Guillermo del Toro y Sebastián Lelio: un mexicano y un chileno en los Oscar

 / por Julio Feo Zarandieta. PEE /

El director mexicano Guillermo del Toro, con su excelente película “La forma del agua”, ha sido el gran ganador de los Oscar de Hollywood, y el director chileno Sebastián Lelio se ha llevado con su formidable “Una mujer fantástica” el  Oscar de mejor película extranjera. 

Premios que celebro y que me incitan a escribir esta crónica,  a pesar de ser generalmente refractario a esas estatuillas hollywoodenses,  que olvidaron en su día a grandes maestros del cine como Orson Welles, o Fritz Lang entre otros muchos.

Confieso que, a menudo, no comparto el gusto o el mal gusto de los votantes en la Academia de Hollywood, que están ahí para promover más la industria del cine que el denominado cine de autor. Pero la excepción confirmando la regla permítanme manifestar mi alegría por los merecidos premios a Del Toro y a Lelio, por sus brillantes películas.

“La forma del agua” arrasó con cuatro Oscar, entre los que figuran los de mejor película y mejor director. Fulminante carrera la  de este joven mexicano desde comienzos de los noventa, que se ha transformado en poderoso productor y director.

A Guillermo del Toro, cineasta apasionado por el género fantástico, le vi llegar un día,  muy jovencito, a la semana de la critica en el festival de Cannes, en donde fue premiado  con su sorprendente opera prima “Cronos” 1993.  Su talento no pasó desapercibido en Hollywood,  y su segundo largometraje “Mimic” 1997 fue ya una importante producción norteamericana interpretada por Mira Sorvino.

Su original mirada en el género fantástico se confirmó con “El espinazo del diablo” 2001, película hispano mexicana, coproducida por los hermanos Almodóvar. En Hollywood filmó Del Toro adaptaciones de comics  como “Hellboy” o “Blade II”, y ha desarrollado siempre su carrera en ese difícil equilibrio entre la fuerte atracción hollywoodense y el talento de su singular mirada, que volvió a manifestarse plenamente en “El laberinto del fauno” 2006, coproducción hispano mexicana.

De los muchos cineastas que han sido atraídos por las sirenas de la industria de Hollywood, el mexicano Guillermo del Toro es, a mi juicio, de esos que manteniendo su doble actividad de director y productor, ha sabido preservar su alma cinematográfica, esa idiosincrasia que lleva en su ADN  este chico nacido en la mexicana  Guadalajara, con sus fantasías , su solida cultura cinematográfica y su exuberante  imaginación.

“La forma del agua” buen cine fantástico y poético

Con “La forma del agua”, confirma una vez mas que es capaz de  producir y dirigir una película  enteramente norteamericana, pero escapando a las modas de Hollywood, sus montajes vertiginosos y sus acelerados efectos especiales.  Premiada ya con el León de Oro en el ultimo festival de Venecia  “La forma del agua” es un cuento fantástico que reinventa el mito de la bella y la bestia.

Del Toro rinde un  evidente y doble  homenaje al cine  de Hollywood de los años cincuenta, tanto al  género de horror como “El caimán humano” o “La mujer y el monstruo”  de Jack Arnold, que mecieron nuestra infancia  cinéfila,  como a las grandes comedias musicales de Fred Astaire.

Pero el guion de “La forma del agua” me ha hecho pensar también en el gran cineasta americano Robert Wise y su formidable película “Ultimátum a la tierra” 1951, en donde por vez primera una mirada pacifista y poética se alzaba contra el belicismo norteamericano con el tema de los extraterrestres.

El amor y la tolerancia contra la barbarie tienen aquí como protagonista no un extraterrestre, sino un hombre pez, un monstruo marino, pescado en aguas de América del sur.

En este relato sobre una  mujer de la limpieza muda que comparte su piso con Gilles, un  viejo homosexual y cuya única amiga es Zelda, una dicharachera negra compañera de trabajo, Guillermo del Toro nos sirve un entrañable cuento fantástico repleto de humanidad.

La vida monótona y triste de esta mujer, Elisa, cuyo físico no tiene nada de una glamurosa estrella de Hollywood,  que se masturba en la bañera de su casa y trabaja  de forma rutinaria en un laboratorio secreto del gobierno estadounidense, se ve trastornada el día que se encuentra cara a cara con ese extraño monstruo anfibio, aterrorizado ante la violencia humana.

Mientras los militares le someten a la cautividad y la tortura y deciden eliminarlo por considerarlo como una amenaza, entre Elisa y el monstruo nace una evidente y natural atracción entre dos seres solitarios, perdidos en ese mundo atroz que les rodea, siendo ella quien salve al monstruo  con la complicidad de sus dos amigos.

Un único bemol y una pregunta que me gustaría hacerle a Guillermo: el plano de la masturbación es tan  corto, que  casi  no tenemos tiempo de verlo. De la misma manera las escenas eróticas han sido reducidas al mínimo. Me imagino  que debido al deseo de los productores de hacer una película “apta para todos los públicos”.

En todo caso, pese a estas reservas, el resultado final no se ve alterado y la moraleja de este entrañable cuento es que el agua como  metáfora del amor absoluto  es siempre mas fuerte que la estupidez brutal del belicismo militar.

Una mujer fantástica o el derecho a la diferencia

Celebro asimismo el Oscar de mejor película extranjera para “Una mujer fantástica” de Sebastián Lelio, cineasta chileno de origen argentino, quien como  Guillermo, llegó también muy joven a los festivales de cine con su ópera prima. Desde “La sagrada familia” en 2006, es un asiduo participante del festival de San Sebastián y de otros festivales internacionales. En pocos años y un puñado de películas  se ha convertido en uno de los valores confirmados del nuevo cine chileno.

Siguieron después “Navidad” 2009, y “El año del tigre” 2011, pero su  gran éxito internacional llegó con “Gloria”, premiada en Cine en Construcción y Oso de plata al mejor guion en Berlín 2014, con en efecto un solido guion  y una magnifica intérprete:  la actriz chilena Paulina García.

Con “Una mujer fantástica“ ha reincidido  en un brillante retrato de mujer, pero en esta ocasión un transexual interpretado por la actriz transgénero Daniela Vega, a la que tuve ocasión de entrevistar  el pasado mes de septiembre en  los desayunos Horizontes del Festival de San Sebastián, en el marco de la sección Horizontes Latinos.

Periodista profesional en Francia desde 1976. Miembro del Sindicato Francés de la crítica de cine y de FIPRESCI, he cubierto desde 1979 sin interrupción los festivales de Cannes y de San Sebastián, así como otros festivales internacionales. En San Sebastián presento desde 2008, los “Desayunos horizontes” en la sección Horizontes Latinos.
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