‘La anticipación’, por Francisco Palacios Chaves

por Francisco Palacios Chaves

Jueves, 28 de abril de 2022. Como una viagra tomada antes de tiempo, como alguien que adolezca de eyaculación precoz, a Moreno Bonilla le han entrado las prisas, y tendremos elecciones anticipadas este verano, concretamente el 19 de Junio.

¿El motivo? Tener unos presupuestos para el 2023. Eso dice el presidente, claro. No vamos a desconfiar de sus palabras. Jamás se me ocurriría. Sobre todo cuando dijo que “Susana Díaz no debía convocar elecciones en tiempos de recuperación económica”, o “que Susana Díaz lo hizo sólo por motivos partidistas”, o “primero son los intereses de Andalucía y luego los del partido”. Que a nadie se le ocurra decir que se convocan elecciones por aquello del “efecto Feijóo”. Dicen algunos que es para poder gobernar sin necesitar a sus amigos/enemigos/competidores/socios de VOX. No sé como andaría en otras asignaturas, pero al parecer las matemáticas las llevaba regular.

Qué dos meses nos esperan. Dos meses de golpes de pecho, de piropos amorosos a Andalucía, de abrazos a la arbonaida. Dos meses de Campeonato Mundial de Andalucismo, de hacer ver con sus palabras lo que no se puede traslucir de sus acciones. De aterrizaje de cuneros ante la ausencia de un líder a la altura de lo que aquí se dilucida. Por mucho que se vista de flamenca.

Va a resultar una campaña movida, en la que nos jugamos algo más que un montón de diputados. Debemos decidir en qué manos vamos a dejar el timón de nuestra tierra en los próximos cuatro años: si en los de una ultraderecha cuyo objetivo es la de dinamitar nuestras instituciones, derechos y soberanía, en los de una izquierda cainita, jacobina y tan centralista como la derecha más rancia, o en las de una opción sin ataduras que pasen por Madrid, de soberanía estricta andaluza y que no entiende de órdenes impuestas más allá de Despeñaperros.

Los últimos resultados electorales en CyL nos han enseñado que al PP no le va a quedar más remedio que pactar con Vox si quiere gobernar. Meter a Ciudadanos en la ecuación es como hacer pasar un elefante por el ojo de una aguja. Con lo cual, los presupuestos a los que tanto alude el actual Presidente, van a estar en manos de una formación que entiende el pacto como un chantaje para eliminar todo aquello que huela progreso, a modernidad, a siglo XXI, que se ríe e insulta a nuestros símbolos, que pretende demoler lo que tanto nos costó alcanzar.

Del PSOE, poco nuevo hay que decir. Un partido que se ha dedicado durante un montón de legislaturas a montar redes clientelares, a usarnos como granero de votos para sus sucesivos asaltos a la Moncloa, ahora vendrá disfrazado de andalucismo light, verdiblanco paliducho, para que volvamos a reducir la lucha de todo un pueblo en un mero día festivo de mollete con aceite. La otra cara de la misma moneda.

Sobre las nuevas formaciones, hay que distinguir entre los que eligieron un camino y echaron a andar en solitario, con el único aval de su trabajo en cientos de localidades andaluzas, y los que se mueven y recolocan en pos de alcanzar sillones, sin importarles cuáles son los compañeros de viaje, que hablan de soberanía andaluza pero se mueven al ritmo de unos hilos manejados desde fuera, mero reflejo de lo que el socialismo ha entendido siempre de nuestra tierra.

Ha llegado el momento de tomar al pie de la letra el estribillo de nuestro himno, que deje de ser un mero estribillo y se convierta en un credo, en una intención.

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