La inesperada respuesta de la UE a la agresión de Rusia sobre Ucrania

El Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, habló en directo desde Kiev ante el Parlamento Europeo sobre la situación en Ucrania el 1 de marzo de 2022. Philippe BUISSIN / European Union / EP
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Jueves, 3 de marzo de 2022. En la madrugada del 24 de febrero de 2022 se produjo la brutal agresión de Rusia sobre el estado soberano de Ucrania, un hecho gravísimo contrario al Derecho Internacional Público que viola de forma total el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas. Esta invasión ha producido ya centenares de fallecidos, miles de heridos y centenares de miles de desplazados y refugiados, además de infinidad de daños materiales y del sufrimiento de la sociedad ucraniana.

¿Por qué Rusia, en la actualidad, amenaza y realiza un movimiento de tropas e invade Ucrania a través del uso de la fuerza completamente desproporcionado y con gran dureza? Rusia se siente amenazada, no por las consecuencias de posibles ataques de fuerzas militares, bien sean de la OTAN o de otros actores internacionales, sino que se siente amenazada por Ucrania y los países de su vecindad, con la excepción de Bielorrusia, ya que estos se están transformando lentamente, pero cada vez más, en democracias aún sin consolidar, pero que tienden a parecerse a las europeas.

La auténtica preocupación no está en posibles despliegues de la OTAN en Ucrania o en los países vecinos. Se encuentra en que Ucrania, Georgia, Moldavia, e incluso Armenia y Azerbaiyán, se vayan acercando a un sistema democrático equivalente al existente en el resto de los países europeos, lo que supondrá, al mismo tiempo, unas relaciones más estrechas entre estos países y los estados europeos. Estas relaciones serán de carácter económico, social y también de libre circulación de mercancías, capitales y personas.

Tampoco le gusta a Rusia el acercamiento de los Balcanes a la Unión Europea, concretamente, el que se incorporen a la UE algunos de ellos como pueden ser, por ejemplo, Serbia y Montenegro, lo cual es probable que ocurra más pronto que tarde. E incluso que se resuelva el enfrentamiento entre Serbia y Kosovo. Asimismo, está apoyando, en gran medida, al Gobierno húngaro de Viktor Orban, con objeto de mantener una tensión añadida en el seno de la Unión Europea.

El peligro de que los vecinos se acerquen a la democracia

Es decir, el problema no es que Rusia se sienta amenazada militarmente. No hay ninguna razón para pensar que Ucrania u otros países vecinos, o los Balcanes, o desde luego ningún país europeo, amenace militarmente a Rusia. No está en ningún orden de ideas esta posibilidad, la auténtica amenaza que supone la Unión Europea es el hecho de que para un régimen autocrático como la Federación Rusia sus Estados vecinos se acerquen a la democracia.

Por eso Rusia quiere mantener el viejo sistema de la Guerra Fría de la política de bloques y las “áreas de influencia”, que ahora está fuera de lugar y, por lo tanto, cada Estado soberano puede adoptar el régimen político y la política exterior que considere oportunos.

Contundente respuesta de la UE

Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea y Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, durante su intervención en el Parlamento Europeo el 1 de marzo de 2022. Alexis HAULOT / European Union / EP

Posiblemente, las previsiones del Gobierno Ruso no se están logrando y la invasión se está retrasando más de lo que estaba previsto, y esto está poniendo nerviosas a las autoridades del Kremlin. Es lo que explica la alusión a la posibilidad de la utilización de los misiles nucleares de largo alcance, los cuales también se están instalando en Bielorrusia (a pesar de que este era un país neutral y no nuclear) gracias a un cambio en la Constitución bielorrusa en menos de 48 horas.

En la planificación de la agresión, posiblemente no se ha tenido en cuenta ni la resistencia del ejercito ni del pueblo ucraniano, ni las decisiones y sanciones contundentes adoptadas por la Unión Europea, por unanimidad, en las cuales han participado los 27 países, incluso Hungría (quien se daba por hecho que iba a vetar estas sanciones).

Lo que Putin no se esperaba

Putin y su Gobierno tampoco tuvieron en cuenta que la Unión Europea estableciese sanciones drásticas, que nunca se habían adoptado hasta ahora, consistentes en las medidas económicas, cierre del espacio aéreo, la exclusión parcial de Rusia del Código SWIFT para transferencias internacionales, el cierre del espacio aéreo a las compañías rusas o la decisión de financiar mediante el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz con dos grandes bloques la compra de armamento militar y de armamento defensivo pacífico (como chalecos antibalas), aprobados el 28 de febrero.

Quizás lo más importante es que estas medidas de apoyo a Ucrania, como ha afirmado el Alto Representante, Josep Borrell, ante el Parlamento Europeo el 1 de marzo, es que también son hard law, y están incidiendo en el comportamiento de otros estados. De esta manera se está consolidando la posición de la Unión Europea como un actor internacional que hasta ahora no parecía tener tanto poder en este tipo de conflictos. Esperamos que la solución a través de la negociación de la agresión se produzca de manera inmediata y con la retirada de las tropas de todo el territorio ucraniano.

Francisco Aldecoa Luzarraga es Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, se ha centrado en el estudio de las Relaciones Internacionales y de la Integración Europea. Además, también destaca por su análisis de la política exterior, la cooperación internacional, las transformaciones de la diplomacia y los procesos de integración. Desde 1994, es titular de la Cátedra Jean Monnet de la Comisión Europea sobre el Modelo Político Europeo y su Dimensión Exterior. Discípulo del profesor Antonio Truyol y Serra, es uno de los académicos españoles de referencia en el estudio del proceso de construcción de la Unión Europea. Su aproximación al proceso de integración europea, tanto en su faceta científica como en su esfuerzo divulgador, se caracteriza por su inspiración federalista, atendiendo a las implicaciones de la Unión Europea sobre el conjunto de la sociedad internacional. Fue Vicerrector y Rector en funciones de la Universidad del País Vasco, Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense (2002-2010), Presidente de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales (AEPDIRI) y Presidente Internacional del Instituto de Estudios para la Paz y la Cooperación (IEPC). Durante su mandato como Decano, se establecieron los actuales Grados y Másteres adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior. Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Estudios Políticos y Administrativos de Bucarest. Es Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo desde julio de 2018, y miembro del Board del Movimiento Europeo Internacional desde noviembre de 2020.

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