Radio París: El púlpito de la desmemoria

«Sobre la memoria democrática y los desmemoriados. Sobre la dignidad y el olvido. Sobre Casado y sus homilías.»

Pedro Iniesta, reflexiona en esta nueva entrega de Radio París a propósito del Proyecto de Ley de Memoria Democrática así como de sus consecuencias en el plano democrático, social y político.

 

por Pedro Iniesta Ruiz

 

Seguramente muchos no sepan que hace unos días se cerraba el plazo para la presentación de enmiendas al proyecto de ley de memoria democrática. Lo que sí sabemos todos, aunque a veces parezca que lo olvidamos, es que cuando España se acostó franquista y se levantó democracia, hubo muchos criminales que vieron extintas todas sus responsabilidades gracias la ley de amnistía del 77.

Esa amnistía pretendía enterrar las heridas en la fosa común de la desmemoria, y ahí vertieron, so pretexto de consolidar la democracia, la dignidad de toda una nación. Es cierto, socialistas y comunistas pasaron por el aro para garantizar que la España de las libertades pudiera llegar; pero no es menos cierto que una parte de la derecha lo hizo para proteger a los suyos, a los que luego acogió en su seno para darles voz, pompa y boato.

Y fue así como una ley concebida falazmente para el reencuentro se convirtió en la coartada de toda una patulea de hijos putativos del régimen franquista. Y en nuestro país, a diferencia de otros, esta herencia de sangre no se ha vivido con vergüenza y sonrojo, sino con orgullo y militante devoción.

Y esa devoción es la que lleva todos los años a cenutrios, facciosos y nostálgicos de dudosa alfabetización a organizar misas en honor al ínfimo asesino que secuestró la libertad en España durante 4 décadas. Y en esas homilías, que deberían haber sido proscritas por la jerarquía eclesiástica, el genocida recibe parabienes bajo el palio de la impunidad.

Ha sido ahí, entre incensarios, donde Pablo Casado ha decidido buscar el sacramento de la eucaristía. En una misa que honraba al dictador y que presidía una bandera, en la primera fila, con el águila calva. ¿Entró por casualidad? Es posible. ¿Se quedó por elección? Sin duda. Y lo hizo porque Pablo sabe que su partido ha sido el refugio de fascistas amnistiados, franquistas, tardofranquistas, y demás excrecencias éticas y antidemocráticas.

Por eso le dolerá a Casado, y sus cómplices de Vox, que este país apruebe una legislación que propugne que las leyes del Estado tienen que ser interpretadas según el derecho internacional humanitario, es decir, que los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tengan la consideración de imprescriptibles y no amnistiables; para no seguir viviendo en un país sin memoria.

Y es que la desmemoria la ha tenido la democracia, porque los franquistas han seguido recordando y actuando, primero desde el silencio, después desde los púlpitos. Lo que han olvidado es que el púlpito en un estado de derecho es el parlamento, y la biblia la constitución. No somos feligreses ni siervos de nadie, por eso, a pesar de la derecha franquista, aprobaremos las leyes que defiendan la dignidad de nuestra memoria como lo que somos, ciudadanos sin cadenas y dignísimos hijos de quienes en los tiempos más oscuros dieron su vida defendiendo la libertad.

París, 23 de noviembre de 2021.

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