¿Gobierno de coalición o cooperación?

Columnas y fachada del Congreso de los Diputados. Dilema / Wikimedia Commons, CC BY
Eduardo Moyano Estrada

Si algo ha mostrado la última sesión de investidura es que no existe confianza entre PSOE y Unidas Podemos. Pedro Sánchez desconfía de Pablo Iglesias como para evitar su presencia en el Consejo de Ministros, y éste, como no se fía de aquél, quiere estar en el gobierno para “vigilarle”.

Tan evidente desconfianza, extendida a los cuadros intermedios de las dos formaciones políticas, dificulta la formación de un gobierno de coalición entre ambas.

Ya Adam Smith en su libro Teoría de los sentimientos morales (1759) hablaba de la importancia de la confianza para las relaciones sociales. Más recientemente, el enfoque del capital social (Robert Putnam, Michael Woolcock) nos dice que la confianza es un elemento fundamental de la cooperación.

La evidencia empírica nos enseña, además, que, para lograr que esa cooperación sea perdurable, no basta con confiar en las personas con las que nos une relaciones de tipo afectivo (familiares, amigos, correligionarios, compañeros de un partido político o sindicato…) (capital social “bonding”). Es necesario, además, ampliar esa confianza y tender puentes con otras personas con las que no nos unen afectos, sino sólo intereses (capital social “bridging”).

Intereses, no afectos

La formación de un gobierno sin mayoría parlamentaria (sea o no de coalición) puede verse como un proyecto en el que cooperan socios (partidos políticos) y que se sustenta en intereses, no en afectos. Pero aún así, necesita un capital de confianza tipo “bridging”.

Y esto significa saber, con un alto grado de certeza, cómo se va a comportar tu socio de gobierno en situaciones futuras en las que han de adoptarse decisiones. Si hay dudas en este sentido es porque no existe la confianza debida, y en ese caso formar gobiernos de coalición tiene un elevado riesgo.

Formar un gobierno de coalición sin que haya suficiente nivel de confianza tipo “bridging” entre sus posibles socios tiene una alta probabilidad de terminar mal. Es como empezar la casa por el tejado o poner el carro delante de los bueyes.

En esos casos es mejor ir construyendo puentes mediante relaciones de cooperación en escalas inferiores (puestos intermedios de la administración) antes de verse metidos en conflictos a la menor discrepancia que surja en las altas esferas del gobierno (consejo de ministros).

La desconfianza entre PSOE y Unidas Podemos

A pesar de su mutua desconfianza, es bien cierto que Unidas Podemos apoyó al PSOE en su moción de censura contra Rajoy. Pero fue más por sacar del gobierno al líder del PP que por confiar en el líder socialista Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en una de sus reuniones en la Moncloa. rtve.es

También es cierto que ha habido algunas experiencias exitosas de cooperación entre PSOE y Unidas Podemos a escala regional y local, y se han formado gobiernos en ayuntamientos y Comunidades Autónomas gracias a acuerdos entre ambos partidos (Barcelona, Comunidad Valenciana…)

Sin embargo, la cooperación en el gobierno de la nación tiene una lógica diferente. Los asuntos que se tratan en un consejo de ministros y a los que tiene que responder un gobierno de forma colegiada, son, en gran parte, temas de Estado. Y para ello se necesita no sólo confianza entre los miembros del gobierno. Es también necesario que los partidos coaligados ejerzan un buen nivel de coordinación imperativa sobre los dirigentes de sus propias estructuras territoriales para que, cuando tengan que expresarse acerca de algún tema, lo hagan con una sola voz.

A la vista está que no se da en Unidas Podemos un nivel suficiente de coordinación imperativa interna. Su estructura responde más a la de una plataforma electoral (formada por las “mareas” y otras organizaciones sociales y políticas, como IU, EQUO o los anticapitalistas) que a un partido orgánicamente vertebrado.

Por ello, a la falta de confianza “bridging” entre los dirigentes socialistas y los de Unidas Podemos, habría que unir la desconfianza que genera esta formación ante el riesgo de que no sea capaz de unificar criterios y vertebrar una posición común ante determinados asuntos de Estado. Pensemos en asuntos como la forma de estado, el tema catalán, las relaciones con el bloque atlántico en materia de defensa, el acatamiento de la disciplina presupuestaria de la zona euro, las relaciones con Marruecos, la gestión del tema migratorio…

En conclusión, el PSOE necesita, si quiere evitar la repetición de las elecciones, alcanzar un acuerdo con Unidas Podemos para asegurar la investidura de Pedro Sánchez. Pero no parece que esté dispuesto a lograrlo a cualquier precio, dada la falta de confianza.

A la portuguesa

Ello explica la propuesta de Pedro Sánchez de formar un gobierno de cooperación “a la portuguesa”, basado en un acuerdo programático de legislatura, pero sin ministros de Unidas Podemos.

Sólo así podrían irse tejiendo relaciones de confianza entre los dos partidos de izquierda de cara a futuros acuerdos de cooperación más estrecha. Sería también el modo de ir convergiendo en los grandes asuntos de Estado, pero sin poner en riesgo la gobernabilidad de nuestro país.


Eduardo Moyano Estrada, Profesor Investigación del CSIC Área Sociología, Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA - CSIC). Ingeniero agrónomo y licenciado en Sociología. Especialista en sociología rural y agraria. Sus trabajos versan sobre acción colectiva y asociacionismo en la agricultura y el mundo rural.

Este artículo fue publicado originalmente en


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