VOX: nativismo y tradicionalismo en tiempos de coronavirus

El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ante el Pleno de la Cámara para la presentación del Real Decreto por el que se declara el estado de alarma ante la emergencia sanitaria del COVID19, el 18 de marzo de 2020. Congreso de los Diputados

 

Una de las críticas más recurrentes que se nos hace a aquellos que en los últimos tiempos hemos escrito sobre el fenómeno del partido político VOX en España tiene que ver con la inclusión de esta formación en una u otra familia de partidos.

El debate no solo ha sido prolífico dentro de la academia, sino también en los medios de comunicación, donde el partido presidido por Santiago Abascal se ha presentado como de ultraderecha, nacionalista, conservador, tradicional, radical o, incluso, fascista.

En nuestras investigaciones hemos defendido que VOX encajaba dentro de lo que se conoce como derecha radical populista.

Así, y a hombros de uno de los mayores expertos en la materia, Cas Mudde, argumentábamos que, si algo caracteriza a las formaciones que encajan en esta categoría es la combinación de nacionalismo y xenofobia, esto es, el nativismo.

Su argumento es claro: ellos sostienen que los estados deberían estar habitados exclusivamente por miembros del grupo nativo (la nación) y que los elementos no nativos (los “otros”), son fundamentalmente amenazantes para el estado nacional homogéneo.

Además, al percibir en el discurso de VOX una distinción entre la élite (moralmente corrupta) y el pueblo (bueno) y, sobre todo, por ser contrarios al pluralismo (quienes defienden que la sociedad está compuesta por una colección heterogénea de grupos de individuos con distintos puntos de vista), en VOX destaca su naturaleza también populista.

Vox y coronavirus

El coronavirus, la pandemia que está sacudiendo al mundo, ha desencadenado la unión de todos para vencer un virus cuya expansión y mortalidad alcanzan niveles inimaginables. Sin duda, podría decirse que se trata de la mayor tragedia que hemos atravesado desde la Segunda Guerra Mundial. Por ello, partidos de gobierno y oposición se han unido (aunque con ciertas rencillas) ante este enemigo común, así como los ciudadanos que luchan con sus armas para vencer la pandemia.

En España, el coronavirus ha unido al gobierno central con los distintos gobiernos autonómicos. Ahora bien –pese a que el tono de todos, por lo general, ha rehusado la confrontación directa y el excesivo reproche, al menos hasta la última semana–, las últimas declaraciones de varios líderes han servido también para arrojar luz sobre la naturaleza de formaciones como VOX.

Las intervenciones del 18 de marzo en el Congreso de los Diputados de una de las caras más visibles del partido, Iván Espinosa de los Monteros, bien clarifican la naturaleza de la formación y apostillan algunas afirmaciones previas.

Así, el componente nativista, esencial en los partidos populistas de la derecha radical, pero también otras características como el centralismo o el tradicionalismo han estado muy presentes en su discurso aún cuando el tema no se prestase para ello. Espinosa de los Monteros tuvo varias declaraciones esclarecedoras.

Intervención del portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, en el pleno extraordinario del Congreso de los Diputados con motivo del estado de alarma decretado por la emergencia nacional provocada por el COVID-19.

Cerrar fronteras

Por un lado, afirmó: “Propusimos cerrar nuestras fronteras, recuperar el control y unidad de toda España en detrimento de las diecisiete divisiones”. Esta frase hace referencia a diferentes aspectos de la ideología del partido.

Primero una reivindicación soberanista, reclamando el control de las fronteras nacionales; segundo, un clamor centralista, al querer gestionar la crisis del coronavirus desde el gobierno central y, finalmente, cierta nostalgia (“recuperar”) de un pasado reciente en el que el estado español era, precisamente, centralista.

Al mismo tiempo, expresa un componente, al menos, eurocrítico, al señalar que “debemos convertir a España en un país euro-exigente para demandar de la Unión Europea el apoyo que merecemos”.

Tradicionalismo

Lo destacable, también, y lo que quizás más lo diferencia de otros partidos de la derecha radical populista es, sin duda, la continua alusión a valores tradicionales.

En su intervención, Espinosa de los Monteros, subrayó que los jóvenes “deben aprender de nuestros mayores el valor de la familia, de la unión, de la nación” y que, de cara el futuro, aunque vean hoy un panorama oscuro, deben ser conscientes de que “forman parte de algo más grande de lo que son cada uno individualmente, y no es una comunidad, es mucho más que eso, fuimos, somos, y seremos una nación fuerte: la nación española”.

En fin, si el debate sobre la apropiada clasificación del partido estaba aún abierto, pese a la grave tragedia del coronavirus, el partido que lidera Santiago Abascal parece sacar toda la artillería ideológica y, en menos de veinte minutos de intervención, es capaz de arrojar luz sobre sus principales características: una suerte de populismo radical de derechas aderezado de particularidades españolas, el tradicionalismo, y el centralismo, que parecen denotar cierta nostalgia de un reciente pasado autoritario.


Lisa Zanotti, investigadora postdoctoral, Griffith University y José Rama, Lecturer, Universidad Autónoma de Madrid

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