La guerra europea dispara los precios de la agricultura mundial

por Francisco Villanueva

 

Viernes, 1 de abril de 2022. Standard & Poor’s señala que la producción conjunta de trigo de Rusia y de Ucrania alcanzaría a 65 millones de toneladas en el periodo 2022/2023, si todo fuese normal. Se puntualiza también que la totalidad de las exportaciones del trigo ruso/ucraniano se realizan a través de terminales ubicadas en el margen norte del Mar Negro, hoy completamente cerradas por la guerra europea.

Esto significa no solo precios récord del trigo en el mercado mundial, 473.70 dólares la tonelada en marzo de 2022, el más elevado desde la crisis alimentaria de 2008, sino fundamentalmente una caída de la producción de más de 100.000 toneladas en los primeros 6 meses del año, lo que provocaría una situación de dramática carencia en el Norte de África, África Subsahariana, y el Sur de Asia, con consecuencias inmediatas en el orden público y la estabilidad política en regiones ya extremadamente vulnerables, que generarán más guerras.

La producción de trigo de Ucrania representa más de 80% de las importaciones de este grano absolutamente crítico del Líbano, y 50% más de las de Somalia, Siria, y Libia; y lo mismo sucede con las de Pakistán, Túnez, y Sri Lanka.

Turquía cubre con el trigo ruso más de 60% de sus necesidades alimentarias; y esto ocurre cuando la inflación subió a más de 54.4% en febrero, el nivel más elevado de los últimos 20 años.

En el año 2014, cuando se produjo la anexión de Crimea por Rusia, el aumento súbito de los precios del trigo fue una de las causas del proceso revolucionario que conmovió a Medio Oriente y el Norte de África, y que se denominó históricamente la “Primavera Árabe”. El Fondo de Naciones Unidas que provee granos y alimentos a los países más pobres adquirió más de 70% de su provisión de trigo en Rusia y Ucrania el año pasado.

Los precios del trigo aumentaron más de 30% en 2021, antes de la crisis ucraniana, debido fundamentalmente a la sequía experimentada en EE.UU y Canadá. Las “Tierras Negras” de Rusia y Ucrania son históricamente el centro de la producción mundial de trigo (junto con la “Pampa Gringa” de la Argentina); y en las últimas dos décadas le ha permitido a los 2 países convertirse en los principales exportadores de la producción triguera.

Antes del estallido de la Guerra Mundial en 1914, las “Tierras Negras” de Rusia, junto con la Pampa Gringa Argentina le permitieron a los 2 países superar a EE.UU en lo que se refiere a adquirir el primer lugar en el ranking de la producción de trigo mundial.

La fertilidad de las tierras en los alrededores de Odessa en Rusia son las primeras del mundo inequívocamente. EE.UU, que es el segundo exportador mundial, venderá este año 22 millones de toneladas de trigo, lo que es menos de la mitad de la producción rusa / ucraniana.

En estas condiciones, hay que dar por seguro que los próximos 3/4 meses los países del Norte de África y el Sur de Asia van a experimentar una situación de hambre y de altísimos precios del trigo.

Tampoco hay que esperar este año una super cosecha de granos en EE.UU que salve la situación mundial. La mayor parte de la cosecha de trigo ya está plantada en el Medio Este; y los costos de los combustibles y fertilizantes de los granjeros estadounidenses son los más elevados de la historia, lo que implica que los productores han perdido los incentivos económicos para desatar una supercosecha.

El Departamento de Agricultura de EE.UU señala que los stocks de trigo norteamericano son los menores en 14 años, y que los Estados decisivos de la producción triguera, como Kansas y Nebraska sufren una incipiente sequía en 2022, o que hace prever una cosecha muy alejada de su récord histórico.

Hay que sumar a lo anterior que el precio del galón (3.7 litros) de diésel, que es el combustible que los “farmers” utilizan en sus maquinarias, subió más de 5 dólares por galón. También en general los costes de la producción se han incrementado en más de 20% en lo que va del año, y podrían duplicarse al concluir 2022 debido al aumento del nivel general de precios al consumidor (IPC / Inflación), que se elevó a +7.9% mensual en la primera semana de marzo.

Por último, es preciso subrayar que 22.4% del nitrógeno y 11.3% del potasio que utilizan los “farmers” como fertilizantes provienen de Rusia, y esas exportaciones están hoy clausuradas. El cierre de los puertos del Mar Negro es una señal ominosa para la economía agroalimentaria mundial. Los precios en el mundo están disparados y rondan incrementos medios del 15% en el mundo desarrollado y del 30% en los países en vías de desarrollo.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero

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