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Una investigación de Greenpeace documenta graves escenas de animales desatendidos y falta de higiene en la macrogranja de El Pozo en Granada

07/10/2021. Castillejar, Granada, Andalucía, España. En el marco de la campaña Ni Mu contra el impacto ambiental de la ganadería industrial, activistas de Greenpeace se adentran en una macrogranja de Castillejar (Granada) para mostrar cómo viven los millones de animales que cada año son engordados y sacrificados. La ganadería industrial es perjudicial para el medioambiente, la salud de las personas y, evidentemente, para el bienestar animal. ©Greenpeace/Pedro Armestre ©Greenpeace Handout/PedroArmestre- No sales - No Archives - Editorial Use Only - Free use only for 14 days after release. Photo provided by GREENPEACE, distributed handout photo to be used only to illustrate news reporting or commentary on the facts or events depicted in this image.

La instalación de Cefusa (El Pozo – Grupo Fuertes) en Castilléjar, Granada, es la macrogranja porcina que más metano y amoniaco emite del país.

La organización ecologista pide que no se concedan más licencias de apertura de este tipo de instalaciones ni se amplíen las existentes, por sus graves impactos medioambientales y sociales.

🔴🔴EXCLUSIVA🔴🔴
⚠️Entramos en una macrogranja de ‘EL POZO’.
⚠️Así viven y mueren los cerdos en LA FÁBRICA DE CARNE MÁS CONTAMINANTE de España.
Esto no te lo enseñan en sus anuncios.@ElPozoAlimenta no dice #NiMU, pero aquí decimos #MacrogranjasNO
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— Greenpeace España (@greenpeace_esp) October 21, 2021

Jueves, 21 de octubre de 2021. Abandono, animales muertos, suciedad… son algunas de las condiciones que un equipo de investigación de Greenpeace ha encontrado al acceder al interior de una de las mayores explotaciones de ganadería industrial de España: la macrogranja de cerdos que Cefusa (del Grupo Fuertes, matriz de El Pozo) tiene en el pequeño municipio granadino de Castilléjar, al noreste de la provincia, donde cada año se pueden llegar a producir la friolera de 651.000 lechones. Esta gigantesca instalación, dividida en diez núcleos con varias naves, es además la macrogranja de porcino con mayores emisiones de metano y amoniaco del país.

La visita a este megacomplejo del carnicero de El Pozo se ha producido dentro de la campaña de Greenpeace para denunciar el elevado impacto ambiental y social de la ganadería industrial. Este modelo contribuye a la crisis climática actual, a la pérdida de biodiversidad y al desmesurado consumo y contaminación del agua, y su avance descontrolado no para de agravar estos problemas. España ya es el primer productor de porcino de la UE: en 2020 se sacrificaron más de 56 millones de cerdos. (Informe en profundidad completo).

La instalación a la que ha podido acceder Greenpeace (con equipos EPIS y exhaustivas medidas de bioseguridad) es una enorme nave dedicada a la “producción y cría” de lechones. En su interior se documentaron escenas de madres recién paridas, o incluso pariendo en ese momento, sin ningún tipo de asistencia y con numerosos lechones muertos en minúsculas jaulas llenas de heces, además de roedores por doquier y mucha suciedad. Todo esto contrasta con la imagen que ofrece la empresa en sus comunicaciones en las que los animales viven en un ambiente totalmente diferente.

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Cada vez es mayor la oposición que este tipo de instalaciones despierta entre las personas que viven en sus inmediaciones por los malos olores que generan, a los que se suman la contaminación constante de sus acuíferos por las filtraciones de purines y el escaso impacto positivo que generan en forma de fijación de población o creación de empleo. Debido a su producción masiva e incesante, este tipo de instalaciones se convierten en auténticas fábricas de emisiones de gases de efecto invernadero y de amoniaco (240.000 kg en 2019), con el único y máximo objetivo de producir carne barata y pingües beneficios a sus propietarios.

“Lo que Greenpeace ha encontrado en la macrogranja del poderoso Grupo Fuertes, el principal productor cárnico de España, conocido por su famosa marca El Pozo, es vergonzoso. Sí esto ocurre aquí, no queremos ni imaginar cómo pueden estar muchas otras instalaciones de este tipo en el resto de España”, ha declarado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace. “Es intolerable que se siga promoviendo este modelo en España, por ello exigimos que en primera instancia la Junta de Andalucía realice una inspección inmediata y completa de las instalaciones de Cefusa en Castilléjar y en segundo lugar ponga en marcha una moratoria a la ganadería industrial: ni nuevos proyectos ni ampliación de los existentes”, ha añadido Ferreirim.

A pesar de que las imágenes son duras, Greenpeace entiende que el sector cárnico no debe ocultar a las personas que consumen sus productos la realidad que hay detrás de ellos, ni vender imágenes que no corresponden con su realidad productiva, por lo que pide mayor transparencia e información. Para la organización ecologista, no sirve de justificación que algunos de los estándares que se aplican en las macrogranjas, como el tamaño de las jaulas, sea algo aceptado por las normativas, sino que pide que se abandone por completo este modelo industrial.

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Los datos que ofrece el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes estima que las emisiones de metano de la explotación porcina de Cefusa en Castilléjar, alcanzaron en 2019 los 590.000 kg. Este dato podría ser muy superior dado que, como también señala Naciones Unidas, el conocimiento y monitoreo de las emisiones son incompletos y esto propicia que se subestimen los datos reales de emisión.

“Es necesario poner fin al sinsentido de las macrogranjas. El Gobierno, y muy en particular el ministro Planas, debe tomar cartas en el asunto y poner en marcha medidas que impidan que las macrogranjas sigan instalándose en España de forma desmesurada y descontrolada y envenenando el aire que respiramos y el agua que bebemos“, ha concluido Ferreirim.

En abril de este año Greenpeace impulsó la creación de una Red de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos. Uno de los grupos que participa en este proyecto  es la Plataforma Salvemos Castilléjar. De las 30 muestras de agua recogidas por esta plataforma, muchas en las inmediaciones de esta macrogranja, se ha calculado un valor medio de la contaminación por nitratos de 31,4 mg/l, y cuatro muestras dieron valores superiores a 50 mg/l (el máximo legal permitido para agua potable), tres de ellas de agua superficial (una de una fuente) con el peligro que supone para la población que la consuma, y una en un pozo.

Las lamentables condiciones en la que viven los animales (FOTOS)

Dentro de la ganadería, el sector porcino es probablemente el más industrializado y ya genera el 66% de la carne producida en España. De hecho, las explotaciones de cerdos reciben nombres tales como instalaciones de producción de lechones o explotaciones de madres. La industrialización de la producción de carne de cerdo rápida, en gran cantidad y barata conlleva que los requerimientos legales de protección de los animales sean muy cuestionables en lo que al bienestar se refiere, y que, aun así, se incumplan en muchas ocasiones.

Las inspecciones a estas instalaciones son muy reducidas, el número de incumplimientos es muy elevado, aunque las instalaciones incumplidoras que acaban sancionadas son muy pocas. En Andalucía, según los datos que publica la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, en 2018 se llevaron a cabo 973 controles sobre bienestar animal en explotaciones y transporte de todo tipo de ganadería, en 220 de ellos se detectaron incumplimientos (22,6%), pero solo en nueve casos se inició un expediente sancionador.

Si nos centramos en los controles en porcino en Andalucía, los incumplimientos son más comunes. Ese mismo año se inspeccionaron 180 instalaciones de las 5.295 existentes, 73 de estos controles fueron no favorables (un 40,6%) y se acumularon un total de 173 incumplimientos. El control se realizó en menos del 3,4% de las instalaciones existentes.

En todo caso, una legislación hecha a medida de la industria de las macrogranjas, permite que los animales vivan en unas condiciones penosas, un argumento más que demuestra lo insostenible y perverso de este modelo amparado por la ley. 

 

FIRMA CONTRA LA GANADERÍA INDUSTRIAL

 

Así, por ejemplo, es legal que los animales vivan toda su vida encerrados en naves industriales sin ver la luz del sol; que las cerdas estén cinco semanas seguidas (desde la semana anterior al parto y hasta el destete) aprisionadas entre barrotes con el espacio mínimo necesario para estar tumbadas, sobre rejilla, y poder darse la vuelta; que las cerdas solo tengan unos días de reposo entre el destete y la siguiente inseminación; que los lechones tengan solo el espacio mínimo que les permita estar todos tumbados al mismo tiempo; que se practique el raboteo parcial (cortar el rabo) a los animales para evitar la caudofagia (que los cerdos se muerdan la cola entre ellos por el estrés) o que se reduzca la punta de los colmillos a los lechones.

La realidad que ha encontrado Greenpeace supera esto, la organización ha constatado cómo en una instalación, de las mayores de España, con una importante empresa detrás, las condiciones son lamentables. En las instalaciones de Cefusa en Castilléjar los ratones campan a sus anchas por las naves y entre los lechones, las cerdas están tumbadas y pariendo sobre sus propias heces, se ven decenas de lechones muertos en las parideras y pasillos y los lechones están hacinados. Es la imagen del modelo que ha convertido a España en una potencia de la carne de porcino a nivel mundial y en la que, además de la contaminación, la dignidad de los animales se ha quedado en el camino.

GALERÍA DE IMÁGENES
1. Cosificación de los animales

macrogranjas hacinamiento-animales

La industrialización de la ganadería implica la cosificación de los animales que son utilizados como maquinaria de producción forzando al máximo su rendimiento a costa de su bienestar. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).

2. Animales sin espacio

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Una semana antes del parto y hasta el destete de los lechones, las cerdas madres permanecen encerradas en jaulas con el espacio mínimo para estar tumbadas y darse la vuelta. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)

3.Hacinamientos extremos

La estrechez del espacio en el que permanecen las cerdas hasta el destete de los lechones las fuerzan a menudo a permanecer presionadas contra los barrotes. Instalaciones de Cefusa (ElPozo) en Castilléjar (Granada).

4.Obligada a parir sin parar

Las madres apenas tienen tiempo para recuperarse entre el destete y el siguiente parto. Pasan la mayor parte de su vida preñadas y encerradas en minúsculas jaulas en las que realizan todas sus funciones vitales.

5.Tasas de animales nacidos muertos muy elevadas

Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)  En las explotaciones industriales de animales, donde se buscan camadas numerosas para aumentar la producción y el beneficio, las tasas de animales nacidos muertos son muy elevadas. Los lechones muertos permanecen en las parideras durante horas. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)

6.Uso de fármacos para inducir al parto

Las explotaciones industriales usan fármacos en las madres para inducir el parto, reducir los intervalos entre el destete y la siguiente inseminación y/o incrementar el número de lechones nacidos vivos en el siguiente parto. De esta forma, se acelera la producción y el beneficio de la compañía. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)

7.Registro de datos de lechones

cefusa macrogranja

Cada cerda gestante cuenta con un ficha de paridera que registra los datos de lechones nacidos vivos, nacidos muertos y lechones muertos momificados. En las explotaciones industriales, donde se fomentan las camadas de gran tamaño y muy frecuentes, las tasas de nacidos muertos son especialmente altas. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).

8.Crueldad extrema con los lechones

En macrogranjas como la de Castilléjar en Granada, los lechones permanecen hacinados, con dificultad de acceso a la comida y se les amputa la cola (raboteo), una práctica que la Comisión Europea establece que no debe realizarse de forma rutinaria. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)

9.Lechones sin espacio para moverse

Los lechones deberían contar con el espacio suficiente como para permanecer tumbados al mismo tiempo. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).

10.Lechones muertos en pasillos

Se pueden encontrar lechones muertos tanto en las parideras como en los pasillos de las naves de las macrogranjas industriales. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).

11.Falta de higiene

Falta de higiene: Los ratones campan a sus anchas por esta nave de la instalación ganadera de Cefusa (ElPozo) en Castilléjar (Granada), con el consiguiente peligro de infecciones y transmisión de enfermedades.

12.Greenpeace rechaza este modelo de ganadería industrial

Greenpeace rechaza este modelo de ganadería industrial por el alto coste en forma de cambio climático, contaminación y uso del agua, elevadas emisiones de amoniaco y uso de medicamentos, las malas condiciones para los animales y el escaso empleo que genera. Mientras, las administraciones conceden licencias para nuevas explotaciones a un ritmo de 1,5 diarias. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).

Acerca de La Mar de Onuba 5515 Artículos
Revista onubense de actualidad, cultura y debate, editada por AC LAMDO, entidad sin ánimo de lucro inscrita en el Registro de Asociaciones de Andalucía con el número 4318 de la Sección 1. - Director: Perico Echevarría - © Copyright LAMDO 2017 / ISSN 2603-817X

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