Madame Staël y el Sr. Casado

Según Madame de Staël “el ingenio consiste en reconocer la semejanza entre cosas diferentes y la diferencia entre cosas semejantes “. En las hagiografias publicadas verbal o en letra impresa o inteligible al lector sobre el parlamento del señor Casado en el hemiciclo de San Jerónimo en respuesta y voto a la moción de censura del señor Abascal, paréceme que se ha obviado la cualidad de ingenio que lo ha sostenido. El lider, ahora sí , hoy sí, de la oposición al gobierno del Estado ha mostrado su ingenio, definido por la francesa que sabía de lo que hablaba.

En su discurso , redactado por él mismo según se ha sabido, el señor Casado puso de manifiesto que reconocía la semejanza existente entre las fuerzas políticas en que se divide esencialmente la derecha política española en la concepción de la unidad nacional española y en las secuelas de la misma así como en los orígenes identitarios de sus militancias personales. Aunque restalló cual latigazo de piel de lagarto , dicho reconocimiento tuvo el valor de poner al señor Abascal en la foto fija del final de los estudios para consolidar estructural y financieramente su futuro político y personal. La semejanza de la pareja caminera para llegar al atril del Congreso fue reconocida impávida y contundentemente por el señor Casado. No sólo ingenio,   valor también, ferocidad sin duda. Dejó el señor Casado un rastro de Clint Eastwood disparando a dar en pleno corazón sin misericordia alguna. Aviso para otros impávidos políticos capaces de destruir enemigos sin dejar de mirar mientras caen sin vida a sus pies.  !Ojo, pues con añorar a la marquesa gélida o al tercer diseñador de la masacre de Irak!.

Notorias son las cosas semejantes que mantienen, sostienen y entretienen a las distintas derechas, organizadas o no, visibilizaras u ocultas, que pueblan España. El señor Casado encaró con saludable coraje y cartesiana presentación , las diferencias entre aquellas semejanzas y destacó su indubitado apoyo al sistema democrático alejado de nostalgias y veleidades caudillistas, su defensa de la organización del Estado en Comunidades Autónomas, la división de poderes como garantía de respeto a la ley y su apreciable defensa del Parlamento donde se domicilia  la representación de los ciudadanos en quienes reside la soberanía nacional. Muchas y evidentes diferencias, pese a las semejanzas alegadas de contrario. El señor Casado subió a la tribuna de oradores “trabajando como si hubiéramos de vivir siempre y viviendo (ese día 22 de octubre) como si hubiéramos de morir hoy”. La recomendación es de san Juan Bosco, y aunque el orador se educó en los maristas, no tuvo empacho en adoptar el salesiano principio.