Toma este vals…

Toma este vals…

Podría decirse que en la noche del 29 de octubre, todo el público bailó un vals en la Tertulia Trastero Dispararte. Un vals de la mano de Tiflonuba Teatro y su adaptación de Yerma, la potente obra de Federico García Lorca. Ese Lorca femenino y feminista que, adelantado a su tiempo, se atrevió a poner sobre la mesa, sobre el papel para después ser puestas sobre las tablas, reivindicaciones tan importantes y atemporales acerca de la situación de la mujer como son el matrimonio, la maternidad, el decoro, el qué dirán…

Toma este vals…

Y es que, gracias al equipo capitaneado por Teo Domínguez, la interactividad de la que presumimos en DisparArte volvió a ser protagonista. Pero empecemos por el principio.

La costumbre de representar sus obras en un escenario, con espacio suficiente para desenvolverse y sin las barreras que se pueden encontrar en un bar, les hizo llegar con bastante antelación al local. Tenían que terminar de decidir dónde colocarían los atrezzos necesarios y cómo se moverían en las diferentes escenas. Pero nada les hizo perder la ilusión y las ganas: les bastó un rato para apoderarse de todo el espacio disponible, fijar los puntos donde se cambiarían de vestuario y hacer los últimos repasos al texto.

Toma este vals…

Y cuando en el bar Trastero ya no cabía ni un alfiler, todas las personas que habíamos decidido dar una nueva oportunidad a la cultura en una noche fría de lunes, quedamos atrapadas por el embrujo de Lorca y del elenco que representó Yerma que, pese a lo que otros llamarían limitaciones, nos hicieron apreciar las particularidades de esta puesta en escena.

Los fragmentos de la obra se iban desarrollando a escasos centímetros de nosotros, contagiándonos de la pasión de esa mujer que vive atormentada por un marido al que no ama y por la imposibilidad de ser madre, que ella cree su culpa y que la hace sufrir, preguntarse, vagar, soñar…

Toma este vals…

Tan entregados estábamos que, cuando Yerma y Víctor se fundieron en un abrazo y algunos personajes tomaron a gente del público para bailar el Pequeño Vals Vienés en voz de la maravillosa Silvia Pérez Cruz, parte del público se unió de forma improvisada pero deseada a este precioso momento.

Pero pronto, el silencio se volvió a apoderar del lugar, pues se iba acercando el desenlace de la pieza. Crecían la intensidad y el sobrecogimiento, estallando al fin, como no podía ser de otra manera, en uno de los aplausos más largos que recordamos en la historia de la Tertulia DisparArte. Y no sólo aplausos, ya que el público se quedó mucho más tiempo que en otras ocasiones por el deseo de poder felicitar al equipo de Tiflonuba, que rebosaba alegría, agradecimiento y esa pizca de nervios que aún perdura aunque el telón, invisible en este caso, haya bajado.

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Tomad este vals, esta crónica, como una invitación a los próximos eventos que tenemos preparados en la Tertulia Trastero DisparArte. Tomad este vals y bailad con la cultura.

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