¿Saldan las infraestructuras reclamadas la deuda histórica con Huelva? (I)

por Rafael Gavilán Fernández


Llevamos muchos años advirtiéndolo. Desde que nació Mesa de la Ría, a finales de 2002, siempre dijimos lo mismo. Recuerdo a mi compañero y antecesor José Pablo Vázquez Hierro clamar: “los onubenses tenemos que preparar una alternativa de futuro, porque el modelo de ciudad que nos impusieron basado en un monocultivo contaminante se viene abajo”.

El modelo impuesto a Huelva, al margen de la decisión y participación de sus ciudadanos, consistía en extraer sus recursos, aprovechando nuestras marismas y ríos para evacuar sus vertidos sobrantes, un modelo que contaminando nuestra marisma, mar, tierra y aire, impidió la llegada de otros sectores productivos. Este modelo de ciudad definitivamente ha llegado a su fin.

Huelva se encuentra entre las primeras en la lista del desempleo y entre las últimas en desarrollo y prosperidad, ahondando en el subdesarrollo. Además, cuenta con uno de los mayores problemas ambientales y sanitarios, resultado de uno de los mayores ‘ecocidios’ mundiales, un ‘crimen de estado’ perpetrado por todas las administraciones.

Sin embargo, aquellos responsables de este legado, que siempre defendieron el modelo industrial que nos ahoga y sin mover un dedo por modificarlo durante décadas, lanzan ahora un S.O.S. que a mi entender desvía la atención para culpar de su propia inacción a la falta de infraestructuras. Estas infraestructuras por sí solas nunca van a solucionar el retraso de nuestra ciudad. Huelva necesita un cambio profundo y estructural de modelo de ciudad, para lo que resulta fundamental la participación y que nos dejen decidir a los onubenses.

Las infraestructuras siempre se nos negaron, porque además las pocas que años atrás vinieron, no fueron para nuestra ciudad, sino para cubrir siempre las necesidades e intereses del ‘monstruo contaminante’. Así se proyectó el Puente Sifón, como soporte de la tubería para traer el agua a las fábricas, o el Puente del Tinto, para conectar los polígonos industriales interior o exterior, o el Paseo Marítimo, que fue proyectado inicialmente si no lo denuncia Mesa de la Ría, como una gran balsa de rellenos contaminados procedentes del dragado de la Ría de la misma forma que se hace en las balsas del Espigón y, sin ir muy atrás, tan solo hace unos días, los recientes 92 millones de euros de un presupuesto estatal de un gobierno fallido, que negando todo a Huelva, destinaba la parte sustancial del presupuesto a las grandes obras portuarias de un Puerto cuyo interés declarado es mantener el “estatus industrial fósil, sucio y contaminante” de nuestra ciudad. Las grandes inversiones en infraestructuras y subvenciones en nuestra capital siempre fueron destinadas a los intereses y necesidades de las Industrias Químicas.

Hago hincapié en que “se nos deje decidir a los onubenses”, porque Huelva siempre ha sido una ciudad intervenida social y urbanísticamente. Huelva, como en tiempos de la dictadura, sigue careciendo de libertad y democracia para que seamos los ciudadanos quienes fijemos nuestro destino. Los intereses de las multinacionales coloniales contaminantes siempre primaron frente a los de los ciudadanos desde la creación del ‘Polo Químico’. Un conglomerado que ha sido una imposición del Gobierno Central, que ha podido servir a los intereses nacionales en beneficio del crecimiento nacional en detrimento del local. Tenemos pruebas palpables de esa falta de democracia en nuestra ciudad.


Rafael Gavilán Fernández es Concejal de Mesa de la Ría de Huelva
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