Ecocapitalismo, o cómo hacer negocio con la salvación de la Tierra mientras la destruyes

por Luis Martínez


El ecologismo es uno de los principales movimientos del siglo XXI, y no es por casualidad. El profundo cambio que la humanidad ha experimentado desde que comenzara la Revolución Industrial nos ha hecho alcanzar cotas nunca vistas de contaminación y consumo de recursos naturales y han sido muchos los que han alzado la voz para prevenirnos del futuro oscuro que nos espera si todo continúa como hasta ahora. La presión de estos grupos sobre los Gobiernos y principales compañías del mundo ha provocado que ambos se empiecen a preocupar por la ecología y la conservación del medio ambiente, aunque cabe cuestionarse hasta qué punto se trata de una preocupación genuina o de una mera cuestión de marketing.

El ecologismo es un fenómeno relativamente reciente o, por lo menos, hace poco que se lo conoce por ese nombre. A lo largo de la Historia ha habido muchos ejemplos de comunidades que han luchado contra la destrucción de sus tierras y sus recursos naturales, pero no se constituyeron en un movimiento organizado hasta los años 60, cuando surgieron las primeras publicaciones de renombre sobre el tema, así como las primeras protestas multitudinarias contra la contaminación y sus efectos. La primera victoria significativa del movimiento fue la prohibición del pesticida DDT en Estados Unidos, causante de graves problemas medioambientales y sanitarios, y desde entonces han sido muchas las protestas y los boicots contra las compañías más contaminantes.

Los desastres ecológicos de los siglos XX y XXI también han servido para poner de relieve la magnitud del problema al que se enfrenta la humanidad y las trágicas consecuencias que puede tener. Los desastres de Chernóbil o Bhopal, así como las catástrofes del Prestige o la plataforma de BP en el golfo de México, abrieron los ojos a mucha gente y contribuyeron a crear conciencia. Y no solo han sido los desastres de gran calibre; también muchas comunidades —especialmente aquellas establecidas en el medio rural— han visto amenazada o incluso eliminada su forma de vida por causa de la contaminación o la industrialización agresiva, que destruye sus tierras, y han sido perfectos ejemplos de la profundidad de los cambios que estamos atravesando.

La fuga en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, propiedad de BP, causó un daño ecológico irreparable en el golfo de México. Fuente: De-oil-it
Luis Martínez

Burgos, 1994. Analista de El Orden Mundial. Graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Rey Juan Carlos. Apasionado de la antropología y del mundo lusófono.

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