Rosa González: mujer, arte y visibilidad

/ por Silvia Díaz /

Nos arrebataron el pasado. Podría ser el título de una película de Nicholas Sparks, pero no. Es el que encabeza la historia de las mujeres, y la sinopsis ya la sabemos. Las mujeres fuimos – y somos- silenciadas en todas las facetas creativas. Afortunadamente el feminismo, que por más que se pisotee sigue ahí, propició los cambios que nos llevarían (en un in crescendo) a acogernos al derecho al pataleo, a la búsqueda de la verdad, y a escarbar en la historia para dar luz sobre la otra visión de la vida. Aún queda mucho por hacer, el mundo cojea todavía. Como no podía ser menos (esto es ironía), en el teatro, en este viaje a la claridad que representa, la marcha frenética de la mujer que no parecía llegar a ninguna parte, se ha visto interrumpida por todo tipo de obstáculo: manipulación de las ideas, maltrato, acoso, y su presencia se ha visto borrosa o transmutada a mera figuración, adorno, compañía, etc. Y lo que es más penoso, EL TEATRO, que es conductor de ideas, de pensamiento… ahí, en ese escenario que debería ser el corazón de la verdad, también hay una alfombra bajo la que se esconde la mierda, que para resumir le pondré solo un nombre: SEXISMO. Solo la valentía y la constancia han hecho que las mujeres tengan un espacio visible con nombre propio en ciertos territorios. Pero ha tenido que ir pisando cada escalón cargada con la familia y con los sentimientos. Las palmaditas en la espalda llegan cuando una mujer se ha dejado la piel por demostrar lo que vale y siempre llegan con el salario bajo y, si se puede, la convierten en excepción para así confirmar la regla del convencionalismo: No todas valen.

Sea como sea, esta sociedad que hemos creado tiene el reto de corregir las carencias y los abismos. Son muchos los derechos vulnerados y en el caso de la relación mujer-hombre, debemos hacerlo entre todos. Sin embargo, somos nosotras las que tenemos que reconocernos como otra parte, otra visión, otra dimensión, otra política, otra filosofía porque nadie tiene que darnos permiso, solo deben aceptar nuestro porcentaje. Y porque tenemos los mismos derechos y somos diferentes. Puede parecer básico y repetitivo, pero también lo es la insistencia  de la fe androcéntrica, basada en una falacia ya obsoleta. No ha habido guerra, pero cuesta ver un hueco donde pisar en este campo de minas.

El arte es una esperanza de visibilidad de las mujeres. Usémoslo. Hagámonos visibles día a día para que la historia no pueda ignorarnos. No neguemos lo que somos; el feminismo no es lo que otros piensan sino lo que nosotras queramos que sea.

Rosa González es una mujer que lucha por encontrar su lugar, que ha tirado parte de esa mochila inútil que la ralentiza, y lo hace a través de su trabajo y su arte. Es actriz, nacida en Huelva, formada en el teatro independiente desde 1984. Fue con la compañía “Andante”, con la que se consolidó como actriz. Su formación teatral la conforman grandes del Teatro como Miguel Narros, José Carlos Plaza, José Luis Gómez  o Jesús Domínguez. Desde 1992 ha dirigido teatro: El hueso de la aceituna, etc., y ha dirigido el Taller de Teatro Municipal de Punta Umbría. En su último montaje, Contrabandista, sobre un texto de Jesús Domínguez, se luce como actriz dramática. Es un monólogo impresionante, en el que interpreta a ‘La cantábrica’. Una mujer a la que le cambia la vida cuando se enamora de otro hombre que no es su marido y que, finalmente se decide por dejar a los dos y seguir luchando por su derecho como mujer de tenerlo todo. Montaje teatral flamenco en el que Rosa controla desde la puesta en escena hasta la producción.

Se puede decir que su trayectoria laboral está ubicada en el corazón del teatro. Desde 2006 es directora del Teatro del Mar. Tras los estudios de Graduada Social, Rosa enfoca su  actividad teatral hacia el Arte de Acción. Funda el colectivo La Mona Enjaulada, con el que ofrece al espectador la posibilidad de pensar sobre sí mismo y sobre la sociedad en la que vive. Con este colectivo lleva a cabo el montaje de Acción A tres pasos, en el que narra escénicamente la carrera frenética de la mujer por llegar a algún lado; cargada con ese equipaje que incluye cosas importantes y cosas tan inútiles, tan pesadas… Habla del peso del amor. Del maltrato. De aquellas sombras que llevamos a cuestas. Habla sobre todo de soltarlas. La acompañan en esta aventura Cinta Pérez y Carmen Flores, y cuentan con la colaboración de otro artista vinculado al Arte de Acción, como el performer Javier Seco.

Para mí esto es feminismo, los demás que lo llamen como quieran. Enhorabuena Rosa González. Has sabido soltar lastre.

http://revista.lamardeonuba.es/mujeres-vivas-de-silvia-diaz/

 

 

 

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1 Comentario

  1. Excelente retrato el de Silvia Díaz. Son muy necesarias este tipo de secciones en los medios para rescatar y poner en valor a las mujeres onubenses. Bien por La Mar de Onuba. Queremos más Silvia Díaz y más «mujeres vivas».

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