María Antonieta sigue dando titulares

Fragmento del retrato de María Antonieta de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun, 1783. Wikimedia Commons
por Ana María Iglesias 

 

Un zapato de 43 750 euros. Este ha sido el titular más reciente que nos ha dado María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena, última reina consorte de Francia, esposa de Luis XVI. Hace apenas dos años, se pagaron tres millones de euros por un colgante que le había pertenecido.

María Antonieta sigue siendo noticia casi 230 años después de su muerte porque es una figura histórica que fascina. Y no solo por su trágico final en la guillotina. Continúan las investigaciones, documentales, películas y publicaciones novedosas sobre la reina hasta hoy mismo.

Cuando una reina de Francia muere, su vestuario se dona a la primera dama de la corte. Por eso muchos de los enseres de María Antonieta se perdieron. Esto explica por qué un zapato suyo puede ser subastado con una valoración inicial de 8 000€, y alcanzar cinco veces esa cifra.

Una visión histórica actualizada

Existen numerosas biografías recientes que presentan una imagen actualizada y completa del personaje: los autores Bertière, Maral, Delalex, y Lever han escrito sobre su vida desde comienzos del siglo XXI. En estas obras, se detallan todos sus errores, pero se describe con más objetividad su personalidad y se señalan las falsas noticias que circulaban sobre ella.

Todas tratan de entender su perfil psicológico desde diversos puntos de vista. Tienen en común un acercamiento desde la empatía a la historia de una mujer que no llegó encajar en la corte francesa.

Una joven fiestera

A pesar de que el palacio de Versalles era un lugar lleno de lujo y caprichos, a María Antonieta no le gustaba vivir allí. No soportaba el rígido protocolo y por eso iba casi cada noche a las fiestas de París, al teatro y a la Ópera.

Necesitaba afecto y cercanía. Por eso pasaba tanto tiempo en el palacete que Luis XVI le regaló, Le Petit Trianon. Allí se reunía con sus amigos favoritos y paseaban, charlaban, escuchaban música o jugaban a las cartas. Un estilo de vida criticado por ser más de burguesa que de reina. Además, la corte se aburría y ofendía si ella no estaba. Algunos de los cortesanos se fueron de Versalles hartos de sus ausencias.

Retrato de María Antonieta (Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun1783). Wikimedia Commons

Después, se hizo construir un poblado artificial, Le Hameau. Allí cultivaba flores, frutas y ordeñaba cabras. Desató todas las furias. Se consideraba intolerable que la reina de Francia se comportara como una campesina. La gota que colmó el vaso fue el retrato en camisa de vestir de Élisabeth Vigée-LeBrun. Fue un escándalo y tuvieron que retirarlo.

Contra ella publicaban panfletos insultantes, canciones ofensivas; había rumores de todo tipo. María Antonieta prefería estar alejada de los deberes, problemas e intrigas de la corte. Otros muchos asuntos nutren la idea de una reina irresponsable: el del collar de diamantes que nunca compró, pero que la involucró en una estafa millonaria digna de novela; su íntima amistad con Madame de Polignac, a la que regaló fortunas y títulos para toda su familia, sus gastos desmedidos; su firme absolutismo. Errores que serían recordados durante siglos. Pero, paradójicamente, su imperfección es la clave de su éxito actual.

La reina influencer

No le interesaba la política pero sí le prestaba mucha atención a la moda: en eso fue la reina indiscutible.

A pesar de que dilapidó enormes fortunas que la hicieron impopular, Maria Antonieta impuso su estilo: el rococó. Con su costurera Rose Bertin, los vestidos angulosos, enormes, y con tejidos de una extrema sofisticación y refinamiento, causaron sensación en toda Europa.

Se saltó el protocolo al elegir como peluquero a Leónard. Se sabe ahora que en realidad eran tres peluqueros hermanos: Léonard-Alexis Autiers, Pierre Autiers y Jean-François Autiers. Eran plebeyos. Pero los eligió por ser los mejores de París.

Maria Antonieta, reina de Francia (Élisabeth Louise Vigée Le Brun, 1778). Wikimedia Commons / Palacio de Versalles

 

Peinados de 600.000 euros

Los peinados eran creaciones espectaculares. Se llamaban “pouf” porque se rellenaban con cojines. Se añadían pelucas, se usaban extensiones de pelo de caballo y podían llegar a alcanzar un metro de altura. Se decoraban con signos del zodiaco, jardines, cestas de frutas, hasta un barco. Tenían mecanismos incorporados para poder plegarlos al atravesar las puertas, y su precio podía alcanzar las 50 000 libras francesas (600 000 euros actuales).

El estilo de Maria Antonieta es influyente hasta hoy. De hecho, en 2020 Moschino le ha dedicado su colección. En 2012 fue Chanel con una Maria Antonieta punk. Christian Lacroix, John Galliano para Dior y Jean Paul Gaultier la utilizan como tema recurrente, y para la película de Sofía Coppola (2006), Manolo Blahnik se encargó de crear el calzado para un vestuario que recibió el Oscar.

La guinda: un amor prohibido

Hans Axel von Fersen (Carl Frederik von Breda, 1800). Wikimedia Commons

A día de hoy, hemos podido confirmar, 227 años después, que el Conde sueco Axel von Fersen y ella fueron amantes, gracias a un reciente estudio sobre sus cartas. Para conseguirlo, ha hecho falta una minuciosa investigación con tecnología puntera y un grupo multidisciplinar de expertos.

Todas las biografías lo confirman: Axel de Fersen era atractivo, elegante, culto, intachable y misterioso. La reina se enamoró en el mismo momento que lo conoció y nunca lo olvidó. Un amor prohibido que le pone la guinda del pastel a su leyenda.

Para descifrar sus cartas han hecho falta matemáticos, que han estudiado el complejo código secreto de comunicación. Otro grupo de investigadores ha podido desvelar con rayos X lo que hay bajo las tachaduras. Aunque no todo ha podido ser desenmarañado, se confirma por fin un amor profundo y secreto que duró hasta el final.

La reina se dejaba ver a menudo con Fersen. La corte murmuraba, pero fueron muy cuidadosos y nunca se supo con certeza qué tipo de relación mantenían. Con las cartas extremó todas las precauciones: había personas de confianza que se las hacían llegar y destruía muchas tras leerlas.

Hoy lo sabemos porque Fersen llevaba un diario y anotaba todos sus intercambios de correspondencia. Lo último que él recibió fue un trozo de papel con su emblema: Tutto a te mi guida.


Ana María Iglesias Botrán es Doctora en Filología Francesa. Profesora del Departamento de Filología Francesa de la Universidad de Valladolid. Especialista en historia y cultura popular francesa y estudios lingüísticos del Discurso, Universidad de Valladolid
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