Narciso -Chicho- Ibáñez Serrador: recuerdo



Creo que sólo una o dos veces vi en persona a Chicho Ibáñez Serrador (1935-2019) y hace mucho. Nacido en Uruguay, era hijo de dos notables actores. Al padre (Ibáñez Menta, ya mayor) sí lo vi trabajar algunas veces en teatro. Porque padre y madre -ella argentina, él español- fueron actores de teatro, sobre todo. Chicho podía ser muy notable actor, y lo era un poco de sí mismo, pero prefirió la dirección de cine y luego la televisión. Yo recuerdo con infinito placer sus series televisivas -hubo al menos dos- de “Historias para no dormir”- cuentos de terror, algunos muy clásicos, que Chicho llevaba magistralmente a la pequeña pantalla. Era al fin de  los años 60 y primeros 70, mi época de estudiante final de bachillerato e inicios de universidad, que ha sido la época de mi vida (muy lejos) en que más televisión he visto, pues no hacía vida nocturna y después de estudiar y antes de acostarme, veía televisión -nunca más- una o dos horas al día. “Historias para no dormir” fue un hito, así como “La Residencia” (1969), la única película de Chicho en cine, con buenos actores, calidad, y también un sesgo de inquietud y miedo. De la inteligencia y el talento de Chicho Ibáñez Serrador -creo que retirado ya hace no pocos años antes de morir- no hay duda ninguna. Para mi lo raro estaba en que este hombre brillante y literario, terminara haciendo concursos televisivos y programas populares de entretenimiento, por supuesto a años luz en calidad de lo que se hace hoy, pero creo que olvidando un poco su mejor veta, que aún lució en “Historia de la frivolidad”. Vi “Un, dos, tres, responda otra vez” en su primera temporada y estaba muy bien hecho el concurso de divertimento, pero para mí ya era otra cosa. Chicho es y será una parte bonita del fin de mi adolescencia y muy primera juventud, luego se me desdibuja. Lamento (en lo íntimo) que este hombre tan notable se dedicara al mero entretenimiento popular, en lugar de haber desarrollado su lado más fílmico, más literario (en cine) con más carisma de placer de altura y menos concursos, aunque eran muy buenos y dejan en el sótano a todo lo actual. ¡Adiós, amigo Chicho, talento de mi adolescencia con su anhelo por los Mares del Sur, ya de leyenda!. Creo que no elegiste el camino mejor, pero hiciste muy bien lo que hacías y el sobresaliente -no hay duda- es de todo rigor. ¡Feliz travesía, Chicho!

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