Ben Clark, un tsunami llegado del mundo exterior

Ben Clark, el poeta de Ibiza, último Premio Loewe con su libro “La Policía Celeste” llega al Bar Trastero cuando la noche empieza a desplegarse sobre la calidez de las calles en un lunes templado de este otoño perezoso. Espera sentando en una mesa, acompañado por Juan Cobos Wilkins, que le presentará, y por media docena de personas. La mera dimensión física de su persona impresiona a primera vista, pero de eso, como dirá más tarde, nadie tiene la culpa. Las sillas del local están ocupadas mucho antes de empezar el acto con breves palabras de la poeta Estela Rengel en nombre de Dispar-Arte.

Juan Cobos abre la presentación calificando a Dispar-Arte como un un espacio al servicio de la heterodoxia cultural congratulándose por ello y define de forma precisa y concisa la poesía de Ben Clark: confesional, intima, cálida, tangencial. Seguidamente comienzan las reivindicaciones y homenajes, la primera de ellas para Gloria Fuertes que motiva la lectura del primer poema por el invitado mencionando su infancia en una casa británica anclada al corazón de una isla… para dar un repentino giro y hacer que el nombre tan olvidado de Dámaso Alonso implosione la galaxia de El Trastero para recordar que con el libro llamado “Hijos de los hijos de la ira” Ben Clark ganó el Premio Hiperión de Poesía. El público enmudece cuando la presencia física del poeta, puesto en pie, se asoma al abismo del micrófono y declara que se encuentra entre “los herederos de todos los despojos”: tiene la voz de Ben ese timbre dotado de fuerza telúrica de los poetas de verdad, de los que miran al horizonte preguntándose si lo que ven existe porque lo ven o porque son ellos los vistos y apela al amor como forma de redención para hablar del poema que sirve de contrapunto a su poemario “La Fiera” -que se nos antoja llenos de apelaciones surrealistas al mundo animal muy propias de Aleixandre-, apela al amor como forma de redención y cuando alguien de verdad dice esas verdades la sala se encoge, se empequeñecen los espacios, nos hermanamos los asistentes en la conciencia de ser miembros de una fraternidad abocada al mismo destino: a contemplar la próxima llegada del cometa Huxley desde la otra orilla y para huir de esa verdad lacerante sentimos que debemos refugiarnos en el amor y en el arte, que debemos redimirnos escuchando a este poeta que lee por vez primera en Huelva y que con el torrente de su voz sin complejos trae un tsunami de viento fresco arraigado al mismo tiempo en lo mejor de las tradiciones españolas y anglosajonas.

Como todo buen poeta, nuestro invitado es un inmenso lector y además traductor. Anne Sexton, Eduard Thomas, Stanley Kunitz… se filtrarán en los comentarios de Ben a sus poemas, del mismo modo que se filtra la idea del padre y del abuelo en cuyos “ojos danza un pirata”, o quizás el volumen de su ausencia, cuando transita para los privilegiados que estábamos allí, por su poemario “La Policía Celeste”. Ben Clark no es que se apodere del espacio, es que lo inunda cuando su voz grave recita cosas como “hablamos de un tiempo más antiguo que Dios” o cuando despliega su magisterio exhibiendo impúdicamente la grandeza de su poesía al ser capaz de mezclar lo más cotidiano con lo más sublime en poemas como “Correspondencia”, “Esperando a Huxley en 2061”, “Rastro” o “Los Rotos con Anne Sexton”. Un largo aplauso culmina su recital antes de empezar el coloquio con un público que en algún momento llegó a confesarse que se sentía en estado de shock por el festival de emociones desplegadas. Ahí hablaron Clark y Cobos del plurilingüismo y reivindicó Ben además de a la poesía anglosajona su pasión por los clásicos españoles, su devoción por el grupo poético de los años 50 y en especial su deuda con Gil de Biedma, José de Hierro y algunas poetas contemporáneas como Carmen Camacho, María Eloy García y Aurora Luque… Luego Ben Clark se queda haciendo lo que le toca: firma libros, habla con la gente, apura la última cerveza, atiende una entrevista con Rocío Gálamo para la televisión… Posiblemente cuando se marchó ya sabía que algunas de las poetas con las que manifiesta compartir perspectiva ya han pasado por Trastero Dispar-Arte, cuyo acervo se hace cada vez más grande. Con nosotros han estado hoy entre el público, entre otros, los poetas Enrique García Bolaños, Enrique Zumalabe y el Premio Adonais Adrián Da Costa y algún joven escritor inédito.

El lunes 29 Trastero Dispar-Arte pone fin a los eventos del mes de octubre con la representación de la obra “Yerma” a cargo del grupo Tiflonuba dirigido por Teo Domínguez. Teatro en vivo y en directo, con una docena de actores, en el estrecho espacio del Bar Trastero que lucha contra las leyes de la física y los hierros del día lunes para demostrar que es posible otra forma de hacer Cultura en Huelva. Vente, no dejes que te lo cuentes, hay cosas que sólo pasan una vez en esta ciudad, vente: saldrás ganando.

Sea el primero en desahogarse, comentando

Deje una respuesta

Tu dirección de correo no será publicada.


*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.