¿Puede Moreno Bonilla ser presidente de la Junta?

por Pepe Fernández


Con su liderazgo desde 2014 el PP andaluz ha perdido 817.932 electores en dos consultas autonómicas.

Cuentan en el PP de Sevilla, el más encanallado de todos, que el domingo por la tarde el exministro del Interior Juan Ignacio Zoido, el ‘comandante’ del 1-O en Barcelona, decidió no esperar al cierre de los colegios electorales en Andalucía y tomó un Ave a Madrid.

Zoido fue uno de los privilegiados que tuvo acceso con antelación al contenido de la encuesta realizada el viernes por Gad3 y que al cierre de los colegios electorales daría a conocer el diario ABC.  El sondeo, que se acercaba bastante a lo que finalmente sucedió, situaba al PP de Juanma Moreno Bonilla en una horquilla de 22-26 escaños, una verdadera catástrofe donde de 33 dejaban por el camino unos siete escaños en el mejor de los casos.

Pero Zoido no parece que se marchase a Madrid esa tarde solo para evitarse una nueva versión del previsible ‘pobre de mí’ en la calle San Fernando tras haber perdido 316.410 votos con respecto al 2015 o los 817.932 si comparamos con la amarga victoria de Javier Arenas en 2012, que ya son sufragios.

Redondeando, un millón de votos ha perdido en diez años el PP-A: 2008 1.7 mill. 50 escñ. 2112 1.5 mill. 47 escñ. 2015 1.0 mill. 33 escñ. 2018 0.7 mill 26 escñ. Un millón de votos que, oh casualidad, han acabado en poder de Ciudadanos y ahora de Vox.

Zoido quería gestoras en el PP de Sevilla y Cádiz

No, Juan Ignacio, aseguran personas próximas al círculo de Moreno Bonilla, lo que intentó fue “comerle la oreja” a Pablo Casado y convencerle de que había que empezar a montar gestoras por doquier, especialmente en plazas como Sevilla y Cádiz, los fortines de Javier Arenas y Antonio Sanz y, de paso, poner en marcha el relevo del fracasado presidente y candidato Juanma Moreno.

En esas andaba Zoido zascandileando por la sede de Génova 13 cuando a las diez y cuarto de la noche saltó la noticia bomba del vuelco electoral donde, por vez primera en 36 años, la derecha derrotaba en las urnas a la izquierda en Andalucía. Y no solo eso, la segunda formación más votada el 2D, a pesar de haber perdido centenares de miles de votos, era el PP-A y su candidato se convertía en un firme aspirante a presidir la Junta de Andalucía apoyado por 21 escaños de Ciudadanos y por los 12 que les había arrebatado la derecha extrema de Vox.

El juez en excedencia y ex de tantas cosas en la vida política había hecho un viaje en vano, un pan como unas tortas, un golpe de mala suerte en el que ha sido su segundo intento, más o menos serio, por hacerse con el control de la organización donde aspiraba a colocar al que fue su segundo en Interior, el cordobés José Antonio Nieto en la presidencia regional; lo mismo que años atrás intentó hacer con José Luis Sanz, apoyándose entonces en María Dolores Cospedal. Por cierto, la exministra de Defensa anda contando a sus más íntimos la gran decepción que se ha llevado con Juan Ignacio al que define como “un pelota”.

Anécdotas como esta, más o menos trascedentes en tanto que la protagonizan personas de gran relevancia dentro del PP, vienen a poner el dedo en la llaga de nuestro sistema democrático, con grandes imperfecciones como todo el mundo sabe.

El votante de izquierdas se quedó en casa

Efectivamente ha sido el electorado de la izquierda en Andalucía el que, quedándose en casa, ha dejado caer al PSOE y a Podemos/IU que presumiblemente le habrían apoyado durante cuatro años más – o los que considerase el capricho y los intereses de la Sra. Díaz–.

Susana Díaz encarna al peor PSOE de todos los que se han conocido en 36 años de gobierno socialista, manteniendo el sectarismo, el enchufismo y una red clientelar que es una forma de corrupción que no suele llegar a los juzgados.

De los mensajes más irritantes lanzados por Díaz en campaña, el de proclamar a boca llena que su gobierno no tenía ni una sola mancha de corrupción, ha sido el que más ha podido horrorizar a electores medianamente formados e informados. Y eso es cierto si aplicamos una unidad de medida consistente en la intervención de un juez imputando a a este o aquel; ni siquiera lo que olisquee un fiscal en unas diligencias previas considera Susana Díaz que sea corrupción y con ella toda su corte de asesores. Lo de Ignacio Caraballo el jefe socialista de Huelva, investigado por una supuesta compra de votos en Aljaraque, o lo de la Fundación Guadalquivir en Córdoba con las JJSS más que manchadas contaminadas, son cosas sin importancia para Susana. Al menos eso dio a entender cuando se lo censuró en un debate Teresa Rodríguez.

Por no hablar del extraño y caprichoso manejo sin controles que un protegido y amigo de la presidenta en funciones está haciendo con la Fundación Cajasol y un patrimonio millonario que, en teoría, era o es de los andaluces.

A Susana no le debe extrañar que, en Sevilla, en su barrio de Triana, su electorado, no le haya respondido esta vez. Meter en la lista en puesto de salida a un independiente recién llegado como Ramírez de Arellano, dedicado como consejero a proteger intereses de la casta susanista, le ha tocado la moral (y mucho) a notables militantes con carné y con historia dentro del partido.

Es por estas y por otras muchas cosas parecidas por las que Susana Díaz no es una dirigente que merezca la confianza del electorado de izquierdas, de la misma forma que el casoplón de Galapagar le ha restado simpatías y apoyos al proyecto ‘Adelante Andalucía’ de Teresa Rodríguez y Antonio Maillo, al que mucho votante desencantado del 15M han identificado con Pablo Iglesias. Escuchar a Echenique culpar a los medios de comunicación de alarmar con los migrantes, no parece un análisis ni serio ni real. Quizás Podemos debería preguntarse qué ha hecho en Andalucía para investigar y denunciar la corrupción del bipartidismo en estos tres años. Se llevarían una sorpresa al comprobar que no saben ni donde queda la sede de la Fiscalía.

Bonilla, olvidando el pasado… como Susana

Pero volvamos al PP.  Moreno Bonilla, tras perder siete diputados que sumados a los 17 de 2015,  dan 24, quiere presentarse ante el Parlamento como aspirante a presidir la Junta con el apoyo de los votos de Ciudadanos y de Vox.

El mismo dirigente político que aún no ha enseñado la querella criminal que dijo que presentaría contra el Albondiguilla que le acusó de estar al cabo de la calle de los mangazos de la trama Gürtel en su época como dirigente orgánico en Genova 13.

El mismo Juanma Moreno que, junto a Pablo Casado, ha estado paseándose por las alhóndigas del Poniente almeriense guiados por Gabriel Amat, el líder del PP almeriense sometido a una muy extraña investigación judicial desde hace seis años en virtud de una trama societaria de familiares y socios con el negocio inmobiliario de por medio y con el ayuntamiento de Roquetas  bajo sospecha por las licencias concedidas. Ojo, una investigación que no solo se circunscribe a la denominada Trama Amat.

Se ha sabido este lunes se ha levantado el secreto sumarial a ¡40 tomos! del caso de la empresa Hispano Almería S.A., la constructora de cabecera de Gabriel Amat y el PP durante décadas en Almería, sospechosa de haber financiado al Partido Popular, cuyos recibos originales aparecieron en un contenedor de basuras y acabaron llevados por AMAyT y un ex trabajador de HALSA a manos del entonces Fiscal Superior del TSJA, Jesús García Calderón. HALSA tenia en su equipo como Auditor al hermano del Secretario General del PSOE  y cabeza de lista el domingo por Almería Jose Luis Sánchez Teruel. El portavoz socialista en Roquetas también resultó salpicado en el escándalo de la constructora del Teatro Auditorio y la Plaza de toros de Roquetas entre otras muchas.

Juanma Moreno nunca pidió perdón por la corrupción del PP

Quiere llegar a presidente de la Junta quien no se ha quitado de la boca desde hace meses la corrupción de los Eres, de los puteros de la Faffe, el robo en los cursos de Formación, etc. etc., pero al que no se le ha ocurrido pedir nunca disculpas por las corrupciones detectadas en sus filas fuera y dentro de Andalucía.

Pero, sobre todo, quiere llegar a presidente alguien que no tiene un partido sólido en Andalucía, porque el actual PP-A está profundamente dividido, con los dinosuarios enzarzados a bocados entre ellos  y donde muchos, una vez más, están vendiendo la piel del oso – futuros cargos de la Junta– antes de cazarlo, casi los mismos que cuando Arenas creyó que ganaría en 2012 sin bajarse del PP-móvil.

Lo que menos debe sorprender es que Moreno y el PP de Casado no hagan ascos a pactar con la derecha extrema de Vox, les une mamá Faes y papá Aznar.

Jose Mª Aznar y los jóvenes Abascal y Casado. Otros tiempos.

Vox, además de hacer bandera de reconquista con la cuestión catalana, la migración o la política de género, ha crecido en estas elecciones por el empuje y promoción que le ha dado la propia Susana Díaz – grave error–  y porque el PP andaluz, entre unos y otros, ha acabado convertido en una especie de ejército de Pancho Villa donde cada uno dispara en función de sus intereses. Las broncas internas en los partidos siempre acaban pasando factura en las urnas.

Los populares han estado tan cómodos en la oposición a Susana que hasta han sido cómplices del PSOE-A en el manejo de la RTVA, medio que se ha revelado como un instrumento sectario y carísimo que no sirve ni al pluralismo ni a la democracia de los andaluces y, por lo que se ha visto, ni siquiera a los intereses de sus controladores políticos.

¿Compartirá Ciudadanos un tripartito con el lobo?

Lo que si sorprendería es ver a Ciudadanos en ese tripartito, acostándose con el lobo, no por el tacticismo de sus dirigentes, sino por el talante de sus militantes y electores que no parecen a priori muy dispuestos a que les vuelvan a situar en la derecha pura (y dura) cuando se creían instalados en el centro y en la equidistancia.

Pedro Sánchez ha levantado la veda contra Susana Díaz. Parece dispuesto a hacerle pasar por el mismo quinario que a él le hizo padecer Díaz hace dos años, abriendo la puerta para que salga por su propio pie antes de empujarla. No parece que un contraataque contra el susanismo y la defensa numantina que plantearían desde Sevilla sea una buena noticia para la estabilidad que se merece Andalucía en estos  momentos tan delicados.

¿Qué pasará? No tiene buena pinta el futuro. Las elecciones nos han traído inestabilidad, odio, enfrentamientos y más tiempo perdido. No hay soluciones mágicas ni estéticas a primera vista. Miren por donde podemos hallarnos ante la primera victoria política de Vox. La política andaluza, desde este domingo día 2, no depende de la autonomía sino de lo que decidan en Madrid los Sánchez, Casado, Rivera, Abascal…


Pepe Fernánez

Editor y director de Confidencial Andaluz
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