Soliloquio del desmemoriado

Podríamos callar. Sí, a veces, es mejor callar. Sobre todo, cuando se dicen estupideces, incongruencias. Porque la palabra en sí adquiere forma nefasta no por lo que ella misma engloba, sino considerando quién la pronuncia. Y da lo mismo una palabra o un nombre. A veces, hay nombres llenos de luz que pronunciados por quien les sometió a algún tipo de desprecio, el halago de hoy es, cuanto menos, incongruente.

Por tanto, ¡¡quién nos iba a decir!!… que el nuevo presidente de la Junta de Andalucía iba a argumentar, en su discurso de investidura, que sus referentes son García Lorca y Blas Infante. Grotesco, ¿no? Y no sólo porque ambos tenían fuertes raíces republicanas y de izquierdas sino, porque tanto Lorca como Infante siguen enterrados en fosas comunes. Y ha sido precisamente el partido político al que representa este nuevo presidente que perdió las elecciones, el que ha acordado “bajo cuerda» con un partido ultraderechista, la sustitución de la Ley de Memoria Histórica por otra que llamarán de “concordia». Todo con un tinte de chiste macabro, o acaso Moreno Bonilla no recuerda que estos dos andaluces universales fueron asesinados -sí, digo bien, asesinados- por Franco. Aquel al que tanto rememoran amorosamente sus cómplices para alcanzar un gobierno tras perder las elecciones.

Y sin que quede como anécdota, no. Porque esto es muy serio. Pero no solo fueron ellos a quienes apeló. También a Antonio Machado, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez, Pablo Picasso y María Zambrano. Todos exiliados, todos de izquierdas, todos andaluces, todos universales. El Gobierno saliente tenía aprobadas intervenciones arqueológicas que tienen como fin hallar los huesos del “desaparecido más llorado del mundo», como designó Gibson al poeta de la “luna de pergamino», y los restos del padre de la “Patria andaluza», ambos Lorca e Infante, referentes de la cultura universal nombrados por quienes jaleaban a aquel mal nacido que se jactó “le metí dos tiros por el culo por maricón”. Os deberían arder dentro de la boca hasta quemaros las entrañas.

Por eso, a veces, es mejor callar. Tras esta ola ultraderechista que está invadiendo, no sólo Europa, sino también América. Basta con nombrar a Orban, Trump o Bolsonaro. Pero para algunos es más fácil echar tierra sobre los andaluces: “que disfruten de lo votado», he oído en varias ocasiones. Ay, pobres ignorantes políticos, el resultado de unas elecciones lo dan muchos factores además del voto de los ciudadanos, pero se unen más circunstancias… ¿Por qué siempre es más fácil culpar al otro? Mi pregunta sería, a quien lo diga que me nombre qué comunidad autónoma española ¿cuál? ha sido capaz de conservar un gobierno de izquierdas durante casi 40 años, ¿cuál?

“Andaluces de Jaén, aceituneros altivos», “Andaluces, levantaos»… Ay, si ellos hablaran. Lo que nos enseñaron con su sudor, con sus manos heridas de trabajar bajo las heladas de enero… Si ellos hablaran…

Por eso, a veces, es mejor callar. Decir lo justo, lo necesario, y que lo dicho sea verdad. Al fin y al cabo, el mundo está lleno de charlatanes ¡Y así nos va!


Mari Ángeles Solís del Río

En Twitter: @mangelessolis1

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