El cráter Jezero, lugar de aterrizaje marciano

El cráter Jezero. ESA/DLR/FU-Berlin
por Michel Cabane

 

Este es el paisaje que el róver Perseverance va a recorrer durante los próximos años: el cráter bautizado como Jezero, de unos cincuenta kilómetros de diámetro. Se estima que se formó hace unos cuatro mil millones de años por el impacto de un meteorito.

Hace unos tres mil millones de años, Marte tenía atmósfera y agua líquida. De hecho, este cráter era un lago. Quinientos millones de años más tarde, el agua comenzó a desaparecer y el lago se secó.

En la parte izquierda de la fotografía se pueden observar los meandros creados por un antiguo río imponente, de entre quinientos metros y un kilómetro de anchura. Este río transportó sedimentos que, al depositarse, modelaron un delta cuyo relieve en forma de abanico se aprecia en la entrada del lago.

La elección del lugar de aterrizaje

Cuando se decide enviar un róver a Marte, está claro que el lugar en concreto no se escoge al azar. Son los investigadores y los ingenieros los que toman la decisión. Los investigadores priman el interés científico de la zona, mientras que los ingenieros se encargan de asegurar la viabilidad técnica.

Ya se conocía Jezero de misiones anteriores (este cráter había sido seleccionado y, luego, descartado como lugar de aterrizaje del Curiosity), pero había que definir una zona muy precisa para garantizar el éxito del aterrizaje. Ahora se van a utilizar nuevas técnicas de navegación que permitirán ubicar el róver en el emplazamiento fijado.

La divisa principal de la misión es «seguir el agua», el elemento indispensable para toda forma de vida conocida. La elección de un antiguo lago provisto de un delta que un antiguo río creó satisface este objetivo.

Posible itinerario del róver Perseverance. NASA, CC BY

Este enclave también va a permitir la realización de estudios geológicos y aprender más sobre la evolución de Marte. Era preciso encontrar una zona suficientemente rica y diversa. No cabe duda de que dirigirse a un área totalmente desértica hubiera tenido mucho menos interés. Aquí, el róver podrá explorar el fondo del lago, el delta e incluso las zonas menos afectadas por el impacto. En el caso de Jezero, la presencia de arcilla en el delta ofrece ventajas adicionales, pues esa estructura tiene la capacidad de absorber materia orgánica.

Si hay restos fósiles de vida o, al menos, de moléculas que hubieran podido actuar como precursoras de la misma, existe una posibilidad de detectarlos en la arcilla o en las rocas cercanas. La misión principal del róver Perseverance será la extracción de unas decenas de muestras seleccionadas con la ayuda de los instrumentos de abordo (cámaras, análisis espectroscópicos, etc.). Se podrá realizar un análisis mucho más preciso una vez que estén de regreso en la Tierra.


Michel Cabane es profesor emérito en las Universidades Pierre y Marie Curie-Sorbonne. Después de trabajar en qerosols terrestres, hacia 1980 ingresó al campo de la planetología en el laboratorio SA-LATMOS. Trabajó en el estudio de aerosoles de Titán, un satélite de Saturno, por un lado participando en el proyecto Cassini-Huygens (NASA - ESA 1997-2017): muestreo y análisis de aerosoles de Titán por el instrumento ACP, a bordo la sonda atmosférica Huygens, por otro lado, mediante el desarrollo de un modelo teórico de aerosoles fractales, que luego permitió analizar mejor las emisiones de luz de esta atmósfera. Cassini y Huygens han demostrado la complejidad de este satélite: lagos de hidrocarburos líquidos, atmósfera y aerosoles ricos en moléculas orgánicas. La vida nunca apareció en TItan, pero este gran satélite es un magnífico "laboratorio" de exobiología.

Este artículo fue publicado originalmente en francés

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