Paraguay, entre la sequía y la ruina

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Paraguay atraviesa un nuevo bache que se suma al que ya lleva enfrentándose hace meses a causa del coronavirus.

Si su economía ya se ha visto afectada por culpa de los confinamientos y el levantamiento de medidas restrictivas para hacer frente a la pandemia, ahora es un escenario incontrolable el que ha puesto al país dirigido por Mario Abdo.

En esta ocasión no es la COVID-19 la causante de los nuevos quebraderos de cabeza de la nación latinoamericana, sino que es una cuestión ambiental la que preocupa al país.

El río Paraguay sufre una sequía histórica que tiene a los navíos sin poder navegar desde hace semanas y, a su vez, ha supuesto una amenaza para la estabilidad económica del país.

De hecho, los datos confirman que el nivel de sequía que sufre el río – considerado la arteria principal del país junto al río Paraná – es el más bajo en 51 años. 

¿Cómo pretenden hacer frente a esta preocupante situación en Paraguay?

EL TRANSPORTE FLUVIAL, EN JAQUE

Tanto el río Paraguay como el Paraná sufren el agostamiento de ambos espacios sin vislumbrar una solución a corto plazo.

Por ambos enclaves se mueve el 75% del transporte fluvial mediante el cual se realizan las actividades de comercio exterior y por el que también entran los suministros básicos al país.

Además, el problema es tan alarmante que fuentes del gobierno paraguayo señalan que el caudal desciende una media de 3 centímetros al día.

Jorge Vergara, director de Director de Proyectos Estratégicos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, comparte en unas declaraciones recogidas por BBC Mundo que “si no se da una solución y continúa esta situación, la navegación prácticamente será imposible, estimamos, en un mes y algo”.

Algo que supondría una ruina absoluta para un país que consiguió aplacar las consecuencias provocadas por el coronavirus.

PÉRDIDAS MILLONARIAS

Sin embargo, el miedo se apodera poco a poco de los comerciantes, empresarios y del Ministerio de Comercio paraguayo ya que las consecuencias económicas se advierten devastadoras. 

Según comparte el Centro de Armadores Fluviales y Marítimos, el impacto económico que está teniendo esta situación en el sector es de 250 millones de dólares, es decir, unos 211 millones de euros. 

Por su parte, los empresarios reconocen que, al mes, las pérdidas bailan entre los 2 y los 3 millones de euros. 

Para evitar que la situación llegue a un punto de no retorno, los comerciantes y empresarios piden que se implante un sistema de actividades de dragado de emergencia hasta que las lluvias aparezcan como deben hacerlo. 

De esta forma, se podrían evitar unas semanas de mucha complejidad y se podría ayudar a la entrada y salida de barcos para, por un lado, reactivar el comercio exterior y, por otro, no dejar a la sociedad paraguaya sin insumos de primera necesidad.

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