‘Sanitarios, héroes de un sólo uso’, por Jorge Galán

Enfermeras, y otras trabajadoras sanitarias, ante las puertas del Hospital 12 de Octubre de madrid en abril de 2020. Shutterstock / FernandoV

Ninguno está por la labor de situar la salud en Andalucía en el lugar que se merecen los andaluces, que son los principales afectados de todo este despropósito político en nuestra querida tierra”.

por Jorge Galán

 

Jueves, 28 de octubre de 2021. Una parte importante de los héroes a los que se aplaudía a las 20h. en terrazas y balcones, en plena pandemia de Covid, ven ahora con incertidumbre su futuro laboral en el Servicio Andaluz de Salud. Muchos se verán abocados a engrosar las listas del paro el próximo 31 de octubre, cuando finalicen sus contratos temporales como «refuerzos Covid».

En una reunión celebrada entre sindicatos y el consejero de Salud, Jesús Aguirre, se despejaron las dudas sobre el futuro de esos 20.000 profesionales: solo 12.000 renovarán por seis meses más y 8.000 irán a la calle, según denuncian los sindicatos CCOO, UGT y CSIF.

Entre los profesionales a los que no se renovará, 1.500 pertenecen a la provincia de Málaga. Se mantiene e incluso refuerza la atención primaria, pero la gran perjudicada es la atención hospitalaria. De las 2.700 contrataciones que se realizaron como refuerzos Covid en Málaga, en las categorías de enfermeras y fisioterapeutas, sólo se renovarán 1.600, de las cuales unas 400 serán interinidades y 1.200 contratos de seis meses. SATSE estima en 1.300 la pérdida de profesionales entre enfermeras y fisioterapeutas en los hospitales malagueños, donde es primordial atender a los miles de pacientes que han visto demorada su asistencia quirúrgica y otras demandas asistenciales en los últimos meses a consecuencia de la pandemia.

Curiosamente, esta denuncia se produce sólo cinco días después de que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, asegurase en la sesión parlamentaria de control al Gobierno andaluz que los 20.000 profesionales del SAS a los que les finaliza el contrato a finales de mes «no van a ir a la calle».

El Gobierno andaluz y algunos medios afines han considerado estas cifras como muy positivas, es obvio que, en parte lo son, sobre todo en atención primaria, pero hacen referencia en exclusiva a los 12.000 renovados, se olvidan, cual fungible amortizado, nada menos que de 8.000 profesionales, que no sólo han cubierto puestos de refuerzo, en muchos casos han formado parte de puestos estructurales imprescindibles para el correcto funcionamiento de la sanidad pública. También se olvidan de las verdaderas cifras de personal sanitario que tenemos en Andalucía.

Algunos de estas referencias sesgadas son que, entre médicos y enfermeros, Andalucía contará con 6.500 sanitarios más que antes de la pandemia, que se renueva a 12.000 profesionales, o que más tarde se ofrecerán hasta 10.000 interinidades. Cifras bonitas, pero parciales. Titulares que profesan un grosero cherry picking (falacia de evidencia incompleta) para ofrecer totalizada la parte positiva. Un truco muy manido y antiguo. Si contextualizamos estos datos con las auténticas cifras, la realidad es otra.

Según la estadística del INE del año 2020 (contando con el aumento de todo el personal de refuerzo por Covid), la tasa de enfermeras por cada mil habitantes en España fue de 6,86 profesionales (5,6 en el año 2019), bastante lejos de la media europea: 8,8 enfermeras. Podemos citar las 17 enfermeras por mil habitantes de Noruega, las 16 de Dinamarca o las 15 de Alemania o Irlanda. Sólo hay cuatro países con unos datos peores que España en el entorno europeo: Grecia (3,2), Bulgaria (4,4), Letonia (4,8) y Chipre (5).

En Andalucía la ratio se sitúa en 4,13 enfermeras por cada mil habitantes, en la cola de España. Aquí está nuestro verdadero nivel: Bulgaria nos supera. Andalucía necesitaría nada menos que 23.000 enfermeras para equiparase a la media europea (ojo, sólo a la media). España necesitaría 110.00 enfermeras para equipararse a la media europea. En Málaga harían falta en torno a 6.000 enfermeras para llegar a la media nacional, unas 9.000 para la media europea. Bien, pues vamos a despedir a unas mil.

El déficit de Málaga en esta ratio es estrepitoso; está a la cola de Europa, de España y de Andalucía en enfermeras por habitante. De hecho, con 3,29 enfermeras por cada mil habitantes –sumando tanto la sanidad pública como  la privada– apenas llega a un tercio de la media europea. Málaga sólo es superada en déficit por Granada, con 3,26 enfermeras por mil habitantes.

En la ratio médicos por habitante nuestras cifras son menos desastrosas, por ponerles un calificativo mesurado. Aunque también son malas. Según el INE en 2020 Andalucía tenía 5,06 médicos por cada mil habitantes, concretamente la 5ª Comunidad Autónoma por la cola, solo superada en déficit por Baleares (4,9), Castilla La Mancha (4,5), Ceuta (4,1) y Melilla (3,9). En España la media es de 5,33 médicos por cada mil habitantes.

España se sitúa en el puesto 23 del mundo en médicos por habitante. Sin embargo, baja en el ránking hasta el puesto número 53 si hablamos de profesionales de la enfermería.

Por lo tanto, que no nos vengan a contar milongas, ni unos ni otros.

Unos (los de ahora) poniéndose medallitas con la falacia de que renovando a un 60% del aporte en personal coyuntural por la pandemia, el sistema sanitario público mantiene la «óptima calidad asistencial», porque ya hemos visto que nuestros números rondan cifras de países de la antigua Europa del Este. España se sitúa en la cola de Europa, Andalucía en la cola de España y Málaga en la cola de Andalucía. La sobrecarga de trabajo del personal estructural del SAS es desconsoladora, con las implicaciones que ello tiene en calidad asistencial, en salud laboral, en demoras, en errores, etc.

Otros (los de antes), que en sus pertinentes críticas a los actuales, se autodenominan falsamente «defensores de lo público», porque gran parte del brutal déficit estructural de personal sanitario en Andalucía se lo debemos a ellos y a sus pírricas políticas en este sentido durante casi cuarenta años. A cada cual lo suyo.

Y si me apuran, unos terceros, los sindicatos, -especialmente los generalistas- que ojalá hubiesen tenido tanta determinación en su control y crítica a estas políticas con los de antes como con los de ahora. Como bien dice el aforismo, otro gallo nos cantaría.

Mientras, seguiremos escuchando falsedades, falacias y mentiras que se dedicarán los unos a los otros y viceversa, dejando claro lo que verdaderamente les une; que ninguno está por la labor de situar la salud en Andalucía en el lugar que se merecen los andaluces, que son los principales afectados de todo este despropósito político en nuestra querida tierra.

Si aparece un nuevo brote importante, nos volveremos a preguntar en todas las tertulias matutinas de opinadores por qué no hay sanitarios suficientes para atender a los enfermos o para sustituir las bajas de los que han enfermado. En una actitud de puro cinismo cortoplacista del que ya se ha olvidado que los echaron por miles cuando la incidencia acumulada bajó.

Y sobre todo, seguiremos siendo testigos del anacrónico y lamentable maltrato a los profesionales de la sanidad andaluza, en este caso a los temporales, que se han jugado el físico en una pandemia entre contrato y contrato, siendo equiparados a una gasa manchada que luego se tira a la basura. Ayer héroes, mañana desempleados.

Jorge Galán es artista visual

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