Huelva te mira cumple dos años este jueves, 1 de febrero. Dos años de una plataforma ciudadana creada para la defensa del patrimonio de Huelva, y ahora empeñada además en su identificación, conocimiento, valoración, conservación y difusión. Para conmemorar este cumpleaños, han programado una serie de actividades que empiezan este mismo jueves y que se prolongarán a lo largo del mes de febrero.
El conjunto de actividades se celebrará bajo el título Huelva cabezuda, por su doble significado. En primer lugar, porque los Cabezos son, junto con la Ría, la seña de identidad más característica de la capital onubense. Ambos elementos han sido soporte y justificación de la historia milenaria de la ciudad. La plataforma considera que durante los últimos 120 años “les hemos dado la espalda, los hemos menospreciado. Ahora que empezamos a abrirnos de nuevo a la Ría que nos hizo una ciudad marinera y portuaria, creemos que debemos mirar a nuestros Cabezos, seriamente amenazados por el abandono y sobre todo por planes urbanísticos que ya los están haciendo desaparecer”.
“Huelva es cabezuda”, además, “porque somos un colectivo obstinado, persistente en nuestros objetivos de identificar y defender el paisaje cultural onubense, que engloba el patrimonio natural y cultural.
Los cabezos, la historia y el patrimonio generado en su contexto van a ser el centro de gran parte de las actividades de este mes de febrero. De momento, este jueves 1 de febrero se va a desplegar un betilo (1) gigante, símbolo de nuestro movimiento ciudadano, en el entorno del Cabezo de San Pedro, sobre el que se organizó la zona alta de la ciudad histórica.
La convocatoria será a las 18:00 horas en el Paseo de Santa Fe, sobre el que se levantara el antiguo Cabezo del Molino de Viento. La actividad contará, una vez más, con la colaboración de las alumnas y alumnos de 2º de bachillerato de la Escuela de Arte ‘León Ortega’ de Huelva, así como de la Parroquia de San Pedro y de la asociación Müzzic.
(1) Betilo: proveniente del término hebreo Beth-El (morada de Dios o recuerdo de Dios) es una palabra que denota una piedra sagrada. En algunas culturas semíticas también se utiliza para designar a los vestigios de meteoritos que golpeaban la tierra («piedras de rayo»).
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