La inflación en la República popular China se mantiene en mínimos

por Francisco Villanueva

 

Viernes, 7 de enero de 2022. El Índice de Precios al Consumidor de la República Popular ascendió en noviembre a 1,5% anual, en tanto la región asiática en su conjunto tuvo un IPC inferior a 3% anual en el mismo periodo, con la excepción de solo 2 países, Sri Lanka y Pakistán, cuyo nivel inflacionario resultó superior a 5% en el año, como en Europa.

Esto ocurrió a pesar de que el continente asiático es ampliamente deficitario en términos energéticos, y de que China es la principal importadora mundial de petróleo, con una adquisición de más de 13 millones de barriles diarios en 2021.

Asia, en suma, no participa del brote inflacionario mundial encabezado por EE.UU., dónde el IPC está ya en el 7% anual en noviembre, con una tendencia creciente, al menos por el momento, situación muy similar a las grandes potencias europeas como Alemania 6,9%, Francia 6,6%, Italia 6,5% y España 6%.

La razón de la excepción asiática es que la República Popular Comunista, dónde estalló la pandemia en diciembre de 2019, logró controlarla entre enero de 2020 y los primeros 15 días de marzo, en un ejercicio de autodisciplina y concentración de recursos en Wuhan, provincia de Hubei, que afectó a más de 60 millones de personas, verdaderamente fenomenal, sobre la premisa siempre de que en ese momento no existían vacunas ni en China ni en el mundo.

La crisis desatada por la pandemia reveló las verdaderas características del fenómeno chino, cuyos dos rasgos fundamentales son los siguientes: el sistema tiene una extraordinaria capacidad de concentración de recursos en una situación de crisis, tanto equipos médicos, construcción de hospitales de campaña de nivel mundial en solo tres semanas, como en la participación de voluntarios altamente calificados provenientes de toda China que se concentraron de inmediato en Wuhan, provincia de Hubei, y luego, el hecho central de la República Popular es la extraordinaria legitimidad de su sistema político, probablemente la mayor del mundo.

Esto significa que la pandemia logró clausurar las actividades económicas y sociales de solo 60 millones de chinos centrados en Wuhan y una periferia de 200 kms. en los alrededores, mientras que el conjunto del país prácticamente no fue afectado, y las actividades comenzaron a normalizarse a partir de marzo de 2020.

Por eso China fue la única gran economía del mundo que se expandió en 2020 (2,1% anual), en tanto la estadounidense se contrajo 4,4% en el año, y lo mismo, o aun peor, sucedió en Europa, Japón, y todo el mundo avanzado. El resultado fue que la economía china, la segunda del mundo (17% del PIB global) adelantó un trimestre su recuperación en relación a las otras grandes economías del sistema global. Este es un dato estratégico central para comprender la ubicación de la República Popular en el año 2021.

En EE.UU., la pandemia estalló en el segundo trimestre de 2020, y la economía norteamericana, la mayor del mundo mantuvo clausurada su actividad económica, sobre todo en los servicios que son más de 75% del PIB, en el segundo y tercer trimestres del año pasado.

En la República Popular, además, la demanda prácticamente no se modificó en términos estructurales, con una escasa, prácticamente nula, oscilación entre la manufactura y los servicios, que se mantuvo en iguales términos que en la etapa pre-pandemia. De ahí que no hubiera problemas de provisión de productos, y que los faltantes, sobre todo en la provincia de Hubei, fueron cubiertos de inmediato por el resto de las regiones chinas.

El hecho de que la recuperación de la República Popular se haya adelantado un trimestre respecto al resto del sistema global se revela nítidamente en el aumento récord del costo del transporte de containers desde Asia a EE.UU. y Europa, que se multiplicó por 5 o más en los últimos 2 años, mientras que el tráfico inter-asiático desde China a ASEAN (Asociación de Países del Sudeste Asiático), solo se multiplicó por 2 en esta etapa, con un efecto directo sobre el aumento de la tasa de inflación que fue prácticamente nulo.

Tampoco experimentó alza alguna el precio de los automotores en la República Popular, que es la principal compradora mundial, con 34 millones de unidades vendidas este año, en tanto que en EE.UU. su precio se duplicó, y se triplicaron los de los coches usados.

Un elemento fundamental de la experiencia asiática/china es que los salarios permanecieron esencialmente estables, sin aceleración alguna, y el nivel de participación en la fuerza de trabajo no se modificó en absoluto, a diferencia de lo sucedido en EE.UU. y Europa donde virtualmente se derrumbó.

La experiencia china o asiática señala que el nivel de inflación está directamente vinculado a la duración de la pandemia y a su efecto sobre la economía del país, lo que indica que es un fenómeno transitorio, según lo señalado por Jay Powell, presidente de la Reserva Federal. China no es en suma la excepción dentro del fenómeno inflacionario mundial, sino la auténtica regla, coincidente con el hecho de que el eje de la acumulación global ha pasado irreversiblemente del Atlántico al Pacífico, de EE.UU a China, en los últimos 10 años.

La inexistencia de inflación en la República Popular, 1,5% anual, adelanta las características del siglo XXI, que tiende a ser inequívocamente una era histórica de raigambre asiática. ¡Atentos!

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba es economista y periodista financiero.

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