‘Acerca de Brutos Secos’, Richard Villalón

Sábado, 11 de marzo de 2023. El trabajo artístico paradójicamente no debe buscar explicaciones, razones, detalles. Simplemente gozarlo…

Richard Villalon

Nacido en Lima, Perú. Es hijo de la alegría, su cruce sanguíneo le ha permitido vibrar en distintos aleros. Canta maravillosamente, un divo hasta el punto de negarse a caer en la trampa de los medios discográficos. Triunfante, señero, nunca modélico, escribe y su voz aparece entre líneas, como en la música, el orden está demarcado por los hitos del silencio.

Sudaca, maricón, de izquierdas, descendiente de indio, negro y judío, feminista exageradamente moderado, contestatario, flojo para el lameculismo chupóptero asalariado, cantante de primerísima línea, escritor, actor, performer, adivino asintomático, desgraciadamente acertado.

Tiene todo, menos miedo.

Queda resumido en crear espacios donde la risa, lo absurdo, las necesidades de flotar se hagan tangibles para afrontar tiempos dudosos. Envuelto, a su vez, en la satisfacción del descubrimiento, la cercanía con lo prodigioso, el milagro de existir a pesar del mundo circundante.

Leer es una forma de recorrer territorios, ansiosos por evitar repeticiones sórdidas, enjuiciar el material equilibrante en la balanza del bien y el mal. Dejar en los ojos la salinidad limpia de un atardecer frente al mar, el olor a leña en salitas acogedoras y lejanas. Ver como ciertos personajes altamente vitales desarrollan estrategias para no caer… Sentir íntimamente aquello tácitamente prohibido: Sentir.

Brutos Secos desarrolla el dialogo secreto entre personajes exuberantes, con ese tímido yo, a la hora de hablar de sexo, felicidad, éxito, soledad. Aquello que un cantante en su mundo sonoro traduce para dejar líneas donde potentes emociones, se yuxtaponen, creando una armonía pocas veces lograda en la palabra escrita.

Editar Brutos Secos es un reto, reconozcamos: Existen más escritores que lectores. Comprar libros es parte de una lucha compulsiva, y a la vez, la posesión indiferente, voluntaria en la medida de cubrir un precio competitivo, necesaria para aderezar la sosería innata. Hay muchos libros cuya ruta acaba en las baldas de un librero, estáticos, perennes, encerrados en sus envoltorios de plástico reciclado, protestando desesperados, no haber nacido para ser un reclamo ornamental, en las estrategias de una imagen poco cercana al arte consumido y digerido. Hablamos de un tiempo de consumo a mansalva. Vivimos, ilusoriamente generando ideas geniales y una vida de película (ahora de miniserie). Tenemos una tía abuela libertaria

antes de tiempo, hombres sabios por haber turisteado París en el 68, revolucionarios porque en su polo viejo aparecía Che Guevara deslavado. Justos, porque la madre Teresa alumbra su compasión para seguir enalteciendo la vanidad del caritativo. Lo común es no ser común, las redes en su fantasmagoría alimentan ese monstruito. Hay comunicados reales en los cuales una señorita pide datos para saber si hay cocaína sin gluten debido a su intolerancia.

Brutos Secos” pretende ser leído, releído. Tiene frases jeroglíficas, otras, salidas de la prostitución desmaquillada y cansada. Habla de hombres, mujeres, trans, violencias domésticas, mansedumbre mediática, seres deambulando las sombras de un vacío alumbrado por el azul de una pantalla de teléfono móvil.

Nuestro reto como editores es hacerles escuchar una hermosa voz, sensual, atrevida, disidente y explorar aquellos palacios inventados cuando la luz resulta más cara que la propia oscuridad. Y, a veces, las palabras son troyanos disfrazando a la imbecilidad de estos días.

<strong>Brutos secos</strong>

Brutos Secos” pretende ser una mirada confesional, con rasgos de realismo mágico de un personaje capturando mundos. Relatos, cuentos, narraciones y puntos de encuentro donde realidad y ficción confluyen dando exquisitos significados a situaciones cotidianas, relaciones humanas, al sexo, la cultura de tres países, la experiencia del arte en múltiples facetas y un ser dotado para contar cantando. Leerlo es una manera de amar al tiempo, sin resignaciones.

 

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