Alemania afronta su primer déficit comercial en 40 años

por Francisco Villanueva

 

Viernes, 22 de julio de 2022. La guerra de Putin va a dejar a una Alemania con el primer problema grave económico; el corte de gas ruso la sumerge en el primer déficit comercial desde hace cuarenta años. En mayo, el rojo de la balanza comercial llegó a 1.200 millones de dólares. La causa principal es el aumento en el precio de la energía, consecuencia directa de la invasión rusa a Ucrania.

Alemania, la tercera potencia manufacturera del mundo, y poseedora del mayor superávit de cuenta corriente del sistema global en relación al producto y la población, experimentó en mayo el primer déficit comercial de su historia desde la reunificación de 1990. Esto se logró con un saldo negativo de más de 1.200 millones de dólares, consecuencia del precio record de la energía (petróleo y gas) y a la honda disrupción del comercio internacional provocada por la Guerra de Ucrania y las sanciones comerciales impuestas a Rusia por EE.UU., la Unión Europea, y el Reino Unido.

El precio de la energía en Europa se cuadruplicó el último año, y subió a 355 dólares por megawatio/hora, lo que implica un aumento de 13% a contar de diciembre pasado, récord histórico absoluto. El precio de la energía depende esencialmente del valor del gas, y éste proviene fundamentalmente de Rusia, que provee más de 40% de la demanda europea, y más de 60% de la alemana.

Ahora Rusia ha comenzado a cortar la provisión de gas al mercado europeo, y su precio, como consecuencia, tiende a multiplicarse; y esto sucede cuando el invierno se aproxima. Este auge fenomenal del coste de la energía ha sido consecuencia de un aumento extraordinario del valor de las importaciones, que sumado a una disminución significativa de las exportaciones manufactureras, que se han reducido más de 20% en el último año, ha sumergido a la economía alemana en su primer déficit comercial en las últimas cuatro décadas.

Esto hace que la República Federal enfrente una situación de emergencia energética, que la lleva a racionar la provisión de gas tanto en los hogares como en los usuarios industriales en el segundo semestre de 2022, con riesgo cierto de que la crisis adquiera un carácter agudo en los últimos tres meses del año, lo que implicaría el cierre de amplias franjas de la industria alemana, sobre todo las electro-intensivas, como la fabricación en gran escala de aluminio, zinc y plásticos, además de la fabricación de aeronaves, como ha advertido la Federación de Sindicatos, de tradicional orientación socialdemócrata.

Esta crisis energética es la que ha llevado a la Zona Euro a experimentar en mayo una tasa de inflación de 8,6% anual, la más elevada de los últimos 40 años; y también la ha obligado a reducir la demanda, lo que implica desatar una profunda recesión, si no se toman medidas certeras.

La demanda alemana ha caído más de 5% en los últimos cuatro meses, lo que significa que la industria ha comenzado a disminuir sus operaciones, lo que se intensificaría en el segundo semestre del año. Los datos centrales del comercio exterior alemán son los siguientes: las importaciones aumentaron 2,7% en mayo, y llegaron a €126.700 millones, mientras que las exportaciones cayeron a €125.800 millones.

La emergencia energética provocada por la disminución de la provisión de gas ruso ha forzado al canciller Olaf Scholz a reabrir las plantas de generación de energía a base de carbón, que han sido clausuradas en los últimos 6 años. Esto contradice, obviamente, el núcleo de la política ambientalista de la República Federal tendiente a eliminar al carbón – el combustible más polucionante – como fuente de energía en 2030. El encargado de informar esta ominosa novedad ha sido el ministro de Economía Robert Habeck, que es el principal dirigente del partido de los Verdes en la coalición gobernante.

El líder verde anunció la reapertura inmediata de 10 plantas de energía a carbón, lo que llevaría a esta fuente altamente polucionante a responder en 2 años por el 30% del total de la demanda de la República Federal. A su vez, esto acarrearía inexorablemente un aumento de más de 30% en la emisión de dióxido de carbono (CO2).

En el caso de que la situación se agrave, como todo indica va a ocurrir, la decisión del gobierno de Olaf Scholz es reabrir una o varias plantas de generación de energía nuclear, que Angela Merkel clausuró hace 10 años. Es probable que la opinión pública alemana ante esta situación exija concluir con la Guerra de Ucrania negociando con Rusia un acuerdo que reconozca sus intereses vitales de seguridad respecto a la no incorporación de Ucrania a la OTAN.

La semana pasada, Henry Kissinger presentó su último libro –Leadership:Studies in WorldStrategy-, y señaló en su presentación que la consolidación del poder ruso en Ucrania con la ocupación completa del Dombás, provocaría inevitablemente a EE.UU. y la OTAN una situación de emergencia estratégica, que es preciso resolver a más tardar en agosto/septiembre.

A partir de allí, una vez consolidado el poder ruso, esto implicaría un desafío insostenible para EE.UU. y la OTAN, que pondría en juego las bases de la Alianza Occidental como principal organismo de seguridad de Europa y del mundo con eje en Washington.

En ese momento – agosto/septiembre -, EE.UU. y la OTAN tendrían que tomar decisiones mayores de alcance global, lo que significa la guerra con Rusia y China, o por el contrario reconocer una derrota estratégica en esta guerra global de nuevo tipo en la que está en juego el poder en la geopolítica del mundo. Rusia está ganando la guerra de invasión, China es todopoderosa en lo económico, Turquía arbitra, Sudáfrica y Brasil deciden estrategias e India sigue a Putin. Al año que viene elecciones en Rusia en el que el partido nacionalista y de ultraderecha Rusia Unida, va a arrasar ….mundo convulso pero liderazgo cada vez más claro con ideologías extremas revueltas.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero.
@FranciscoVill87

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