La mayor empresa de alta tecnología china planta cara a los Estados Unidos

Viernes, 10 de diciembre de 2021. Huawei es una empresa tecnológica multinacional de la República Popular China. Proporciona equipos de telecomunicaciones y vende electrónica de consumo principalmente teléfonos inteligentes. Su sede se ubica en la ciudad de Guangdong. La compañía fue fundada en 1987 por Ren Zhengfei. Inicialmente centrada en la fabricación de conmutadores telefónicos, Huawei ha ampliado su negocio para incluir la construcción de redes de telecomunicaciones, proporcionando servicios operativos y de consultoría y equipos a empresas dentro y fuera de China, y la fabricación de dispositivos de comunicación para el mercado de consumo. Huawei tiene más de 194.000 empleados.

Huawei ha desplegado sus productos y servicios en más de 170 países. Huawei superó a Ericsson en 2012 como el mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo, y superó a Apple en 2018 como el segundo mayor fabricante de smart phones del mundo, detrás de Samsung. En diciembre de 2019, Huawei informó que sus ingresos anuales habían aumentado a 121.720 millones de dólares en 2019. En ese mismo año, la compañía se expandió rápidamente en Latinoamérica, región donde ha hecho grandes inversiones en marketing para posicionar la marca desde 2014. Huawei ha abierto centros de datos en Chile y Brasil y tiene planes de expansión en México.

Aunque ha tenido éxito a nivel internacional, Huawei ha teñido problemas debido a peticiones de apoyo estatal indebido y preocupaciones de seguridad cibernética, principalmente del gobierno de los Estados Unidos, de que el equipo de infraestructura de Huawei puede permitir la supervisión del gobierno chino. Con el desarrollo de las redes inalámbricas del 5G, ha habido advertencias de los Estados Unidos para evitar el uso de productos de Huawei o de la compañía china de telecomunicaciones ZTE por parte de los Estados Unidos y sus aliados. Huawei ha argumentado que sus productos no representan «un riesgo de seguridad cibernética mayor» que los de cualquier otro proveedor y que no hay evidencia de las demandas de espionaje de los EE. UU. Algunas cuestiones sobre la propiedad y el control de Huawei, así como preocupaciones sobre el alcance del apoyo estatal también permanecen.

En medio de una guerra comercial en curso entre China y los Estados Unidos, Huawei se vio restringida de hacer comercio con empresas estadounidenses debido a supuestas violaciones previas y deliberadas de las sanciones de los Estados Unidos contra Irán. El 29 de junio de 2019, el presidente de los Estados Unidos Trump, llegó a un acuerdo para reanudar las conversaciones comerciales con China y anunció que suavizaría las mencionadas sanciones contra Huawei. Huawei redujo 600 puestos de trabajo en su centro de investigación de Santa Clara en junio, y en diciembre de 2019 el fundador Ren Zhengfei dijo que trasladaría el centro a Canadá porque las restricciones les impedirían interactuar con los empleados de EE. UU.

El golpe experimentado por Huawei, la mayor fabricante de equipos de alta tecnología de la República Popular, y número 1 en el desarrollo de la 5-G en el plano global, debido a la estrategia de acoso y destrucción de EE.UU. ha sido verdaderamente formidable.

Así, por ejemplo, sus ingresos han caído 29,4% en los primeros 6 meses del año, comparado con igual periodo del año anterior, la mayor disminución de toda su historia.

El sector más afectado de su actividad fue el de consumos electrónicos – “smartphones” -, históricamente su actividad estrella; y al que EE.UU. ha prohibido el acceso a los “chips” (semiconductores) de fabricación norteamericana, que son el insumo absolutamente central para la manufactura de los teléfonos inteligentes.

El resultado es que los ingresos de este sector de vanguardia, donde el núcleo de la producción son los “smartphones” 5-G, se ha derrumbado más de 47% en el primer semestre del año, lo que ha provocado un virtual cese de su producción fuera del mercado chino.

El dominio de los “chips” es el factor crucial en la estrategia de acoso y destrucción contra Huawei de EE.UU.; y es lo que le otorga a la superpotencia norteamericana la iniciativa en esta puja global entre la primera potencia del mundo y la principal compañía “hightech” de la República Popular.

Lo que está en juego es la primacía en el dominio de las tecnologías de avanzada de la Cuarta Revolución Industrial entre las dos superpotencias, donde la 5-G tiene un nítido carácter estratégico. En definitiva, lo que se está disputando es la estructura del poder global en el siglo XXI.

También Huawei ha experimentado una brutal caída en las ventas de equipos de infraestructura “hightech”, destinados a las grandes empresas de telecomunicaciones de China y del mundo. En este segundo negocio estrella de la compañía de Shenzhen, los ingresos han disminuido 14,2% en los primeros 6 meses del año.

Huawei, en breve, ha perdido en un año 14 puntos porcentuales de su participación en el mercado global; y su lugar lo han ocupado Apple y Samsung, de EE.UU. y Corea del Sur respectivamente; y todo indica que esta tendencia negativa se acentuará en los próximos 2/3 años, con una aceleración creciente hasta entonces.

Lo que ha crecido exponencialmente son las actividades “software” de la compañía china: las soluciones digitales para el transporte, la educación, y las “ciudades inteligentes”, tanto en China como en el mundo, que han mostrado un alza de 18,2% en el primer semestre respecto a igual periodo del año pasado.

Como regla, sin embargo, un error letal es subestimar a Huawei, y en general a la República Popular. Si EE.UU. lo comete en un brote de arrogancia, tendría perdida la batalla en el largo plazo.

Hay dos puntos fundamentales que favorecen la posición de la empresa china. En primer lugar, el mercado de la República Popular es el principal para las exportaciones de “chips” estadounidenses. Se puede argumentar, sin temor a la ironía, que el fenomenal auge de la demanda china de semiconductores norteamericanos es la que financia e impulsa la capacidad innovadora de EE.UU. en este rubro crucial.

En segundo lugar hay que subrayar la ubicación de la República Popular en la economía global: es la principal socia comercial de 144 países en el mundo (de los 192 representados en Naciones Unidas). En términos de la economía mundial, el crecimiento excepcional de la demanda china la ha convertido en el país absolutamente “indispensable” del capitalismo del siglo XXI, ante todo para EE.UU.

La respuesta de Huawei al desafío existencial que implica la ofensiva norteamericana es característicamente innovadora y sistemáticamente audaz.

Huawei sabe que en el mundo de hoy el dominio del futuro otorga el poder en el presente. Por eso apuesta, ya no a la 5-G, sino al liderazgo de la plataforma súper-intensiva que va más allá de la instantaneidad, que es la 6-G, que todavía no existe, pero existirá inexorablemente.

Por eso ha aumentado más de 40% sus inversiones en investigación y desarrollo en 2020; y las ha llevado a 15,6% del total de sus ingresos que superaron 330.000 millones el año pasado, y aspira a duplicarlas-en los próximos 5/10 años.

De ahí que haya logrado 5.464 nuevas patentes – entre ellas, más de 30% sobre la 6-G – en los últimos 12 meses; y se ha convertido en el líder indiscutido de la propiedad intelectual “hightech” de la WIPO (“World Intelectual Property Organization” de Naciones Unidas).

Es lo mismo que está haciendo la República Popular en su estrategia de fondo para responder a la ofensiva norteamericana en una etapa de exacerbada confrontación. Por eso apuesta todas sus cartas, y prácticamente la totalidad de sus inversiones, a la creación de lo que todavía no existe, pero que está absolutamente confiada que sucederá: las tecnologías de avanzada de la siguiente etapa de revolución industrial.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba es economista y periodista financiero.
@FranciscoVill87

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