‘Certezas tenemos… surgirán los hechos’, por Eduardo Madroñal

por Eduardo Madroñal

Martes, 3 de mayo de 2022. No es la primera vez que el mundo oye hablar de sofisticados programas informáticos de espionaje por parte de gobiernos y servicios de inteligencia. Pero a diferencia de las escuchas de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, siglas en inglés) -que filtraban gran cantidad de escuchas tratando de encontrar información sensible- en el caso del programa Pegasus -desarrollado y comercializado por la empresa israelí NSO Group- permite introducirse en el teléfono móvil del objetivo, seguir su localización, captar sus contenidos e incluso activar el micrófono y la cámara del terminal.

La exportación de Pegasus está reglamentada como una venta de armas y la empresa NSO debe pedir la aprobación del gobierno israelí para venderlo, y los estados clientes deben firmar un contrato comercial que estipula como será utilizado el producto. En teoría, el uso de Pegasus sólo debe ser para luchar contra el terrorismo o el crimen organizado, pero unas revelaciones publicadas por numerosos medios de comunicación de todo el mundo -no hace todavía el año- calculaban que unos 50.000 teléfonos habían sido ya intervenidos -entre ellos los que destacaban 1.000 personas de 50 países distintos- que incluían miembros de familias reales árabes, altos cargos de empresas, activistas de derechos humanos, periodistas y políticos y funcionarios gubernamentales, incluidos jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos.

No sería la primera vez que las escuchas telefónicas y los programas de spyware revelan que la primera fidelidad de los servicios secretos de un país… no es a sus gobernantes, sino directamente a Washington. El hegemonismo norteamericano se ha dotado de la capacidad de incrustar un Estado profundo, un “Estado mayor secreto” dentro de los países de su órbita de dominio, con hombres fieles a Washington en las estructuras de los aparatos fundamentales, como el ejército, la policía… y los servicios secretos.

También en España

El terminal móvil del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, sufrió dos ataques en mayo de 2021 -al igual que la ministra de Defensa, Margarita Robles- según ha informado el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños -a partir de los informes del Centro Criptológico Nacional. La noticia supone un escándalo político de una enorme magnitud.

El espionaje al teléfono móvil de Sánchez -mediante el programa Pegasus- sucedió durante la crisis con Marruecos -que lanzó, como chantaje, una avalancha de migrantes en Ceuta-; y con los días en el que debía decidir si indultaba a los líderes del procés.

El 17 y 18 de mayo, España vivía uno de sus momentos de mayor agresión por parte del régimen alauita -con la llegada a las costas de Ceuta de 6.000 migrantes permitido de manera ilegal por las fuerzas de seguridad marroquís. Fue el ataque de Marruecos a España por el ingreso en un hospital español del líder del Frente Polisario, Brahim Gali.

Las escuchas se producen también durante los inicios de la decisión del Gobierno de indultar a los líderes del procés. Fue el propio presidente del Gobierno quien hizo una serie de declaraciones que apuntaban a esa medida de gracia -entre ellas, la del 28 de mayo del año pasado- y finalmente, el 21 de junio, anunció que el Consejo de ministros aprobaría los indultos.

Degradación política de España

El escándalo Pegasus está sembrando inestabilidad política en un momento especialmente delicado -con la invasión rusa de Ucrania y la agudización de la crisis- colocando en un brete al actual gobierno de coalición de izquierdas, justo cuando se presenta como una alternativa frente a la posibilidad de un gobierno del PP en el que -como ha sucedido en Castilla y León- se incluya Vox.

Porque el escándalo Pegasus contribuye a degradar políticamente a España en la escena internacional. Nuestro país va a ser investigado en el parlamento europeo, en una comisión sobre Pegasus, colocándonos al lado de Polonia y Hungría, como ejemplos de “democracias defectuosas”. La imagen internacional de España no es un asunto de “alta política” que no afecte a nuestras vidas. Una España degradada políticamente -cuya imagen exterior sea vapuleada y denigrada- es más débil, más manejable.

Intervención exterior

La pregunta crucial es quién tiene capacidad para espiar al presidente del gobierno de una potencia media como España. Pregunta a la que se están dando diversas respuestas -desde responsabilizar al “Estado profundo”, afirmando que los servicios de inteligencia actúan “por libre” espiando al ejecutivo, hasta señalar como culpable a un país como Marruecos-respuestas donde no aparece la superpotencia estadounidense.

Algunos interesados solamente en destacar que “España no es una democracia” -porque existe un “Estado profundo capaz de conspirar” contra todos-; y contribuyendo así a la degradación política de España. Pero ni la más leve sugerencia o preocupación de que sea un “ataque externo”, de que sea una potencia extranjera la que espíe al gobierno español.

Es extremadamente grave que pueda espiarse ilegalmente a cualquier ciudadano, pero ahora sabemos que se ha espiado incluso a los principales nódulos del gobierno. Estos hechos deben de esclarecerse hasta el final. Tanto el espionaje a círculos independentistas como el realizado al actual gobierno de España.

Es fundamental investigar a fondo el escándalo Pegasus y esclarecer quién está detrás de este “ataque externo” … frente a quienes pretenden ocultar la intervención exterior. Porque las certezas las tenemos, y los hechos aparecerán… si se sigue la pista extranjera.

Eduardo Madroñal Pedraza, colaborador de La Mar de Onuba, nació el año 1951 en Madrid, el año 1951, de raíces andaluzas paternas y castellanas maternas. Fue velocista y jugador de balonmano. De una clase social, eligió otra práctica social. Fue, por el  artículo 191 del Código Civil franquista, «padre soltero» de una hija de madre desconocida. Estudió Psicología. Trabajó 7 meses como repartidor de codornices y 7 años como administrativo en Uralita. Acabó Psicología; fue profesor de inglés (6 años en colegio privado y 4 años en instituto por oposición. Con la LOGSE se cambió a orientador educativo. Anomalías se titula su tercer libro de poemas. Colabora en diversas publicaciones (De Verdad, Chispas…) en formato digital e impreso. Es militante de Unificación Comunista de España, miembro de Recortes Cero, e integrante de la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones. Profesor aprendiz, psicólogo inapropiado, orientador peregrino, demócrata distinto, patriota inusual, comunista extraño, padre inesperado, abuelo chocante, amante inhabitual, y alguna anomalía más

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