‘La tranquilidad de Juanma Moreno’, por Juan Tortosa

Lo entiendo porque faltan 47 días para las elecciones y las izquierdas andan más perdidas que nunca.

por Juan Tortosa

 

Martes, 3 de mayo de 2022. Entiendo por qué Juanma Moreno y los suyos andan tan tranquilos. Entiendo por qué no parecen preocuparle nada las izquierdas y solo les inquieta la ultraderecha y su estruendosa candidata. Los entiendo porque faltan 47 días para las elecciones y las izquierdas andan más perdidas que nunca.

Hablo con la gente de mi pueblo que siempre ha votado al Psoe y los veo desanimados, y eso que mi pueblo es el único que queda con alcalde socialista en el Poniente almeriense, ahí desde tiempos inmemoriales. A los simpatizantes los noto pasotas, reconociendo contritos que la propaganda tóxica de Vox por estas tierras penetra como el cuchillo en la mantequilla; a los que son militantes del partido los veo despistados, como zombies, haciendo cuentas calculando hasta dónde puede llegar la catástrofe, y callándose cuando en la partida de dominó o en el bar donde ven el fútbol alguien pone a parir a Pedro Sánchez y a todo lo que suene a socialismo. Se callan, no plantan cara y quienes han conseguido que cale el discurso ultra no tienen que molestarse ni en discutir porque las teles ya les hacen el trabajo sucio.

En el entorno de Izquierda Unida Podemos los veo más apocados todavía. Intento instigarlos y me miran con cara de resignación, me hablan de reuniones, de resoluciones, de documentos, de coordinación… la tediosa dinámica de siempre mientras los otros les van comiendo la tostada. Están como dormidos, desanimados, sin sangre en las venas… y todavía peleándose entre ellos en las cúpulas, discutiendo nombres, número de orden en las listas… ¿Cómo es posible que no se den cuenta que van camino de la ruina más estruendosa? ¿Cómo es posible que a estas alturas no tengan todavía decidido ni el nombre de la persona que va a encabezar la candidatura de las izquierdas? Claro que peor es lo de Juan Espadas, cuyo nombre no le suena a mi frutero ni a mi peluquero, y mucho me temo que suceda igual con los fruteros y peluqueros de la mayor parte de Andalucía.

Desde que, tras cuarenta años disfrutando de las mieles del poder, las izquierdas fueron descabalgadas de la Junta de Andalucía y llegó la derecha, con la ultraderecha de la manita, da la impresión de que no existan. Recuérdese que hablo de lo que palpo en la calle, no de lo que se cuece en los cenáculos institucionales, donde continúan empeñados en mirarse el ombligo. Recuérdese también que cada vez que las derechas “pillan cacho” ya no lo sueltan. Pasó en Valencia, pasó en Madrid, alcaldías de abrumadora mayoría socialista dejaron de serlo apenas el PP las agarró. Entran y ya no salen.

Con esa tranquilidad se mueve Juanma Moreno en la precampaña andaluza. Anda convencido de que consolidará su poder y aumentará su influencia tanto en Andalucía como en el Partido Popular. Que esté convencido él me parece normal, pero mucho me temo, a tenor de esa encuesta de andar por casa que a diario solemos hacer quienes nos gusta tentar el puso de la calle, que andan convencidos de lo mismo la mayoría de los andaluces. Quienes piensan votarlos y quienes no.

Tantos años en su mundo han ido apartando a las izquierdas andaluzas del mundo real. Un mundo que ya no tiene nada que ver con el de hace años pero en el que siguen actuando con los parámetros de siempre, las intrigas de siempre, las conspiraciones eternas… Ya nada es igual y no se enteran: siguen poniendo las lealtades de toda la vida por encima de las capacidades y competencias necesarias para estar al día en estos tiempos y ser eficaz. Alimentaron a dos generaciones que no sabían hacer otra cosa que maquinar para permanecer en el poder, y ahora, cuando empiezan a asumir que la travesía del desierto puede ser larga, unos piensan en jubilarse y otros en dar codazos para continuar chupando del bote como sea. Al ritmo que están yendo las cosas mucho me temo que, a muchos, estos 47 días que faltan para votar se les van a hacer bastante largos. O demasiado cortos, vaya usted a saber.

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