Los países emergentes atraen una ingente cantidad de inversiones internacionales

por Francisco Villanueva

 

En las tres primeras semanas de enero, los 30 principales mercados emergentes atrajeron un récord histórico de 17.000 millones de dólares, que implica una subida de 9% anual medida en dólares estadounidenses; el dato es del Instituto Internacional de Finanzas, que es una asociación empresarial mundial de instituciones financieras. Fue creado en 1983 por 38 bancos de los principales países industrializados como respuesta a la crisis de deuda internacional de comienzos de la década que empezó en 1981.

Este extraordinario acontecimiento responde a una tendencia iniciada en julio del año pasado, cuando en los emergentes tras experimentar una fuga de más de 90.000 millones en marzo, los inversores del mundo avanzado retornaron en gran escala, ante todo a China/Asia, que recibieron más de 180.000 millones en el cuarto trimestre de 2020, llevando a más de 360.000 millones el total de los 9 primeros meses del año.

La razón de este vuelco de las inversiones del mundo avanzado hacia los emergentes es nítida: las tasas de interés del sistema financiero internacional son 0% o incluso negativas; y el total de créditos que se ofrecen con tasas de interés negativas superan ya los 17 billones, e incluyen a países como Japón, Suiza, Suecia y la propia Alemania.

Este fenómeno central de la época es el resultado de la convergencia de dos factores: China está en pleno proceso de incorporación de su ahorro doméstico (13 billones) al ahorro global, lo que provoca una situación de hiperliquidez del sistema financiero internacional que es la más elevada de la historia del capitalismo desde la Primera Revolución Industrial; y en segundo lugar, porque la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE) han inyectado capitales por más de 11 billones para enfrentar el shock sistémico desatado por la pandemia del coronavirus en el segundo y tercer trimestre del año pasado, y cuyas consecuencias económicas se dejan sentir este comienzo de 2021 y probablemente durante los próximos cuatro trimestres.

Por eso, los fondos de inversión del mundo avanzado se han lanzado a una puja global por obtener mayores tasas de retorno para sus inversiones; y esto significa, en primer lugar, volcarse a los países emergentes, que están recibiendo el mayor flujo de capitales de su historia. Hoy hay más capitales disponibles que nunca para toda inversión que rinde beneficio en el mundo emergente, desde 1991, cuando la implosión de la Unión Soviética unificó el sistema, e incorporó a más de 1.500 millones de operarios a la fuerza de trabajo global, lo que duplicó la tasa de retorno del capital, mientras que el costo de la fuerza de trabajo se reducía por la mitad.

Esta tendencia mundial se ha acentuado con la aprobación de las tres vacunas norteamericanas anti-Covid19; Pfizer, Moderna, y AstraZeneca, con una efectividad comprobada de más de 95%. Esto permite prever una notable recuperación de la economía mundial en el segundo semestre de 2021, que puede adquirir, encabezada por la República Popular, una magnitud de 9% anual en ese periodo.

Se estima que los países emergentes más favorecidos por esta ola global de inversiones son los exportadores de materias primas más vinculados estructuralmente a China, convertida nuevamente en el eje de la demanda global al ser la única de las grandes economías del mundo que ha crecido en 2020 (+2.3% anual), mientras que todas las demás ofrecieron contracciones significativas.

La reaparición de la demanda china en la economía mundial, tras haberse hundido 6,8% en el primer trimestre del año, es la que está detrás del aumento generalizado del precio de las materias primas, prácticamente sin excepciones, desde las agrícolas a las minerales, pasando por las energéticas. La tonelada de soja a 530 dólares no es la excepción, sino la regla. Aquí no hay “viento de cola” alguno sino la reaparición en gran escala de la República Popular como el eje de la demanda global.

China creció 6,6% anual del PIB en el cuarto trimestre del año pasado, lo que implica que se expande ahora por encima de los niveles alcanzados en la etapa pre-pandemia, porque logró un alza de +6% anual en los últimos 3 meses de 2019.

Por eso es ahora 17% del PIB global: ha crecido 2 puntos en los últimos 2 años, y su producto bruto interno alcanza ahora a 70% de la economía norteamericana, medida en dólares constantes, debido a que ésta, la primera economía del mundo, se contrajo 3,5% en 2020.

Lo notable es que esta recuperación fenomenal de la demanda doméstica china ha sido acompañada por un salto de dos dígitos en las exportaciones, que ascendieron un 18,2% anual en diciembre, lo que significa que completaron tres meses consecutivos de expansión con una pauta de doble dígito.

Esto está acompañado por un fortalecimiento de la moneda china de 6,5 puntos respecto al dólar estadounidense, que es la mayor diferencia de los últimos 2 años. De ahí se deduce que la República Popular crecería 9% o más este año, y respondería por más de 35% del alza de la economía global en este periodo. China es hoy la principal socia comercial de 145 países en el mundo de los 192 representados en Naciones Unidas.

No obstante, a pesar de los buenas cifras en 2020, los datos fundamentales de China son esencialmente cualitativos: los usuarios de Internet superan 1.200 millones en una población de 1.440 millones de habitantes, lo que transforma a la República Popular en el país más digitalizado del sistema.


Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero.

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