La geografía electoral de Estados Unidos

Aunque hay otras formaciones políticas, la geografía electoral de Estados Unidos está dominada por los partidos Demócrata y Republicano. Por diferentes circunstancias políticas, económicas, sociales o culturales, hay regiones que tienden a votar más a demócratas o republicanos, agrupándolos en grandes regiones electorales. Sin embargo, estas regiones de voto no coinciden con las circunscripciones administrativas de los diferentes estados del país, trazados en su mayoría de forma artificial a escuadra y cartabón.

Las particularidades del sistema electoral de Estados Unidos, donde en elecciones como las presidenciales o las primarias el candidato más votado en un estado suele llevarse todos los compromisarios del territorio —los candidatos perdedores, ninguno—, hacen que las diferentes dinámicas de voto de cada región electoral puedan ser determinantes para inclinar un estado hacia demócratas o republicanos, o consolidarlo para un partido formando feudos electorales.

Los demócratas controlan los estados de la costa oeste, como California, Oregón y Washington, con grandes metrópolis modernas y dinámicas, y numerosas minorías permeables al planteamiento demócrata, aunque amplios espacios rurales del interior sean conservadores y voten republicano.

La geografía electoral demócrata sobre Estados Unidos controla también en la costa este regiones como Nueva Inglaterra —con la singularidad de Nuevo Hampshire—, y toda la conurbación urbana que va de Boston a Washington pasando por Nueva York, Baltimore o Filadelfia.

Son también dominantes en el hispano Nuevo México —el único estado donde el español tiene el mismo estatus que el inglés—, y cada vez más en Colorado, un estado cuya geopolítica está cambiando con la llegada de más hispanos y jóvenes profesionales a ciudades como Denver, Boulder, Pueblo o Colorado Springs, que son cada vez más cosmopolitas y están cada vez más globalizadas frente a un mundo rural más conservador.

En el Medio Oeste los demócratas tienen su feudo de Minesota, que lleva votando presidentes demócratas ininterrumpidamente desde 1976. La zona fue colonizada por luteranos escandinavos y alemanes, donde ha dominado una ideología de “luteranismo social”, y donde no existe el Partido Demócrata como tal, sino un partido afiliado a este, el Partido Demócrata-Campesino-Laborista de Minesota.

Geografía electoral de Estados Unidos Costa este
Fuente: El Orden Mundial

Los republicanos, por su parte, controlan mayoritariamente el interior y el Sur, las regiones más conservadoras, donde muchos estados llevan votando a presidentes republicanos ininterrumpidamente desde 1968. El extenso y poco poblado interior rural: zonas muy religiosas de los mormones y bautistas sureños y las zonas blancas anglosajonas del Sur.

Otros lugares como Florida u Ohio, donde chocan diferentes realidades sociales, no se suelen inclinar claramente por un partido u otro, y el ganador lo suele conseguir por un estrecho margen, lo que convierte a estos estados en los centros de la batalla electoral. Son los llamados estados bisagra, autenticas claves de la geografía electoral en Estados Unidos. En Ohio conviven zonas rurales conservadoras con ciudades industriales obreras. En Florida, el norte del estado se comporta como el Sur del país, mientras el sur del estado, con importantes comunidades hispanas y colonizado más recientemente por población del Norte, lo hace como el noreste o los Grandes Lagos.

Geografía electoral de Estados Unidos en la costa oeste
Fuente: El Orden Mundial

Los cambios de dinámicas están modificando el mapa electoral de Estados Unidos, y con ello estados tradicionalmente demócratas y republicanos se están convirtiendo en nuevos estados bisagra que pueden determinar las elecciones presidenciales futuras.

El voto urbano es cada vez más liberal, mientras que el rural lo es más conservador, haciendo retroceder al Partido Demócrata en Minesota, Iowa, Wisconsin e Illinois, y concentrándose su voto en grandes espacios urbanos como la conurbación de Mineápolis-Saint Paul, que concentra a la mitad de la población de Minesota.

El crecimiento demográfico de las minorías étnicas, y sobre todo de los hispanos, junto con la deslocalización tecnológica desde California a otros estados del suroeste con precios más competitivos, buen clima y mano de obra hispana barata para trabajos subcontratados, lo que atrae a jóvenes liberales muy cualificados, amenaza con inclinar Arizona y Texas, hasta ahora muy conservadoras, hacia los demócratas.

Por su parte la región de los Grandes Lagos, el cinturón del óxido, tradicionalmente demócrata —con la excepción de Indiana— es cada vez más conservadora. Si bien los demócratas resisten en Illinois gracias al peso demográfico de Chicago, van perdiendo terreno en Míchigan, Wisconsin, Ohio y Pensilvania. La clase obrera de las antiguas industrias ahora cerradas —lo que da nombre al cinturón del óxido—, ha dejado de apoyar a los demócratas y es cada vez más conservadora ante unos cambios sociales y demográficos que no afectan ni benefician a su región.

En el Sur, el cinturón del algodón —un eufemismo para hablar de la antigua región esclavista donde a día de hoy se sigue concentrando la población negra—, o cinturón negro, ha votado tradicionalmente a los demócratas, aunque su voto no ha servido para dar la victoria al partido del burro en sus estados debido al peso demográfico de los sureños blancos. No obstante, la difusión urbana desde Washington ya ha sido suficiente para que Virginia haya votado a presidentes demócratas desde 2008. Además, la creación de un “nuevo Sur”, con grandes metrópolis que atraen industrias tecnológicas y mano de obra cualificada, como Atlanta, Raleigh y Charlotte, y especialmente a la población negra que se encontraba en las antiguas regiones industriales en declive de los Grandes Lagos, pueden hacer que estados como Georgia y Carolina del Norte pasen a ser nuevos feudos demócratas.

El retroceso republicano en los estados meridionales se compensa con su avance en el Medio Oeste, pero las dinámicas de voto van marcando cada vez un país más dividido entre el mundo rural y el urbano, entre las minorías étnicas y los blancos anglosajones, entre las regiones dinámicas y las zonas estancadas, y entre el interior y la periferia del país.


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