esto significa que el PSOE deja de ser la alternativa al PP.
En resumen, los socialistas esperaban más de esta cita electoral. No solo porque venían de unos resultados muy malos en 2016, sino también por las cifras que obtuvieron en los comicios de 2019. En abril, habían logrado incluso ser los más votados en Galicia en las elecciones generales, una excepción que no lograron mantener en noviembre de ese mismo año. Sin embargo, la crisis de la covid-19 parece haber reforzado a Feijóo que, si siempre ha sido un rival difícil, ni siquiera ha dejado margen de mejora a los socialistas.
La lectura estatal
En esta ocasión, ni la presencia de Pedro Sánchez en Moncloa ha ayudado a los candidatos autonómicos, ni la gestión de la crisis del coronavirus les ha restado votos, una circunstancia en la que Ábalos ha insistido en rueda de prensa en Ferraz. En ambos comicios se han volcado miembros del Gobierno, como Carmen Calvo, Salvador Illa o José Luis Ábalos, y el propio presidente del Gobierno. Sin embargo, han recogido pocos frutos.
Aún así, hay lecturas que se trasladan al debate nacional. Los ciudadanos han avalado la fórmula de moderación de Feijóo frente a la posición dura del líder nacional del PP, Pablo Casado, que no ha logrado que las críticas a la gestión del Gobierno desgasten a los socialistas en las comunidades autónomas.
Los resultados electorales han confirmado la tendencia de los comicios generales: parlamentos donde los partidos nacionalistas tienen un peso importante.
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