¡Qué escándalo! ¡Aquí se juega!

por Javier Polo Brazo


La misma vehemencia que vemos cíclicamente defendiendo el blindaje de la frontera de Melilla para evitar la entrada de inmigrantes, estamos viendo ahora criticando la decisión de Marruecos de cerrar la aduana comercial con esta ciudad desde el pasado mes de agosto. Es cierto que en eso no es distinta Melilla del resto de la Unión Europea donde, desde su origen, se ha primado siempre la libre circulación de mercancías y se ha dificultado -cuando no impedido- el tránsito de personas.

Marruecos ha decidido potenciar su puerto de Beni Enzar, limítrofe con Melilla, ya que el 70% de las mercancías que entran por la ciudad española acaban en su país. Parece una decisión lógica, que cualquier gobierno habría tomado y que incluso no hubiese esperado tantos años para hacerlo. Esta estrategia además no es nueva, hace una decena de años abrieron el puerto de Tánger Med con la misma intención, en este caso con respecto de Ceuta (ciudad donde nunca hubo aduana comercial) y de paso robarle tráfico a Algeciras.

Ahora los empresarios melillenses, el Presidente de la Ciudad Autónoma y toda la opinión pública local ataca por igual a Marruecos y al Gobierno de España, al primero por tomar esa decisión unilateral (el hecho de la unilateralidad no la convierte en ilegitima) y a los segundos por la debilidad que demuestran ante Marruecos.

Me resulta curioso que yo -que no soy un experto en relaciones internacionales y mucho menos en Marruecos- conociera desde hace seis años esta estrategia del reino alauita de boca de otra “inexperta” mujer (en este caso una porteadora de la ciudad de Ceuta) y que para Juan José Imbroda (Presidente de la Ciudad Autónoma) haya sido una aparente sorpresa. La porteadora estaba preocupada por esta política que estaba diseñando su país ya que a largo plazo la dejaría sin trabajo. Si las mercancías entran directa y legalmente a Marruecos, no harán falta las porteadoras para nada.

Marruecos es un vecino impredecible, cierto; pero a pesar de ello ha dado muestras sobradas de cooperación con la Unión Europea, más de lo que se reconoce a este lado del estrecho. Los tira y afloja diplomáticos no dejan de ser los habituales entre países vecinos con realidades complejas y si a este lado hay quejas sobre sus acciones, al otro lado también, sobre todo cuando comparan la relación y compromisos que Bruselas mantiene con Turquía y las migajas que les dan a ellos, siendo técnicamente países comparables (países limítrofes con fuerte presión migratoria y que Europa los utiliza de muros de contención).

Lo dicho, no soy un experto en relaciones internacionales pero todo esto que se está viviendo estos días en Melilla me suena a esa escena de la película Casablanca en la que el capitán Renault le responde a Rick, tras salir del casino ilegal, aquello de: “¡Es un escándalo, aquí se juega!” cuando el segundo le preguntó por los motivos de cierre de su local.

De momento la sangre no parece que llegará al río, al fin y al cabo las mercancías que salían por esa aduana cerrada sólo representan el 10% del total de las que cruzan la frontera; la crisis real vendrá cuando Marruecos pueda darle trabajo a las miles de porteadoras que tiene y eche el cierre definitivo al tráfico ilegal de mercancías que, ese sí, es el lucrativo. Ese día veremos a Imbroda gritar de nuevo: “¡qué escándalo, aquí se juega!”, y ese sí que será el cierre definitivo.


Javier Polo Brazo

En Twitter: @JavPolo

 

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