Del Eurofracaso al feminismo imparable

por Pedro Iniesta Ruiz

 

Domingo, 30 de enero de 2022. En España sabemos de decepciones, de sabores amargos que hacen cima en el cielo de la boca. En España sabemos de frustración, de ilusiones rotas, del quiero y no puedo, del “por los pelos”, del “casi casi”, y de quedarnos a las puertas. –

En España sabemos también de ilusión, de empatía, de sororidad, de feminismo. Y entre esa diversidad arrolladora, sabemos de pueblos que se levantan, que hacen de su terra mágica un canto capaz de desprender la cultura que brota desde las montañas hasta las rías. Sabemos de mujeres sin temor a mostrarse tal y como son, reivindicándose distintas pero iguales, diferentes pero orgullosas.

Eurovisión era estos días una excusa, para los eurofans y para todos los demás, una excusa que ha acercado a muchas personas a creaciones musicales que han desencadenado algo que no esperábamos: un movimiento, una lucha, una suma de voces en la que, más que sumar, había dos grupos de mujeres que multiplicaban.

En medio de tantos muros y vallas, de tantos límites y confines, de tanta separación, de tantas orillas enfrentadas, Tanxugueiras nos ha gritado que no hay fronteras, y nos lo ha dicho en la lengua de Rosalía de Castro, con el orgullo del que tantas veces adolecemos, con la fuerza imparable que tantas veces nos falta.

Y Rigoberta, ay Rigoberta, ella ha interpelado a las mujeres y, al tiempo, al género humano entero. ¿Por qué os dan tanto miedo nuestras tetas?, cantaba mientras sobrecogía pidiendo parar la ciudad sacando los pechos al estilo Delacroix. Y pienso en él y en La Libertad guiando al pueblo, y me imagino a personas muy diferentes experimentando una sensación parecida, una sensación tejida con el hilo invisible del feminismo.

Pero como los sueños de cristal son frágiles, el de Eurovisión se ha hecho añicos y ha cortado con sus pedazos las expectativas de muchas personas que clamaban en las redes frente a la deslegitimación popular de una votación en la que la soberanía del pueblo se ha visto aplastada por el voto de media docena de personas. Y de eso va también la vida, de oligarcas que atropellan a pueblos que se unen, de poderosos que silencian a las mujeres que se reivindican.

Lo de menos, es enviar a un concurso a una chica que responde a los cánones del heteropatriarcado cantando una canción que la cosifica: “la reina, la dura, una Bugatti/ si tengo un problema, no es monetary/ Yo vuelvo loquito a todos los daddies. Aquí, lo fundamental es que unos pocos han decidido que lo que simboliza a nuestra patria es una chica joven y guapa que dice que le gustan los daddies, es decir, y correspondiendo con el imaginario colectivo, que le gustan los señores mayores y con pasta. Qué pereza.

Os propongo algo, reflexionemos juntos, reflexionemos juntas. Eurovisión en sí no es importante, y que haya una cantante más que repita lo de siempre con las formas de siempre, tampoco. Lo importante es que nuestro país, cuando toma la palabra, ya no lo hace para perpetuar lo que nos estigmatiza sino lo que nos libera, y esa palabra es más poderosa de lo que imaginamos.

En España hay mujeres que desprenden arte usando la lengua de sus madres o abuelas, en España hay mujeres capaces de crear himnos mientras se deshacen sin miedo de los prejuicios de que quienes quieren censurar sus cuerpos. En España hay mujeres y hombres que no necesitan tutelas, porque cuando tienen que elegir, eligen a las mujeres empoderadas, a las mujeres libres, a las mujeres que, en lugar de cantar a las cadenas, las rompen con sus canciones.

Esto no va de Eurovisión, sino de un pueblo que puede sentirse orgulloso, porque cada día nos despojamos con mayor fuerza de las tutelas del patriarcado. Así que salgamos a la calle y miremos a nuestro alrededor, porque la mayoría de las miradas serán cómplices, serán miradas amigas, serán miradas feministas. Y esa fuerza imparable y empoderada, no habrá jurado u oligarquía que la detenga.

Pedro Iniesta Ruiz, columnista y analista político de La Mar de Onuba, es Profesor de Lengua y Literatura españolas en París, desde nos ofrece su particular visión de la sociedad y la política española e internacional.

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