Dignidad para Sevilla

por Pedro Iniesta Ruiz

 

Vienes, 5 de noviembre de 2022. Esta semana, el asesino Queipo de Llano ha sido exhumado de la Basílica de la Macarena, donde fue enterrado con honores para vergüenza de Andalucía, España y la humanidad.

Cabeza del golpe militar en Sevilla, fue el responsable del exterminio de 45.000 personas. Protagonista de la masacre de la “Desbandá”, que supuso la huida de muchos malagueños hacia Almería, los cuales fueron atacados por mar y bombardeados por aire en un ametrallamiento que sigue helando el corazón de la gente que lo tiene.

Reposaba su cuerpo, infamemente, en la basílica de la macarena, que linda, por cierto, con la muralla árabe en la que mandó fusilar a una columna de mineros de Huelva. Fue conocido como el carnicero de Sevilla o el Virrey de Andalucía, y proclamaba, sin ninguna vergüenza, que las ‘rojas’ serían violadas por los soldados franquistas.

La ley de memoria histórica ha traído dignidad y justicia a Sevilla. Y lo hace en un momento en el que la derecha española, heredera del franquismo, dice por boca de Feijóo que hay que dejar a los muertos en paz, o por boca de Abascal, que Sánchez y sus secuaces aprovechan para profanar sepulturas y perturbar el descanso de los muertos.

Y es que en la derecha han cultivado la equidistancia como nadie, y han intentado hacerla tragar a los españoles. ¿Por qué mirar al pasado? ¿Por qué mover a los muertos? ¿Por qué buscar en las fosas comunes? respondamos los demócratas: porque no hay democracia sin dignidad, porque no hay dignidad sin memoria, y porque no hay memoria sin justicia.

No se trata de abrir heridas del pasado, sino de cerrar las del presente, pues los espacios públicos no pueden ser el centro de culto para mayor gloria de genocidas y golpistas. Creo que lo sintetizaba con acierto un hermano de la Macarena frente a las preguntas de un reportero de OKDiario que buscaba abrir una polémica contra el gobierno. Decía el entrevistado sobre Queipo de Llano que mejor fuera que dentro, porque hizo mucho daño a los sevillanos y a los macarenos, y ya estaba bien de manchar la historia.

Y de la historia quiero rescatar, en la Semana Santa de 1978, la voz de Rafael Alberti en el Congreso del Partido Comunista, cuando se dirigió a la mismísima Virgen de la Esperanza Macarena, a la que, incluso, vistieron de luto cuando Queipo de Llano murió.  Hoy, resuenan con más fuerza que nunca los versos de Rafael Alberti:

Déjame esta madrugada

lavar tu llanto en mi pena,

Virgen de la Macarena,

llamándote camarada.

Flor del vergel sevillano,

sangre de tu santa tierra,

de la paz, no de la guerra,

jamás de Queipo de Llano.

Pedro Iniesta Ruiz, colaborador de La Mar de Onuba, es profesor de literatura en París y secretario general del PSOE en la capital francesa

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