De la Salud Mental en el Congreso de los Diputados y en la sesión de control al Gobierno

por José Luis Pedreira Massa

 

Miércoles, 17 de marzo de 2021. Hoy ha sido un día curioso, de esos que, de forma silenciosa, casi de puntillas aparece un tema en el Congreso de los Diputados, un tema en la sesión de control al Gobierno, que no es habitual, un tema inesperado. Quizá por no ser habitual resulta de mayor interés, hay que prestar atención no solo a lo que se dice y por quién se dice, sino a la actitud general del hemiciclo, a la respuesta de aquellos que no han intervenido, es decir es muy importante valorar el contexto en su conjunto.

En efecto, el Diputado por Más País, D. Iñigo Errejón, realizó una pregunta al Presidente del Gobierno sobre el estado de la asistencia a la Salud Mental tras la pandemia. Fue ajustada y respetuosa, abordando con datos del trabajo del CIS que hemos dirigido el Prof. Bonifacio Sandín y yo mismo. La intervención del diputado Errejón fue documentada con datos que pueden impactar y matizar más, pero que son una realidad indiscutible. El diputado Errejón se sorprendió con la cifra de 10 suicidios diarios, pero esa cifra ya fue aportada en 2018 en el acto institucional del día internacional para la prevención del suicidio, celebrado en el propio Ministerio de Sanidad, son 10 suicidios al día, pero uno de ellos es llevado a cabo por población menor de 25 años.

La contestación por parte del Presidente del Gobierno ha sido clara. Ha encarado la realidad de los contenidos y ha plasmado las cosas con contenidos reales que, esperamos, sean algo más que un planteamiento meramente político. Su intervención tiene impacto real sobre los modelos asistenciales y formativos y, sobre todo implícitamente incluyen una inversión económica para desarrollar esas acciones políticas.

Las líneas directrices de la intervención de contestación del Presidente de Gobierno representan una apuesta por intervenir de forma alternativa en el campo de la Salud Mental. Por una parte, reconoció que los datos y la vivencia de la población se dirigían en esa dirección que expresaba el Diputado. Ahora bien, frente a la inacción de otras épocas en esta ocasión había alternativas.

La estrategia de Salud Mental la situó, una vez más, como una prioridad del Gobierno. Ello quiere decir que debe integrar aspectos relativos a la consideración de los pacientes y también de sus formas de padecimientos. Señaló que debería integrar la atención a las personas que habían padecido el mal de la pandemia de la covid-19. Pero también señaló la necesidad de la orientación preventiva en el conjunto de la estrategia, incluyendo las conductas autolíticas.

El PG afirmó de forma rotunda: “El Gobierno es consciente de que la pandemia ha provocado un gran impacto en la salud mental de la población. Por ello, se está actualizando la estrategia nacional en esta materia, con una dotación  en los Presupuestos Generales del Estado de 2,5 millones de euros. La salud mental debe ser un pilar clave de nuestra sanidad”.

En la fase final de su contestación señaló que esa opción preventiva se culminaría con el reconocimiento de la especialidad de Psiquiatría de la infancia y la adolescencia, que ya estaba en el Consejo de Estado para información del Decreto Ley que reconocería esa especialidad.

Esto sería una crónica “aséptica”, aunque incompleta de lo acontecido. Ahora hay que llenar de contenido a las dos intervenciones, con el fin que se puedan comprender e integrar los mensajes en su justa medida.

En la organización Más País la sanidad y, en concreto la Salud Mental, ha tomado una relevancia de desarrollo en un campo donde había escasas intervenciones de otros grupos. La pujanza de Mónica García y de Diego Figuera en la Asamblea de Madrid, ha tenido su reflejo en la intervención de Íñigo Errejón en el Congreso de los Diputados. Hay que reconocerles que han sabido tomar ese espacio y que no lo hacen mal. Ahora hay que saber integrar su intervención política y transformarla en acción de gobierno con decisión y firmeza.

En esta línea también se han expresado parlamentarios del Grupo Socialista en la Asamblea de Madrid, con Javier Guardiola al frente, defendiendo la necesidad de invertir en salud mental de los más jóvenes. En el Congreso de los Diputados los parlamentarios socialistas Omar Anguita y Uxía Tizón también están abordando la salud mental de la infancia y la adolescencia con determinación, enfatizando el impacto en la prevención de actuar precozmente.

El SNS no admite espera alguna y sus políticas asistenciales son el escaparate real de su funcionamiento. No, no solamente hay covid-19, dar salida decidida, con argumentos y con pasos reales en la práctica es lo que se espera de un gobierno progresista y que tiene una visión más larga que la mera pandemia, con ser importante. El desarrollo de las estrategias de Atención Primaria y de Salud Mental se sitúan en el núcleo de estas imperiosas necesidades.

La Estrategia de Salud Mental se encuentra en una encrucijada de situaciones que ha hecho que primero se paralizara y ahora se retome su desarrollo y con expectativas de poder finalizar tanto su formulación como su aprobación definitiva.

Es relevante la estrategia de Salud Mental, ahí está lo importante de este diálogo parlamentario, consiste en que se aleje de formulaciones un tanto teóricas para acercarse con decisión por lo que ocurre en la realidad, tanto en las consecuencias de la pandemia covid-19, expresadas en los resultados de la encuesta del CIS, como en los asuntos ancestrales y pendientes de este campo de la asistencia sanitaria (el campo preventivo, los primeros brotes psicóticos, el acoso escolar, el hiperconsumo de TIC, las conductas autolíticas, los derechos de las personas con trastornos mentales y el abordaje del estigma).

Dicho lo anterior, no podemos dejar pasar integrar los nuevos campos en la formación de los profesionales. El Presidente del Gobierno ha hecho referencia a la especialidad de Psiquiatría de infancia y adolescencia, pendiente de reconocimiento oficial desde hace más de 50 años, una especialidad tantas veces anunciada y otras tantas olvidada, cuando no vilipendiada.

 La investigación es un eje fundamental para el progreso en Salud Mental, pero para ello debe tener una línea propia que le sitúe en su especificidad a la hora de las dotaciones presupuestarias y de la solicitud de presupuesto para becas y otras ayudas a la investigación.

Es clave que en formación e investigación los recursos públicos sean fundamentales y que la colaboración con el sector privado se sustancie como complemento y en base a los objetivos definidos en la propia estrategia. No se puede, ni se debe, abandonar la formación y la investigación de forma exclusiva en manos del sector privado, sobre todo del sector farmacéutico, porque se obtendrían sesgos poco reconfortantes para el conjunto de la salud mental, sobre todo en el campo de la intervención terapéutica, con el abandono creciente a las intervenciones con efectos psicoterapéuticos, como ha venido aconteciendo en los últimos decenios.

Otro tema clave consiste en potenciar la inversión en recursos humanos, es inversión porque en salud mental la dotación tecnológica no es relevante, mientras que los recursos humanos son fundamentales. Hay quienes tienen un peligro de reducir la política de recursos humanos en salud mental a algo corporativo o una guerra de titulitis. En mi opinión no es el caso y se precisa hablar más de las necesidades ajustadas a las necesidades y evaluar las competencias y habilidades profesionales por encima de las titulitis. Los títulos orientan, pero no determinan. Pongo el ejemplo de las psicoterapias, que la formación de psiquiatras haya abandonado ese campo, no quiere decir que no existan psiquiatras formados en psicoterapia.

El debate era nuevo en el Congreso y se notó, había caras de sorpresa y hasta los susurros y voxiferantes callaron sus bramidos para escuchar el nuevo tema que abordaba el Congreso. Desde luego que eso hay que reconocérselo al diputado Errejón, pero también a la ajustada contestación del Presidente del Gobierno, situando el debate donde compete: la estrategia de Salud Mental y la redefinición de temas anquilosados a los que se deben dar respuesta de forma activa y realista.

Solo hubo una voz disonante de un parlamentario del grupo popular que, haciendo gala de sus peores artes, envió al médico al parlamentario Sr. Errejón. Utilizó, el parlamentario popular, lo más rabiosamente obsceno del estigma, al utilizar un padecimiento como insulto y hacerlo de manera gratuita, sin razón alguna, simplemente por el mero hecho de insultar y hacer de menos al otro con el fin de disminuir la credibilidad.

La estrategia de Salud Mental es una herramienta más, pero no es la solución definitiva. Una estrategia con formulación moderna y ágil, con objetivos posibles y con contenidos que enriquezcan lo que tenemos y sitúen lo fundamental en las posibilidades de desarrollo. Es obvio que la estrategia no va a dar respuesta a todos los ancestrales problemas de la salud mental pero, al menos, enfocará un cambio de lectura y de actitud de esos problemas y los actualizará al discurso de hoy.

José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

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